"Añoramos en el alma la existencia del Gobierno Militar de las Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile, bajo la cual Dios, la familia y las tradiciones patrias yacían protegidas de todo mal, gracias a la "Dictablanda", que guiada verdaderamente por Dios, no daba paso a la revolución marxista y al libertinaje de la "pseudademocracia"... No descansaremos hasta que tu nombre y el de los tuyos reciban los honores que merecen... Porque somos herederos de un legado que juramos defender, por Dios y la Patria, morir con Gloria y Honor..."


LIBROS, DISCURSOS, ENTREVISTAS, REPORTAJES

LIBROS DE AUGUSTO PINOCHET UGARTE

LA PASIÓN POR ESCRIBIR LLEVÓ A PINOCHET A PUBLICAR SUS MEMORIAS Y OTROS TÍTULOS

(Diario ABC España, 13-12-2006)

SANTIAGO. «Hay muchas maneras de combatir y una de ellas es escribiendo. Creo que mi marido, aún cuando no es un literato, ha escrito cosas interesantes». Las declaraciones de Lucía Hiriart de Pinochet, a finales de los años 80, no fueron el preludio del nacimiento de un gran escritor pero «la obra» de Augusto Pinochet, en rigor, incluye una decena de títulos. También ayer el Comandante en Jefe del Ejército, el General Óscar Izurieta, mencionó los textos del general, «libros de consulta en las instituciones militares» donde, según recordó, el Capitán General desarrolló excelentes, «trabajos de investigación sobre la guerra del Pacífico». Sin aspiraciones literarias conocidas, la mayor parte de los trabajos escritos de Pinochet vieron la luz en editoriales chilenas e incluso fueron traducidos a varios idiomas. A excepción de su biografía, «Camino recorrido. Memorias de un soldado» (1990), el resto de los títulos abordan temas de política, militares, y en especial, su disciplina favorita: la geopolítica. Su primera incursión en las letras fue en 1953 con «Síntesis Geográfica de Chile, Argentina, Bolivia, y Perú». Editado por el Instituto Geográfico y Militar recogía, -como publicaba ayer el diario «El Mercurio»- su «trabajo docente». En los 60 volvió a sorprender, en teoría a sus alumnos, con «Síntesis geográfica de Chile. Las relaciones espaciales, aspectos geofísicos, geohumanos, geografía política y económica de Chile». En esta década los títulos eran variaciones sobre el mismo tema: «Geografía militar», «Ensayo de un estudio preliminar de una geopolítica de Chile» y su creación favorita: «Geopolítica», publicado en 1968 y reeditado en múltiples ocasiones entre los años 1974 y 1983. Bajo las órdenes de Salvador Allende y en condición de Jefe del Estado Mayor del Ejército escribió, «La Guerra del Pacífico. Campaña de Tarapacá». Lo publicó en 1972, un año antes del Golpe de Estado que le instauró en el poder durante 17 años. Como presidente del Gobierno, Augusto Pinochet Ugarte saboreó las mieles del éxito de ventas con «El día decisivo. 11 de septiembre de 1973». Editado en español, francés y alemán el general da su particular versión del golpe y trata de echar por tierra la historia que cuentan sus compañeros de armas y los libros especializados de que «no se sumó a última hora sino que participó y tenía bajo control la conspiración contra el Gobierno». La primera edición del libro se agotó a los tres días de ponerse a la venta. La editorial Andrés Bello sacó de inmediato una segunda, una tercera y hasta una cuarta edición. En total se vendieron cincuenta mil ejemplares, una cifra extraordinaria en aquellos tiempos. Entusiasmado con la escritura, Pinochet se animó a titular y abordar otros temas. «Política, politiquería y demagogia» (1984), «Pinochet. Patria y democracia» (1985) y, entre otros y en varios tomos, «Principales discursos del comandante en Jefe del Ejército».


TÍTULOS PUBLICADOS


-"Síntesis Geográfica de Chile, Argentina, Bolivia y Perú", 1953



-"Geografía Militar", 1957



- "Ensayo sobre un Estudio Preliminar de una Geoploítica de Chile en el Año 1965"



 -"Geopolítica", 1968



-"La Guerra del Pacífico, Campaña de Tarapacá", 1972



-"El Día Decisivo, 11 de Septiembre de 1973", 1979-"El Día Decisivo", 1979



-“Política, Politiquería, Demagogia”, 1984



-"Repaso de la Agresión Comunista a Chile, 1986



-"Transición y Consolidación Democrática 1984-1989", 1989



-"Camino Recorrido, Memorias de un Soldado" Tomo I, (1990); Tomo 2, (1991); Tomo 3 Volumen I (1993), Tomo 3 Volumen II (1994)



 
-"Principales Discursos del Comandante en Jefe del Ejército", 1995



LA CONFUSION ENTRE LIBERTAD V/S LIBERTINAJE

(del libro: "Política, Politiquería y Demagogia"; escrito por el Presidente Pinochet, transcrito por Felipe San Martín Traipi)

La libertad se ha definido como la facultad del hombre para obrar de una u otra manera, o simplemente, de abstenerse. El concepto de libertad se basa esencialmente en que el hombre es responsable de sus actos. El libertinaje es, en cambio, el desenfreno en las acciones; es decir, el entregarse desordenadamente a vicios o defectos.
Si bien la mayoría de los individuos tiene claro lo que es ser libre, ello resulta difícil de comprender en algunos sistemas sociales.
Para nosotros es problemático concebir la posibilidad de un sindicalismo en una estructura social que sólo permite el partido único de Gobierno, o bien, cuando es necesario solicitar permiso para poder trasladarse de una ciudad a otra. Sin embargo, para los marxistas este estado de cosas es, oficialmente, “ser libre”. ¡Curiosa contradicción! Es como aquel político que decía: “yo creo en la democracia cuando yo tengo el poder”. Pero no se trata aquí de definir lo que es o se puede ser la libertad dentro de las diferentes concepciones ideológicas, sino de analizar cómo, en nuestro país, fue tergiversándose el término libertad.
El partido generó, en nuestro país, un grado de desquiciamiento que en 1973 llegó a ser intolerable. Culminó, en ese año, un proceso que venía gestándose con anterioridad. Proceso en el que, paulatinamente, fue haciéndose confuso el termino libertad, al extremo de no distinguirse ya su limite con el libertinaje.
Esta confusión alteró todos los aspectos de la vida nacional.
Sin embargo, si bien la estructura política se manejaba en el más absoluto libertinaje, el cuerpo social reaccionó, rechazando esta actitud amoral y peligrosísima para el país.
Así como el contexto social se mantuvo indemne (intacto) y contrario a este libertinaje, quienes transitaban por este modelo – es decir, los profesionales de la política – fueron acostumbrándose e hicieron suyo ese modelo de conducta.
Al acostumbrarse a ser los “representantes del pueblo”, los procederes de esas personas no tuvieron límites ni reparos. Se permitían privilegios que al resto de los ciudadanos les estaban vedados. Podía, en efecto, caminar dentro y fuera de la ley. Si el obstáculo para sus manejos no podía ser modificado, se encontraba el artilugio (mecanismo) para sortearlo. Algunos llegaron a establecer como una verdad indiscutible que “autoridad que no abusa, pierde su prestigio”.
Ese sistema llegó a “legalizarse” bajo la denominación de “resquicios legales”. Esta fue la forma más exacta de graficar lo que puede ser el transito por el libertinaje.
Al hacer legítimo el camino de los “resquicios legales”, se estableció, como quizás nunca antes en la historia de Chile, al moverse fuera de la ley.
Jamás, con anterioridad a esos años de fragor partidista, se había tenido tan poco respeto por el ordenamiento jurídico. Ciertamente, vivimos la trágica experiencia que implicaba la transformación de lo ilegal – o prácticamente delictivo – en algo respetable.
El espíritu o la intencionalidad del uso de los resquicios legales era el de caminar al margen de la legalidad. Significaba, en verdad, traspasarla, ya que la consideraban un obstáculo para sus fines.
En 1973, el Poder Judicial manifestó, en reiteradas oportunidades, que el gobierno no respetaba la juridicidad. Y no la respetaba deliberadamente. Es posible en un instante equivocar el camino legal; pero hacerlo por manejo torcido en la interpretación de los preceptos, es diferente. Y, sobre todo, cuando se hace como acto consciente y plenamente intencionado.
Durante tanto tiempo caminaron por el sendero del libertinaje, que se acostumbraron a él. Hoy, que se tienen normas precisas, dentro de un ordenamiento perfectamente delineado, no dejan de sentirse coartados y, más aun, apremiados.
A algunos – los menos – hasta se les olvidó lo que es trabajar en las profesiones que un día estudiaron. Realmente se sienten incapacitados para retomar sus antiguos trabajos. No me cabe duda – por lo que he visto – de que el deseo de volver al pasado, más que una necesidad política, la sienten como una necesidad existencial. Por eso llegan al extremo de aliarse * posponiendo para ello ideales y principios por los que dicen haber luchado toda su vida – con los mismos que después no dudarían un segundo en aniquilar
Ahora bien, así como podemos afirmar que el libertinaje culminó en 1973, éste era un proceso – como ya se ha dicho – que se venía gestando desde hacía años. Y no solo me refiero al libertinaje político, sino al que se hacía a través de las instancias del poder.
Bástenos recordar que el Movimiento de Izquierda Revolucionaria –MIR – nació mucho antes del Gobierno de la Unidad Popular.
Por otro lado, es importante también dejar constancia que muchos de estos personeros que se acostumbraron a tener privilegios, en razón a su fuero parlamentario, no saben adaptarse al medio que es común para cualquier ciudadano. No saben trabajar dentro de las normas del esfuerzo y disciplina. Y menos cumplir cabalmente con sus obligaciones. Solo conocen las reuniones de palabrería insustancial y dogmática. No saben tampoco tener tiempo libre. Tanto han llenado su vida con reuniones, que han perdido la facultad de tener vida interior.
Su preocupación central consiste en crear organismos que les permitan hacer noticia. Que les sirvan para hacer declaraciones o peticiones absurdas. Solo así sienten que viven, pues parece que únicamente lo hicieran cuando aparecen en los medios de comunicación. Un médico de uno de esos partidos me dijo en una oportunidad: “la política es como morfina para un drogadicto”. ¡Y por Dios que le encuentro la razón, al observar hoy a estos señores que se sienten fuera de tiempo…!

En 1990, durante la presentación de sus memorias “Camino recorrido”, junto a Rosa Markmann de González Videla (izquierda) y su esposa Lucía.


EL DIA DECISIVO, de Augusto Pinochet

"Augusto Pinochet Ugarte. Capitán General, Comandante en Jefe del Ejército. Presidente de la República. Estado Mayor General del Ejército de Chile. Departamento de Relaciones Internas. Memorial del Ejército de Chile. Biblioteca del oficial. 1979"

-Presidente, mi interés se centra en su posición frente al comunismo. Usted es, históricamente, el único que hasta ahora ha logrado derrocar un régimen marxista. Para muchos es Ud. el antimarxista por excelencia. ¿Ha sido siempre antimarxista? ¿Conoce Ud. bien el marxismo?

-Mi repudio a los marxistas-leninistas es producto de mi conocimiento de su doctrina, con la que tomé mis primeros contactos cuando estuve a cargo de los relegados comunistas en Pisagua en enero y parte de febrero de 1948 y, posteriormente, cuando fui Delegado del Jefe de la Zona de Emergencia en el centro carbonífero de Schwager. Allí nuevamente tuve que ocuparme de los comunistas y sus actividades. Más adelante me adentré en el estudio y el análisis de su doctrina y de sus métodos. En esas lecturas observé con preocupación cómo tiende el marxismo a alterar los principios morales que deben sustentar la sociedad, hasta alcanzar su destrucción a fin de sustituirlos por las consignas ideológicas del comunismo.

Así, por espacio de veinte años me fui interiorizando en esa ideología que no vacilo en calificar de siniestra, hasta convencerme finalmente de que la única forma de enfrentar a tan hipócrita y contaminadora doctrina consiste en la fortaleza espiritual y la firmeza y cohesión de quienes la repudian. Asimismo entendí que no es posible pensar en una lucha anticomunista eficaz cuando se está enmarcado en añejos esquemas democráticos. Siempre respeté y admiré esta concepción política, la democracia, pero, no obstante sus bondades, si no media una debida adecuación, es absolutamente incapaz de enfrentar al comunismo. Mucho menos puede detener la acción de una doctrina totalitaria porque, paradójicamente, es en la propia democracia tradicional donde se encuentran las mayores facilidades para destruirla.

-¿Vio Ud. en consecuencia, en el triunfo de la Unidad Popular el comienzo del fin de la antigua democracia chilena?

-Con enorme inquietud recibí el triunfo del candidato de la equivocadamente llamada Unidad Popular, y con creciente angustia presencié cómo en Chile se deterioraba su consistencia social, moral, económica y política. Sin embargo, este proceso no se inició en el gobierno de la Unidad Popular, porque desde tiempo atrás la demagogia venía arrastrando al país hacia su destrucción. En su etapa final, dio la primera mayoría relativa en las urnas a un hombre que reconocía ser marxista-leninista y que, dos meses después, sectores mayoritarios del Congreso designaban Presidente de Chile. Fue un espectáculo muy desconcertante el que dimos al mundo: un país tradicionalmente democrático entregó su libertad a un sector totalitario. No se impuso éste por la fuerza de las armas, como ha sucedido en todos los países en donde gobierna el comunismo, sino que fue entregado por una corriente de la propia democracia.

-¿Piensa Ud. que con la experiencia de la Unidad Popular el país quedó "vacunado" contra el comunismo?

-Dentro de esta amarga realidad, tan negativa para la Nación, debo considerar que también existió un factor positivo: el triunfo de la Unidad Popular fue la mejor vacuna para el país, ya que grandes sectores quedaron predispuestos a rechazar en el futuro esta doctrina, pero ello se logrará siempre que a las nuevas generaciones se las ilustre de lo que es el comunismo, si no, todo se olvida.

Su nefasta administración hizo sufrir los excesos a que lleva la doctrina marxista-leninista y se logró así una experiencia que no habría sido posible si hubiese triunfado alguno de los candidatos democráticos.

-¿Pero el habría sido elegido de todas maneras, tarde o temprano, un gobierno marxista?

-La demagogia habría continuado abriendo el camino al comunismo y señalándolo como la panacea para Chile. Tal política habría continuado socavando los cimientos mismos de la institucionalidad, hasta hacer posible más adelante el triunfo, tal vez definitivo, del comunismo. Porque, según los comunistas, el tiempo trabaja para ellos.

Tengamos, pues, la certeza de que los comunistas hubieran seguido tratando de imponerse, quizás en mejores condiciones, y hasta conseguir un éxito más decisivo.

Dios hace siempre las cosas para bien, y el caso de Chile así lo prueba. Al repasar hoy los hechos con la perspectiva del tiempo transcurrido [1979], llegamos a la conclusión de que todo lo sucedido en esos años fue para mejor.

-¿Cree Ud. que todos aprendieron la lección?

-Al recordar esos días de angustia, en que uno se sentía impotente a pesar de querer a toda costa evitar el caos que se veía venir, considero que esas penurias son hoy nuestro mejor aliciente para afrontar con energía y hasta dureza a todos aquellos que, creyendo que el peligro pasó, quieren volver al inaceptable juego político que arrastró al país hacia el abismo. Son los mismos que ya nos llevaron a la noche negra del marxismo. Son los mismos que, para satisfacer sus ambiciones, cultivaron un proselitismo demagógico que hoy quisieran reeditar mediante el regreso al antiguo sistema democrático. A ellos los repudia Chile entero porque sabe que son los más grandes responsables de las desgracias que sufrimos.

-¿Incluso lo sucedido el 11 de septiembre de 1973?

-Chile debió reaccionar ante su creciente degradación política para evitar tener que llegar a un Once de Septiembre. Pero a esas alturas no había otra forma para salir de la tiranía sin retorno a que nos llevaba el Gobierno de la Unidad Popular.

Repito que el drama se había iniciado mucho antes del 4 de septiembre de 1970. Comenzó cuando en el escenario político la autoridad transaba y cedía para no enajenarse el posible apoyo de un adversario interesado. Fue por ello que se aceptaron los peores actos de indisciplina, el robo, las ocupaciones ilegales de la propiedad rural o urbana; aceptaron la injuria y el libertinaje de una prensa aviesa y corrompida, porque sólo se pensaba en triunfar en las urnas sin importar el precio de degradación social que se pagaba.

El 4 de septiembre de 1970 los partidos triunfantes encontraron el terreno bien abonado. Los nuevos conductores de la Nación sólo necesitaban continuar la labor de destrucción para contribuir a hacer de Chile un nuevo "Paraíso Comunista".

-¿Dónde estaba Ud. ese 4 de septiembre?

-En Iquique. Cuando en la noche del 4 de septiembre de 1970 escuchamos en el Cuartel General de la VI División de Ejército las noticias del triunfo del candidato de la Unidad Popular, nos sentimos abrumados. Quienes concordábamos en que en esa elección la disyuntiva era la libertad o el totalitarismo comunista, temimos que nuestra Patria terminara por ser destruida y subyugada. Recuerdo que esa noche reuní a mis oficiales y les expresé: "Chile entra a un período que no deseo calificar, pero quien conozca a los marxistas-leninistas comprenderá por qué siento horror al pensar en los sucesos que ocurrirán a muy breve plazo. Esta crisis no tiene salida. Sin embargo, aún espero que los partidos políticos no acepten este azote para el país. Y en cuanto a lo que a mí respecta, creo que ha llegado el fin de mi carrera, pues el Sr.Allende tuvo hace unos años una dificultad conmigo en Pisagua y debe conocer mi actuación con los comunistas en Iquique. Creo que el problema de Chile se agravará día a día, para llegar, finalmente, a manos del Ejército, cuando todo esté destruido..."

-Pero no había llegado el fin de su carrera. Parece que Allende no se desquitó...

-En efecto, mi destino no se encauzó como yo lo pensé ese día. Al parecer Allende me confundió, como sucedió otras veces, con el General Manuel Pinochet, y yo, recordando las tácticas que ellos emplean, me mantuve en silencio y actué con cautela.

Esa fase de mi vida, desde aquella fecha hasta el martes 11 de septiembre de 1973, fue de constante angustia. Mis actuaciones como Comandante de la Guarnición de Santiago, luego como Jefe del Estado Mayor General del Ejército, y como Comandante en Jefe Subrogante del Ejército, que culminó con la de Comandante titular, fueron etapas dramáticas debido a la responsabilidad que dentro de la Institución recaía sobre mí en días crecientemente difíciles. Mi conciencia de soldado que ha jurado defender con su vida a la Patria se atormentaba al verla desmoronarse sin poder hacer nada para iniciar una reacción que alentara la esperanza de salvar el país.

Al analizar la realidad de Chile, pasaba por mi mente la obvia consideración de que el más indicado para solucionar los problemas del país es quien tiene la responsabilidad del Gobierno. A él le corresponde enmendar el rumbo.

-Pero no puede solucionar los problemas de un país quien precisamente dirige a aquellos que los están creando.

-Es cierto. Sin embargo, muchos creíamos que el rumbo sería enmendado por Allende, pero ello no pasó de ser una ilusión. En realidad, cada día se fue alejando más la esperanza de que Allende reaccionara. Sin embargo, de mi mente no se apartaba la idea de que todo proceso relacionado con la conducción de un país no podría hacerse sino a través de los cauces políticos establecidos.

-Pero después Ud. demostró haber cambiado de opinión.

-Los hechos acaecidos en los años 1971, 1972 y 1973 terminarían por convencerme de que era necesario cambiar tal posición, y de que por largo tiempo no sería posible volver a un sistema de gobierno civil. A medida que los conflictos que convulsionaron al país fueron haciéndose más y más agudos, ellos me llevaron paulatinamente a modificar mi pensamiento y a reconocer que el problema de Chile ya no tenía salida política posible. Nuestra Patria sólo podría ser salvada por la fuerza de las armas, y esta medida debía ser adoptada antes de que fuera irreparablemente tarde.

Capítulo VII. Actividades del día 10 y noche del 10 al 11 de septiembre de 1973

-Cuando se retiraron los visitantes, repasé los acontecimientos recién ocurridos que tanto complicaban el esquema trazado.

El hecho de anticipar para el 11 de septiembre la acción prevista para el día 14, significaba un peligroso cambio en los planes y en la forma de actuar. Sin embargo, entre molesto y preocupado, me dije para mí que no se debe "torcer la mano al destino" y que si en ese momento la Providencia me imponía aquel cambio de fecha, tendría que ser para mejor. Con esta conformidad me retiré a descansar.

-¿Descansó esa noche?

-Recuerdo que esa noche del 9 al 10 de septiembre fue de insomnio y búsqueda de soluciones al problema creado por el anticipo de la fecha. En la planificación, se había escogido el 14 de septiembre como fecha de acción, porque ese día era la Revista Preparatoria y no llamaría la atención el hecho de efectuar un alistamiento y repartir munición. En cambio, si se entregaban las municiones el día 11 en la mañana, o el 10 en la noche, era muy posible que los marxistas detectaran que algo anormal pasaba en las unidades y tomaran medidas para impedir nuestra acción, lo que nos podía llevar a un enorme derramamiento de sangre.

Debía, por lo tanto, buscar una solución al problema que se había creado, y alterar el esquema inicial de la acción militar. Además del cambio de fecha, las dudas que surgían en esas horas de la noche eran varias y necesitaba encontrarles solución antes de la llegar al Ministerio de Defensa Nacional.

-¿Por ejemplo?

-En primer lugar, variaba totalmente el esquema de cómo alcanzarían las tropas el alistamiento deseado sin despertar sospechas en el Gobierno y en los partidos marxistas. La entrega de munición, la preparación de armas pesadas, el alistamiento de vehículos, etc., son siempre muy notorios. Luego, era necesario encontrar una razón que sirviera de pretexto para alistar a las Unidades. La forma ya prevista no habría causado alarma en el Gobierno, pero ahora ello no se podía realizar, y la anticipación convenida nos dejaría al descubierto pese a todas nuestras precauciones. Pensé cómo se podía promover el alistamiento de las unidades ubicadas fuera de Santiago, las que debían estar prontas para concurrir al combate hacia la capital, para producir un doble cerco, si al combatirse en el centro de la ciudad actuaban los marxistas desde los cordones exteriores. Para afrontar esta situación decidí avisar a esas unidades, mediante comunicación secreta, que el paso de preparación para el combate se debía hacer al amanecer del día 11 de septiembre, quedando listas para salir hacia el lugar de la lucha en cuanto se ordenara.

Cerca de las cuatro de la mañana me quedé dormido sin encontrar la justificación que no despertara sospechas en el Gobierno, al alistamiento de la Guarnición de Santiago para la mañana del martes 11. A pesar de todo cuanto pensé sobre esta materia, no encontré solución alguna para actuar sin producir sospechas. Desperté, pues, el día 10 de septiembre con gran preocupación y angustia. Fuera como fuese, era preciso actuar con la mayor naturalidad, al igual que todos los días. Por tal razón el trabajo debía desenvolverse ese lunes con la más absoluta normalidad y las actividades diarias fijadas en el calendario de Servicio debían desarrollarse como estaban previstas. Y así se desarrollaron esa mañana memorable. Al partir desde mi domicilio para el Ministerio, persistía en mi mente mi secreta preocupación de cómo efectuar el alistamiento de las tropas sin causar alarma entre los marxistas.

-¿Y cómo solucionó el problema?

-Al llegar a mi oficina, encontré sobre el escritorio, como todos los días, la prensa de esa mañana. ¡Cuál no sería mi asombro al descubrir allí, leyendo los primeros titulares, la forma precisa de terminar mi angustiosa incertidumbre! Ante mis ojos estaba la solución al problema que me atormentó toda la noche. Con grandes titulares decía la prensa que Carlos Altamirano, en una reunión en el puerto de Valparaíso, hablando violentamente, según su costumbre, había proferido amenazas y tratado de producir un clima de agitación. Esta actitud suya coincidía con la grave circunstancia de que el martes los Tribunales de Justicia de Valparaíso debían pronunciarse sobre su desafuero, que, de ser acogido, produciría sin duda serios actos de violencia que comprometían la seguridad interior. Tales sucesos podrían degenerar en una sangrienta acción que se propagaría eventualmente al resto del país. Luego, todas estas probabilidades había que preverlas cuidadosamente, anticipando las medidas necesarias para evitar los males consiguientes.

Allí estaba por lo tanto la solución, y nuevamente la Providencia nos proporcionaba su generosa ayuda. El encubrimiento resultaba perfecto; nadie podía oponerse a que tomáramos medidas para resguardar el orden. Tales disposiciones nos permitían encubrir todo el alistamiento de las tropas de Santiago y alrededores. Cuando recuerdo ese momento, veo que aquel hombre nefasto difícilmente apreciará cuánto nos ayudó con su obsesión subversiva. Y doy gracias a Dios por haberlo cegado. El señor Altamirano, el opositor más encarnizado de las Fuerzas Armadas, había proporcionado, mediante una jugada del destino, la solución más insospechable a las preocupaciones del Mando. El Ejército tiene que reconocerle tan valioso y oportuno servicio.

Cuando terminé de leer la prensa, y luego de meditar brevemente, debo decir que con verdadera alegría me dirigí al cuarto piso, donde están ubicadas las oficinas del Ministerio de Defensa Nacional. De inmediato pasé al despacho del Ministro. Orlando Letelier, a quien, después de darle a conocer la preocupación del Ejército y mostrarle con sus grandes titulares, le expuse lo siguiente:

«Este caballero, que en nada ayuda a solucionar la tirantez que domina en la ciudadanía, me obliga a disponer un acuartelamiento de las tropas para mañana por la mañana en previsión de posibles disturbios que se puedan producir, no sólo en Valparaíso, sino también en Santiago, a consecuencia del probable desafuera como Senador del Sr.Altamirano.»

-¿No puso objeciones Letelier?

-El ministro, después de un ácido comentario contra Altamirano, guardó un silencio que interpreté como que se daba por informado de la medida que había adoptado. Eran las 10.15 horas del día 10 de septiembre. Regresé tranquilamente a mi despacho, con la sensación de haberme sacado un enorme peso de encima. Y así era, en efecto. Pero nada traducía mi inmensa alegría interna.

Tenía la solución al problema. Ahora era necesario tomar todas las medidas para que el Gobierno no fuera a dar un paso atrás, y para ello todo debía seguir su curso normal. Así, las actividades de esa mañana fueron las acostumbradas y en ningún momento dejé traslucir preocupación alguna. Ese día debí atender a un grupo de Generales retirados, que traían algunas inquietudes. Los escuché atentamente y hoy, cuando converso con algunos de ellos, dicen que nada fue motivo de sospecha. A mediodía llamé al Ayudante del Comandante en Jefe y le ordené que citara para las 12.30 horas, en mi oficina, a los Generales Bonilla, Brady, Benavides, Arellano y Palacios, es decir, a los que el día siguiente iban a mandar las diferentes columnas hacia La Moneda. Hasta ese momento, persona alguna conocía mis propósitos para el día siguiente, salvo los otros Jefes de las FF.AA.

-¿Y carabineros?

-Ese día también fui informado de la decisión histórica del Cuerpo de Carabineros de unirse a las instituciones de las FF.AA, además de la seguridad de que cuando se efectuara el ataque ellos no actuarían contra las tropas.

-¿Cómo se desarrolló la reunión con los Generales?

-A la hora señalada se presentaron los Generales en el despacho del Comandante en Jefe. De inmediato cerré la puerta con seguro y les ofrecí asiento. Me acerqué al mueble donde se guardaba una réplica de la espada del General O'Higgins, la tomé y desenvainé y solemnemente les hice jurar, como soldados, que todo lo que se hablaría allí se mantendría en el más absoluto secreto, que debía ser guardado hasta el extremo de ni siquiera poder insinuar nada de lo que allí se expresara.

Tomé la espada desenvainada y me coloqué frente a cada uno. De este modo los Generales fueron, uno a uno, jurando. De inmediato les expresé:

"Señores Generales: La situación moral, política y económica del país ha llegado a su punto más bajo, haciéndose insostenible la seguridad de Chile. Mañana, 11 de septiembre, se juegan los destinos de la Patria. Para ello ocuparemos La Moneda y expulsaremos del gobierno al Sr. Allende y a sus cómplices. Sin embargo, se les dará la oportunidad para que salgan del país. Si hay resistencia armada, como hemos apreciado, nos emplearemos duramente con todos nuestros medios. Creo, señores, que cuanto más drástica sea la acción, mayor será la economía de vidas". Uno de los Generales señaló que tenían tiempo muy escaso para preparar órdenes, a lo que respondí: "Aquí se les entregan documentos de agrupaciones, para que Uds. los adapten y los cumplan como buenos soldados.

"Las columnas serán mandadas conforme al orden que se establece en estos documentos. Sin embargo, nadie debe moverse hasta mañana a las 07.30 horas. Un movimiento falso puede llevarnos al fracaso. Si la resistencia fuera creciendo en La Moneda, ella será bombardeada por la FACH, con el fin de evitar mayores pérdidas de vidas; en ese caso, las tropas se alejarán y marcarán su línea más adelantada. Posteriormente, pasada la acción aérea se reanudará el ataque con toda la potencia posible. Si esta noche, por delación o sospecha, yo fuese asesinado, seguirá en el mando de las tropas el General más antiguo (y mostré al General Bonilla); si éste cae, asumirá la conducción el General que sigue y así sucesivamente. Señores Generales, esta resolución no puede cambiar, detenerse, flaquear ni menos fracasar, pues en ella está en juego el destino de Chile; y la Patria, señores, está por sobre la vida de todos nosotros.

El alistamiento se efectuará durante la noche, conforme a la situación propia del alistamiento de un acuartelamiento. Pero recalco que nadie está autorizado para mover un hombre de cualquier Unidad. Se debe trabajar esta fase final bajo el mayor secreto y sólo debe conocerla Uds."

El General Palacios, que mandaba la agrupación de tanques, expresó que su mayor preocupación era el estado deficiente de la artillería de esos blindados, que no se podía emplear por falta de líquido de freno en los cañones. Esta deficiencia, que creaba un serio problema al Batallón de Tanques, estaría resuelta al amanecer, al emplear uno de las más rústicos sistemas que usaron los alemanes en la Segunda Guerra Mundial y que dio óptimos resultados: la utilización de un aceite similar al que se emplea en las máquinas de coser, que se ignoraba existiera en plaza, pero que, gracias a la diligencia de los integrantes de esa Unidad, fue ubicado en una compañía distribuidora de lubricantes.

Insistí que era fundamental evitar cualquier tipo de comunicaciones, por radio o por teléfono, de materias referidas a lo que se había ordenado para el alistamiento, por cuanto había una intercepción permanente. También quedaba prohibido el envío de mensajeros con documentos. Les recordé que si se había mantenido el secreto por meses, una indiscreción podía hacer perder todo en minutos. Con respecto a la preparación de las tropas, manifesté que se aprovecharía el acuartelamiento en primer grado que se iniciaba a las seis treinta horas del día 11; luego, hasta esa hora, todo debía dar la mayor apariencia de normalidad.

Durante la reunión se mencionó que la Escuadra zarparía esa tarde fuera de Valparaíso creándose con ello un ambiente de intranquilidad, pero que regresaría al amanecer del martes once al mismo puerto, con el fin de actuar en la operación. Se consideró además que este hecho era buena distracción táctica para los marxistas, pues su principal atención se iba a concentrar inicialmente en la Escuadra, lo que nos permitiría completar nuestros preparativos finales en la capital. Se dio a conocer, además, que para el ataque sobre La Moneda Carabineros retiraría sus efectivos apostados en ese lugar, con lo que se dejaba en libertad de acción al Ejército para poder actuar contra los paramilitares que se encontraban allí.

Después de conocerse el Plan de Operaciones, se formularon algunas dudas que fueron aclaradas. Al término de la reunión, nos despedimos con un fuerte abrazo, por si no nos veíamos más, y con la conciencia de la profunda responsabilidad que se asumía ante la Patria, la ciudadanía y la Historia de Chile. Después de esta despedida oficial, invité a los Generales a almorzar en la Comandancia. Invité también al General Gustavo Leigh.

El almuerzo se desarrolló en un ambiente de gran camaradería. Al término de él me despedí de los Generales, y luego llamé al Secretario General del Ejército, a quien siempre he considerado un jefe de máxima confianza. El preparó las comunicaciones radiales a todas las Guarniciones de Chile. Estos radiogramas quedaron cifrados para su despacho y en su texto se ordenaba "ocupar, de inmediato, todas las Intendencias y Gobernaciones del país", y aplicar la planificación dispuesta. Dichos documentos saldrían, en forma simultánea, antes de las 06.00 horas del día once, a todas las Guarniciones del país. Se calculaba que su cifrado estaría claro antes de las 07.30 horas.

Era conveniente desempeñarse normalmente y por tal razón el trabajo en la Comandancia en Jefe no tuvo ninguna variación hasta las 18.30 horas, cuando cité a otro grupo de Generales y después de juramentarlos sobre su discreción, como lo había hecho en la mañana, les expuse lo que se iba a realizar y les designé los puestos que desempeñarían en el Cuartel General del Comandante en Jefe del Ejército, para la acción del día siguiente. Prohibí nuevamente repetir cualquier información de lo que se había hablado en esta oportunidad.

Tal cual había sucedido con los Generales llamados esa mañana, recibí de estos tres Generales, el más amplio respaldo y un total apoyo a lo que se iba a realizar. De inmediato procedí a designar al General más antiguo como Jefe del Estado Mayor, al General que seguía como Jefe del Servicio de Inteligencia y al tercer General como Jefe de Operaciones. Manifesté a estos Generales mis preocupaciones y la necesidad de actuar en la forma más dura posible.

-¿Qué zona de país era, a su parecer, la más conflictiva?

-Una de mis mayores inquietudes era la Zona de Calama, por los antecedentes que teníamos de algunos grupos que trabajaban en Chuquicamata, y que, según se informaba, estaban armados y con buena instrucción de combate. Esto nos hacía pensar en la posibilidad de que la Unidad de esa ciudad quedara aislada, lo que podía dar tiempo a la llegada de refuerzos desde el exterior, como Fidel Castro se lo había prometido tantas veces a Allende. En tal situación podía formarse una "cabeza de valle", con el espacio suficiente para permitir a continuación la llegada de otros medios, además de todos los marxistas que se trasladaran a ese lugar desde otros puntos de país, para luego conformar una Unidad que sirviera de base para iniciar una resistencia de proyecciones incalculables. También determiné otros lugares del país donde podría efectuarse algo semejante.

Después de la orientación que se dio a estos Generales, se indicó que a las 07.30 horas del día 11 de septiembre se constituiría el Puesto de Mando del Comandante en Jefe en las proximidades de la Central de Telecomunicaciones del Ejército, para disponer desde allí de todos los enlaces con el conjunto de las Unidades y Guarniciones del país. Le recalqué al Jefe de Estado Mayor que si yo no llegaba a las 07.30 horas a ese lugar, él debería asumir el puesto para la conducción del pronunciamiento militar a lo largo de todo Chile.

Asimismo, insistí sobre lo que había dicho a los Generales en la mañana ese día: "Todo debe mantenerse normal hasta mañana a las 07.30 horas, pues cualquier movimiento de tropas no previsto atraería la atención del Gobierno, y que si llegara a descubrir lo planeado se corría el riesgo de fracasar y, con toda seguridad, se iniciaría una Guerra Civil de proyecciones incalculables y sin dar cuartel".

Eran cerca de las 20.00 horas cuando nos despedimos con las mismas demostraciones con que lo hiciéramos en la mañana con el grupo de los Generales Comandantes. Antes de salir del Ministerio de Defensa se me informó de los puntos que contendría la proclama del día siguiente, los que aprobé en el acto.

Sabiendo la necesidad, para engañar al adversario, de mantener actitudes muy normales, en que todo debe ser natural, llegué a mi domicilio y como siempre guardé el automóvil y dispuse que mi escolta personal fuera a comer. Salí un rato a la vereda y me entretuve jugando con el perro de la casa, como lo hacía todos los días. Luego caminé a lo largo de la cuadra cerca de media hora. En esta caminata fui interrumpido por el mayordomo de la casa, que venía a avisarme una llamada urgente. Era el oficial de Turno de la Guarnición, para decirme que se le había informado que una Unidad Motorizada venía saliendo desde el túnel de Chacabuco y se había detenido allí.

Me imaginé que algún señor comandante se había puesto nervioso, y ese nerviosismo podía echar por tierra toda nuestra planificación, por muy cuidadosa que hubiera sido. En tal emergencia decidí llamar directamente al Comandante de la Columna a que pertenecía esa Unidad. Sabía que el teléfono estaba intervenido. Consideré más apropiado usar el citófono del automóvil que, siendo tan riesgoso como el teléfono, tenía la ventaja de que podrían demorar un poco más en captar el significado de la comunicación. Así fue como llamé al General responsable, que me respondió que no sabía de tal movimiento de tropas; pero me permitió con ello frenar otros desplazamientos al decirle: "Mire, General, entiéndame que la Revista Preparatoria es el día 14, luego no se pueden traer unidades para el desfile antes, pues no olvide el problema de subsistencia que hay en las unidades de Santiago. Luego no tendría cómo alimentarlos. Fuera de ello está el déficit de combustible líquido que Ud. bien conoce. Le repito: nadie que venga a la Revista Preparatoria puede desplazarse antes de la fecha señalada ¿me entiende?". Creo que "entendió", pues no supe de otros movimientos de Unidades el resto de la noche.

Cerca de las 22:30 horas, apagué las luces y, como todos los días, permanecí en mi escritorio, que era siempre el último lugar iluminado de mi casa. Las costumbres no se modificaron.

-¿Pudo dormir algo?

-Debo confesar que esa noche fue la más larga de mi vida. No pude cerrar los ojos: la preocupación mayor que me embargaba era el temor a una posible delación de alguna persona infiltrada o que algún comandante de columna se anticipara en mover sus tropas y provocara una reacción del gobierno, cuyas brigadas paramilitares, movilizadas, podían llegar hasta paralizar la acción por medio de barricadas de vehículos pesados colocados en las carreteras de acceso a la ciudad. Contando los minutos y los segundos el reloj fue marcando las horas durante la noche. A las 05:30 horas pasé a la ducha y comencé a vestirme. Más o menos a las 06:30 horas sonó la campanilla del teléfono. Era un llamado de la telefonista de la casa de Allende, en Tomás Moro. Respondí si se tratara de una persona que recién despierta y debo haber estado convincente, porque sólo se me informó "que me iban a llamar más tarde". Me vestí rápidamente. A las 07:00 horas llegaron los vehículos que se habían citado para "ir a pasar una revista a Peñalolén". Poco después, a las 07:10 horas viajaba en el vehículo rumbo a la casa de uno de mis hijos. Allí permanecí algunos minutos contemplando a mis pequeños nietos que dormían sin saber lo que iba a ocurrir y pensé que la trascendental resolución adoptada era decisiva para su futuro, para su libertad, como me lo había dicho mi esposa tiempo atrás.

Subí al vehículo y ordené al conductor dirigirse a la Central de Telecomunicaciones, lugar donde estaba el Puesto de Mando del Comandante en Jefe del Ejército, adonde llegué faltando veinte minutos para las ocho horas. Cuando ingresé al patio de los vehículos salió a mi encuentro el General Oscar Bonilla, que estaba muy preocupado por mi retraso. Le señalé la razón de ello y me reuní con el personal que había venido conmigo y con otros del Comando en Jefe del Ejército y les expresé lo que sucedía. Con alegría pude comprobar que todos estaban felices por la decisión adoptada, con excepción de mi ayudante, que me expresó no estar de acuerdo con lo que se iba a realizar. Le acepté su posición, y dispuse su arresto inmediato en una sala del edificio de Telecomunicaciones del Ejército.

Después de una rápida revista y de algunos momentos de espera se sintió la Canción Nacional, que se transmitió por todas las radios revolucionarias de Santiago, y poco después de las ocho y media se escuchó la proclama de la Junta de Gobierno. Se fundamentó dicho documento en la gravísima crisis moral, social, política y económica en que, por incapacidad o por voluntad del gobierno, se había sumido al país, y en el desarrollo del terrorismo que llevaba a Chile a una guerra civil. Por último, se resolvía que el Presidente debía entregar su cargo a la Junta.

Se decretaba Estado de Sitio, debiendo la población permanecer en sus casas.

La proclama constituyó un tremendo golpe para Allende. Este habló telefónicamente con el Almirante Carvajal, quien le dijo que tenía orden de la Junta de Comandantes en Jefe de comunicarle que debía entregar el poder sin condiciones, y que esperaba un avión FACH para llevarle a él y a su familia a cualquier país sudamericano al sur de Panamá. El resto de los ocupantes de La Moneda debía rendirse de inmediato. Se cortó la comunicación.

He preguntado al Edecán Militar qué sucedió en La Moneda ese día 11 de septiembre. Este me expuso en síntesis, en el relato que sigue, los acontecimientos que le tocó vivir.

"El día de los hechos correspondía presentarme en la residencia de Tomás Moro a las 08:30 horas, lugar donde tenía citado al conductor, cabo 1º Luis Quintanilla Márquez.

"A las 08:00 horas aproximadamente recibí un llamado telefónico del cabo Quintanilla en que se me comunicaba que estaba en La Moneda esperando movilización y me manifestó que el Presidente se encontraba en Palacio. Este hecho no se lo había comunicado al infrascrito la Guardia de Palacio ni nadie relacionado con el presidente; cosa anormal, pues siempre que tal cosa sucedía se comunicaba al edecán de servicio. Agregó el cabo Quintanilla que algo anormal sucedía, pues el Palacio de La Moneda se encontraba rodeado de tanquetas de carabineros y dentro había mucho movimiento.

"Ante esta información resolví dirigirme de inmediato a La Moneda, donde llegué a la 08:30 horas de la mañana, notando gran congestión de tránsito e imponiéndome por la radio de una alocución del presidente en que se indicaba una situación anormal.

"Al llegar a La Moneda asumí de inmediato mis funciones junto al personal de Servicio y comencé a inquirir detalles de lo que estaba sucediendo, ya que en el interior se veía gran nerviosismo entre funcionarios de gobierno, y el presidente se encontraba nuevamente hablando por una emisora que aún no había sido silenciada.

"En este mismo lapso, se escuchó el Bando Nº1 de la Junta de CC.JJ. y Director General de Carabineros, y, verificada la autenticidad del comunicado, tuve completamente clara la situación. En ese momento eran aproximadamente las 09:15 horas de la mañana.

"Tomé inmediato contacto con los Edecanes Aéreo y Naval, en forma telefónica en primera instancia (al primero lo llamé a Tomás Moro y al segundo a su departamento en Bulnes 120). Alrededor de las 09:30 horas llegaron ambos edecanes, a quienes les sugerí solicitar una entrevista con el presidente para plantearle la realidad de lo que estaba sucediendo y conocer cuál sería la actitud que adoptaría.

"El presidente concedió de inmediato la audiencia, la que se efectuó en el Salón Privado del despacho, produciéndose un pequeño incidente entre el Jefe del Estado y su Guardia Personal, ya que estos últimos, indirectamente se mantenían vigilantes impidiendo la privacidad de la entrevista; el Presidente tuvo que intervenir violentamente en dos oportunidades, incluso debió cerrar la puerta para evitar la obligada vigilancia del personal del seguridad (GAP).

"Inició la conversación el Edecán Aéreo, quien le manifestó al Presidente la inutilidad de cualquier tipo de resistencia, manifestándole incluso que la FACH tenía dispuesto un avión para su salida del país, y él personalmente lo iría a dejar de acuerdo con las instrucciones del Sr. General Leigh. Posteriormente el infrascrito le manifestó la necesidad de evitar toda resistencia, ya que las tres FF.AA. y Carabineros actuarían coordinadamente si no deponía su actitud y todo sacrificio sería inútil, dada la gravísima situación que se vivía. Posteriormente el Edecán Naval le hizo ver la inutilidad de toda resistencia. Finalmente tomó la palabra el Presidente, quien manifestó que él no se entregaría por ningún motivo, pero que podría conversar con los Comandantes en Jefe si se establecían las condiciones propicias, mensaje que gustoso confiaba a sus Edecanes, pero que él ya había tomado una determinación y ella era que no se entregaría y, mostrando una metralleta de un modelo especial que tenía en su mano, dijo más o menos lo siguiente: "Con esta metralleta me defenderé hasta el final, reservando el último tiro para mí y me lo pegaré aquí", y simultáneamente mostraba su paladar.

"Luego dio una orden terminante a sus tres Edecanes, en el sentido de que regresaran en forma inmediata a sus Instituciones, cosa que ratificó minutos después, al salir del privado, comunicándolo en voz alta a funcionarios de gobierno que se encontraban en la Sala del Edecán de Servicio, manifestando más o menos lo siguiente: "He ordenado en forma terminante a mis tres Edecanes que regresen a sus Instituciones, cosa que harán de inmediato cumpliendo mi resolución".

"Me dirigí a mi escritorio, atendí un llamado telefónico desde mi casa, en que se ratificó que la acción terrestre venía de inmediato, y el bombardeo aéreo comenzaba a las 11:00 horas. En ese momento eran aproximadamente las 10:00 horas de la mañana. Esta información me la proporcionó mi esposa y lógicamente a ella y la familia les había causado profunda impresión.

"A partir de ese momento, y conforme a las instrucciones del Presidente, se levantó el servicio y el infrascrito se dirigió a la Casa Militar, donde se reunió con todo el personal, menos aquellos que estaban fuera de servicio (enfermos o libres). Les hizo ver la situación y les comunicó su resolución, incluso escuchó las dudas que tuvieran. Todos le manifestaron que lo seguirían donde les ordenare. En ese momento eran las 10:15 horas.

Se dirigió a continuación al Comando en Jefe del Ejército, tomando contacto inmediato con el Delegado del Comandante en Jefe General de ese lugar, General don Ernesto Baeza M., a quien orientó de la situación que se vivía en La Moneda y de lo obrado. Simultáneamente dirigió desde el Comando en Jefe la evacuación de su personal, el que llegó sin novedad a esa Repartición aproximadamente a las 10:45 horas, procediendo a presentarlos a las autoridades de esa Alta Repartición. Luego los instaló en el Ministerio de Defensa, conforme se le indicara. Las novedades que tenía del personal por su ausencia fueron solucionadas, por cuanto los que faltaban se presentaron en su totalidad y también los que por motivos del servicio no concurrieron a la reunión que cité en esa oportunidad, ya que erróneamente se habían dirigido a su domicilio".

Estos fueron los sucesos que presenció el Edecán Militar. Mientras tanto el combate aumentaba en las calles de Santiago y el ruido de las armas livianas se incrementaba en el centro. Pronto llegó la información de que las unidades acantonadas en el área externa de la ciudad avanzaban hacia el centro; pero los cordones industriales con que tanto se nos había amenazado no reaccionaron, y en aquellos lugares ubicados como bases de operación no se encontraba a nadie. Los héroes de la guerrilla habían huido o se habían refugiado en sus casas o habían ingresado a algunas Embajadas. Los que durante tres años sembraron y abonaron el odio empujando el país al enfrentamiento, cuando éste se produjo, huyeron como ratas.

Capítulo VIII. La Batalla de Santiago

-Volvamos a la noche del 10 al once de septiembre de 1973, cuando se iniciaba el alistamiento de las tropas bajo el pretexto del imprescindible acuartelamiento que fuera conocido por el propio Ministro de Defensa cuando en la mañana le di cuenta de la situación provocada por Altamirano. Esa noche se preparaban las armas y la munición para el enfrentamiento que venía el día 11.

Todos los antecedentes reunidos por el Servicio de Inteligencia y los que habían sido captados por los mandos subalternos indicaban que la jornada iba a ser larga, sangrienta y muy dura, pues los elementos paramilitares ubicados en las industrias y cordones de Santiago actuarían especialmente en las poblaciones, con la posibilidad de producir un gran número de bajas.

En la tarde del día 10 de septiembre los Cuarteles Generales de las unidades trabajaron intensamente y en el más estricto secreto para llevar a cabo las órdenes de las respectivas agrupaciones de combate, quedando éstas listas en su distribución al anochecer de ese día.

El trabajo continuó hasta después de medianoche en las unidades tácticas y de combate. Sin restar méritos al intenso esfuerzo que se desarrolló en las Planas Mayores, creo conveniente referirme en especial al Regimiento Blindado, en el cual, debido a la lamentable experiencia del mes de junio, ninguno de sus miembros quería revivir las desagradables horas vividas posteriores al "tanquetazo" (el sumario aún permanecía en desarrollo y su ex Comandante se encontraba detenido en la Escuela de Infantería de San Bernardo y otros oficiales en diferentes lugares).

Cuando el General Palacios ingresó a esa unidad e indicó los motivos de su presencia, se produjo un gran desconcierto entre los oficiales y la tropa. Pero esta incertidumbre yo la había previsto en mi oficina del Estado Mayor, cuando me desprendí de mi Ayudante y de Oficial de Ordenes, a quienes ahora los había enviado a ese Regimiento con una encubierta misión de dominar la situación que se iba a vivir. Y precisamente el día de la acción, fue la oportuna y decidida intervención de estos Capitanes ante los subordinados la que despejó las dudas, y la unidad se alistó integralmente.

A las 06.30 horas, las unidades estaban listas para actuar. La comunicación que preparé para enviar a todas las unidades de Chile ya se difundía en clave desde las 06.00 horas.

Antes de las 08.30 horas, el Cuartel General del Comandante en Jefe estaba instalado y funcionando. A esa hora se comenzaba a escuchar en todas las radios leales nuestra Canción Nacional y poco más tarde se leía la proclama en la cual se comunicaba al país que se ponía fin al régimen marxista que por tres años había tratado de destruir la República y sus instituciones con el fin de implantar el comunismo.

Desde antes de la hora prevista algunas acciones de combate se iniciaron en virtud de la aplicación de la Ley de Control de Armas, según estaba previsto en los Planes de Combate, desarrollándose diversas acciones tácticas que fueron creciendo en forma vertiginosa hacia el centro de la ciudad.

-¿Cuáles fueron las primeras reacciones que Uds. advirtieron de parte del Gobierno?

-Desde un principio, Allende trató de ganar tiempo, convencido de que sus grupos paramilitares lo apoyarían con todas sus fuerzas, pero ello era sólo una utopía, pues los líderes que habían soliviantado a los trabajadores en esos tres años fueron los primeros que se ocultaron, huyeron o se refugiaron en alguna Embajada. Además, la traición a Chile, que este ególatra había cometido mientras encabezó el gobierno, ya había sido captada por la ciudadanía, y ahora primaba más en ella el sentimiento de la Patria amenazada, que los engaños y alucinaciones inculcados desde Rusia o desde Cuba. Por tales motivos, Allende quedó absolutamente solo, con excepción de un pequeño grupo de fanáticos que aceptó ciegamente una lucha para ellos sin destino.

La Operación Silencio de la Radiotelefonía se había cumplido rápidamente, conforme a las modificaciones que fueron introducidas el 4 de septiembre de 1973 en el Plan Ejecutivo de Seguridad Interior "Hércules". Sólo nos quedaba la Radio Magallanes, que fue silenciada cerca de las 10.40 horas.

-Presidente, me gustaría conocer su relación de los momentos que entonces vivió Ud. en el Cuartel General del Comandante en Jefe del Ejército.

-Después de mantener un enlace radiofónico permanente entre el Puesto de Mando del Almirante Carvajal y el Puesto de Mando del Comandante en Jefe del Ejército sobre el desplazamiento y la acción de las tropas, llegó por citófono la información de que Allende se había suicidado. Era poco más de las 10.30 horas. Al preguntarle a Carvajal por esta noticia, me respondió:

"Augusto, lo del suicidio era falso, ahora acabo de hablar con el Edecán Naval, Comandante Grez, y me dice que él y los otros dos Edecanes se van a retirar de La Moneda y se vienen hacia el Ministerio de Defensa."

Le encargué al Almirante Carvajal buscar al Jefe de Carabineros, para decirle que retirara sus tropas de la Casa de Gobierno, porque La Moneda iba a ser bombardeada por la FACH. Me respondió que los Carabineros estaban retirándose de la Moneda en ese momento, y que el General Brady estaba informado para que no se les disparase cuando éstos evacuaran el Palacio.

De inmediato recibí un nuevo llamado de Carvajal para decirme que lo había llamado el Secretario de Marina, Domínguez, para retransmitir la solicitud de Allende de que fueran los tres Comandantes en Jefe a pedir la rendición ante el Presidente de la Moneda. Mi respuesta fue:"Tú sabes que este señor es chueco; en consecuencia, si él quiere rendirse, que venga al Ministerio de Defensa para entregarse a los tres Comandantes en Jefe". La respuesta de Carvajal fue ésta: "Hablé personalmente con él en nombre de los Comandantes en Jefe y contestó una serie de groserías". De inmediato ordené que se bombardeara la Moneda. Para ello era previo evacuarla; luego había que asaltarla, y así su ocupación resultaría más fácil y con menos derramamiento de sangre.

-¿Se consideró la situación del personal de Carabineros de guardia en La Moneda?

-Pronto fui informado de que el General de Carabineros César Mendoza ejercía el mando de su Institución y que el General Yovane mandaba los Carabineros que rodeaban La Moneda. Asimismo, que ya no había Carabineros ni personal del Ejército dentro de La Moneda, lo cual nos dejaba en libertad para iniciar el bombardeo si Allende y sus GAP no se rendían.

Repentinamente se me ocurrió que Allende podía haber huido en alguna tanqueta de Carabineros. Pregunté si ello habría sido posible, a lo que Carvajal me respondió que no, por cuanto las tanquetas se habían ido antes y posteriormente él había hablado por teléfono con Allende y más tarde había conversado con el Edecán Naval, quien le confirmó que Allende estaba en La Moneda.

Poco después el Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea pedía allanar los estudios de Radio Magallanes, que continuaba transmitiendo. Luego se discutieron algunos puntos para la proclama de los Comandantes en Jefe y del General Director de Carabineros.

A las 10.50 horas, me llamó el General Leigh a mi puesto de mando, pero no fue posible hablar con él, por lo cual recuperé el contacto con el Almirante Carvajal, quien me informó que el General Mendoza estaba en comunicación con él y con el General Brady, y que la acción de la tropa estaba bien coordinada.

Con estos antecedentes le comunico al Almirante Carvajal que diez para las once daré la orden de bombardear La Moneda. En consecuencia, a esa hora, las tropas deben estar replegadas a dos cuadras de La Moneda. A las 11.00 en punto se iniciará el bombardeo, para lo cual las tropas se protegerán en los edificios con el fin de permitir la acción de la aviación sin riesgo de sufrir daños.

A tal objeto se le comunica al General Leigh que en ningún caso inicie el bombardeo sin conocer exactamente la situación terrestre. De todo esto se le informa al General Brady.

En esos momentos se nos comunica que las brigadas socialistas piensan atacar el Ministerio de Defensa. Además escucho disparos fuera del Puesto de Mando.

Antes de salir, doy la orden al Almirante Carvajal y al General Baeza que se dé el alerta a la gente del Ministerio, pues hay un Plan para esa eventualidad; todos con las armas automáticas en las ventanas y con tiradores escogidos deben batir a los francotiradores que disparen desde el edificio del frente, a lo cual se me responde que dicho plan ya está en ejecución.

Salgo de inmediato del Puesto de Mando y me encuentro con el Comandante de las Fuerzas Especiales de Paracaidistas, que me indica que al parecer un grupo de individuos ha pretendido atacar el lugar del Puesto de Mando. Ordeno un rastreo inmediato con dicha unidad, mediante un rodeo amplio para que nadie escape. Luego vuelvo a la radio, donde se me informa que La Moneda es atacada por los tanques y por la Escuela de Infantería, la Escuela de Suboficiales y la artillería del Regimiento Tacna. En esos instantes el ataque alcanza su mayor intensidad; el fuego de artillería hace grandes impactos en el viejo edificio.

Le indico al Almirante Carvajal que le ofrezca por última vez al señor Allende como plazo definitivo hasta las 10.30 horas, para que se rinda y entregue su renuncia; se le asegura su integridad física y que será expatriado. Recalco que es por última vez. Esperaremos hasta diez para las once para que entregue su renuncia. Si no lo hace, atacaremos, cualesquiera sean las consecuencias.

En ese instante me acuerdo del Sr.Altamirano, del Sr.Concha, del Sr.Henríquez y otros. Pregunto si se ha sabido de ellos, se me responde que no hay informaciones.

Le pido entonces a Carvajal que los Servicios de Inteligencia de las tres instituciones los ubiquen y los detengan, ya que estos señores son parte del grupo de responsables principales de la destrucción del país. Carvajal me llama para decirme que el Comandante Badiola está en contacto con La Moneda y que le ha informado que Allende tendría intenciones de parlamentar. Rechazo la idea, indignado: parlamentar es ceder. Le repito al Almirante:"La rendición es incondicional, nada de parlamentar. Rendición incondicional, y se le tomará detenido; sólo se le respetará la vida, su integridad física, y en seguida se va a otro país".

En el Cuartel General le dicto al Jefe de Operaciones lo siguiente: "A partir de este momento se decreta el Estado de Sitio con toque de queda; además se aplica la Ley Marcial a toda persona que se la sorprenda con armas o explosivos". Dicho mensaje se envía de inmediato al Almirante Carvajal para su ejecución.

El Almirante Carvajal me informa que viene en camino un parlamentario para que se le reciba, a lo cual contesto:"Este caballero está ganando tiempo. Estamos demostrando ingenuidad, no le aceptes ningún parlamento, el parlamento es diálogo y el diálogo es ganancia para él. No, mil veces no; debe ser rendición incondicional. Ten bien en claro lo que digo. Rendición incondicional. Si quiere, que venga él acompañado de Sepúlveda al Ministerio y se entrega junto con su renuncia. Si no, vamos a bombardear a las 11.00 horas".

Carvajal me responde que está conforme y que se darán diez minutos de tiempo para que salgan de La Moneda, y que pasados esos diez minutos se va a bombardear. Tiene que rendirse incondicionalmente y si no sufrir las consecuencias del bombardeo.

"Todo ese montón de señores que hay ahí, el señor Tohá, el otro señor Almeyda y todos esos marxistas que han destruido el país deben ser detenidos". Carvajal me señala: "José Tohá dice que esperen un momento para convencer al Presidente de su rendición". A esto le digo, tajante:"Negativo, señor Almirante, estamos luchando por los destinos de Chile. Si nosotros mostramos debilidad de carácter y entramos a dar plazos y aceptar parlamentos, sería lo más nefasto que podría ocurrir. Sólo lo que hemos ofrecido, el avión que está dispuesto y que se vaya a cualquier parte, menos Argentina".

Luego se ordena que un jeep del Ministerio de Defensa vaya a La Moneda a retirar a seis mujeres, lo cual detiene el ataque unos tres minutos.

A los pocos instantes se me informa que las mujeres han sido retiradas de La Moneda. En consecuencia se puede iniciar el ataque. Es necesario terminar con esa agonía, ya que no hay rendición de los ocupantes. Sin embargo, dadas las órdenes de parar el ataque en espera del bombardeo de la aviación, se me informa que el ataque aéreo tendrá otra leve demora de 15 minutos y será efectuado simultáneamente sobre La Moneda y Tomás Moro. Se me aclara que el retraso se debe a que los aviones vienen de Concepción y existe un problema con el carguío de combustible. Ante este nuevo retraso ordeno a las tropas: "Vamos a actuar con toda la artillería, con los sin retroceso, morteros, lanzacohetes y artillería de los tanques y ametralladoras punto 50".

Se inicia un violento fuego de artillería con piezas, con cañones sin retroceso y con la artillería de los tanques. Las primeras granadas hacen su efecto. La infantería se prepara para el asalto final.

Se recibe la información de la Fuerza Aérea de que en siete minutos más los Hawker Hunter estarían en la Moneda. Hay que parar el ataque. Hay fuego graneado desde el edificio de Obras Públicas y del Banco del Estado; es necesario despejarlos, y para ello mando un operativo de paracaidistas y de fuerzas especiales.

Nuevamente el Almirante me informa que se encuentran el Subsecretario Vergara y el Secretario Puccio, y que son portadores de una serie de condiciones de Allende. Pero son inaceptables. Los auditores y los asesores advierten que no sería conveniente darle la oportunidad de que salga del país, porque este hombre se va a pasear por todos los países del mundo, socialistas o no, desprestigiando al Gobierno. Se cree que lo más conveniente es dejarlo en Chile.

Les respondo que lo ofrecido debe cumplirse pese a todo.

Se me comunica que al puesto de mando el Almirante Carvajal han llegado numerosos funcionarios de la Unidad Popular. A medida que ingresan se les detiene. Así, Vergara, Flores y otros quedan en calidad de detenidos. Al Secretario Puccio se le autoriza salir del país en caso de que el Sr.Allende se vaya.

Con satisfacción escucho la noticia de que los helicópteros Puma, del Ejército, están abriendo fuego sobre los techos del Ministerio de Obras Públicas y del Banco del Estado. De inmediato los extremistas desaparecen. Ordeno que se difunda la advertencia de que cualquier tirador que se ubique en los techos de los edificios circundantes a La Moneda será atacado con fuego efectuado desde los helicópteros.

-¿Se comunicó Ud.con el resto del país?

-Mi gran preocupación desde las primeras horas es la reacción que pueda producirse en el área de Calama y Antofagasta. A esta hora el General Bonilla, que se desempeñaba como mi Jefe de Estado Mayor, me informa que a lo largo del país se han cumplido mis órdenes y que, si hay reacciones locales, son de grupos paramilitares y están casi en su totalidad sofocadas.

Sin embargo, no desdeño la posibilidad de que sectores de trabajadores de Calama se organicen como fuerzas paramilitares. En realidad se han reorganizado en pequeños grupos para huir hacia el interior. Esto disminuye mi preocupación, quedando descartado el comienzo de una guerra civil desde esa zona. Ordeno que se trate de localizar y detener a las personas que huyen.

Otros problemas, de menor escala, tienen lugar en Talca y Valdivia, pero en esos momentos no constituyen un peligro serio. La posibilidad de una guerra civil, que me había preocupado enormemente, se va desvaneciendo. Como he señalado, la razón de mi extrema preocupación era que si los marxistas se apoderaban de algún área del territorio, ella podía servir como punto de convergencia para sus compañeros desplazados desde otros lugares del país. Calama podía haber sido una zona adecuada, ya que dispone de una pista de aterrizaje donde era fácil recibir aviones que trajeran material bélico y de apoyo desde Cuba, y eso sí que era muy grave.

Minutos más tarde, un nuevo informe me comunica que los helicópteros están abriendo fuego sobre las terrazas del Ministerio de Obras Públicas, y que desde La Moneda, por [la calle] Morandé 80, continúa saliendo gente con los brazos en alto. Ordeno controlar minuciosamente la salida de estas personas. Asimismo se me informa que el General Leigh comunica que pondría un helicóptero en la Escuela Militar para trasladar a la familia de Allende o a él solo desde ese lugar a un aeropuerto, siempre que previamente estuviera la renuncia firmada.

Existe el temor de que Allende espere la oscuridad para efectuar una maniobra para escapar. Se propone que el plazo máximo para esperar su decisión sean las dieciséis horas, a lo que doy mi conformidad.

La resolución conjunta de los Comandantes en Jefe y el Director General de Carabineros es que después de las diecisiete horas nos reuniremos todos. Se le avisa esto al Almirante José Toribio Merino, que se encuentra en Valparaíso.

Nuevamente, durante cortos minutos, el fuego se intensifica. Actúan duramente las armas de los helicópteros y las de la infantería. Luego se producen un alto en el fuego en espera de la salida de Allende. El General Leigh avisa que ya ha enviado un helicóptero a la Escuela Militar a esperar a Allende. El helicóptero aguardará hasta las dieciséis horas y luego se retirará a su base.

Llega la comunicación de que todos los helicópteros de la FACH han abierto fuego sobre Tomás Moro y que La Moneda ha sido ampliamente impactada por cohetes de los Hawker Hunter, lo que apurará en desenlace.

Se me informa que una destacada personalidad política ha llamado esa mañana al Cuartel General de la II División de Ejército para indicar:

"Habla XX [sic]. Si Uds. me necesitan estoy en el fono tal".

Una hora más tarde, se repite la llamada de la misma persona:

"Habla XX. Mire, me voy a desplazar a otro lugar. Si me necesitan, me pueden llamar al fono tal".

Cuando recibo esta información, sólo me limito a decirle al Comandante que le agradezca y que no siga ofreciendo sus servicios, ya que no son necesarios. Al parecer, este señor creía que el Gobierno se lo íbamos a ofrecer a él.

El tiempo transcurre rápidamente. La neblina de la mañana ha comenzado a descender y a tomar un color más gris. Se ha mantenido el cese del fuego para dar oportunidad a quienes resisten en La Moneda a que se rindan. Llega el Sr. Flores al puesto de mando en Defensa, a pedir "condiciones decorosas para entregar a los miembros del Gobierno de la Unidad Popular". La respuesta es tajante:"Sólo se les respetará la vida; todo lo demás es incondicional".

El Comandante en Jefe del Comando de Institutos Militares nos comunica que desde la Embajada cubana se ha disparado a nuestras tropas con ametralladoras. Ordeno que se le avise telefónicamente al Embajador que si se repite el hecho, deberá afrontar consecuencias tales como el asalto a esa sede, aunque después se produzcan problemas internacionales. Y que, además, disponen de un avión para salir del país, pues con esa nación romperemos relaciones de inmediato.

Hay una comunicación urgente del General Palacios, al mando de las fuerzas de la Escuela de Infantería, informando que ya se encuentran dentro de La Moneda. El Almirante Carvajal me la transmite en inglés, agregando:

"THEY SAID THAT ALLENDE HAD COMMITED SUICIDE"

Ahora es urgentemente necesario preocuparnos qué se va a hacer con los restos de Allende. Le indico al Almirante Carvajal que, a brevedad posible, los médicos jefes del Servicio de Sanidad del Ejército, de la Armada y de la FACH, y el Jefe del Servicio Médico de Carabineros, mas el médico legista de Santiago, examinen el cadáver de Allende y certifiquen la causa de su muerte, con el fin de evitar que más adelante se pueda imputar a las Fuerzas Armadas que lo asesinaron. Esto interesa hacerlo de inmediato. Le agrego al Almirante: "Usted comuníqueselo a las respectivas instituciones. Además, debe levantarse un Acta de cómo ha sido encontrado".

En seguida dispongo que la reunión de los Comandantes en Jefe y el Director General de Carabineros, se realice en la Escuela Militar a partir de las 18.30 horas.

La relación que hace el General de Brigada Javier Palacios de su entrada a La Moneda, dice así:

"Después del bombardeo efectuado por la Fuerza Aérea con los Hawker Hunter, se ordenó hacer lo mismo por la unidad de tanques que rodeaba a La Moneda. Terminado el fuego de armas pesadas, dispuse avanzar a las tropas de Infantería y otras que estaban bajo mi mando en una operación tenaza para entrar y conquistar el Palacio. A la cabeza de parte de estas fuerzas, logré hacerlo alrededor de las dos de la tarde por la puerta de Morandé 80. En esta aproximación, que fue la parte más dura de la operación, recibimos fuego continuo de francotiradores desde los edificios vecinos.

"En el momento de entrar por Morandé 80, se veía izada una bandera blanca en un palo, la que posteriormente resultó ser el delantal de un médico, puesto por la propia 'Payita' por orden del Sr. Allende. En esos instantes, salían del edificio un número aproximado de 30 civiles, todos ellos miembros de la guardia personal, y muchos médicos, los que se rindieron ante nuestras fuerzas. Al subir al 2º piso de La Moneda, estaba ya transformada en un infierno por efectos del incendio. Paralelamente recibimos disparos sorpresivos de tiradores emboscados en algunas oficinas.

"Mi impresión más profunda y fuerte fue ver incendiarse y destruirse el Salón Rojo y el gabinete presidencial, del cual solamente alcanzamos a salvar la réplica de la espada de O'Higgins. En uno de esos momentos fue cuando recibí un rebote de disparos hechos por estos tiradores enemigos, interponiéndose milagrosamente un oficial del Regimiento Tacna, quien, pese a quedar también herido, me salvó la vida.

"Al continuar nuestro avance en el interior de La Moneda y abrir las puertas que daban acceso al Salón Independencia (salón privado de Presidente), nos encontramos con el espectáculo del Sr.Allende muerto, sentado en un sofá, por los efectos de dos tiros que él mismo se había disparado colocándose la metralleta - regalo de Fidel Castro - bajo la barbilla, lo que le produjo una muerte instantánea. Al entrar a dicha sala, encontramos a un hombre joven que, al ser interrogado, dijo ser el Dr.Guijón, que atendía los servicios médicos de la Presidencia. Sintió los disparos hechos por el Sr. Allende en los momentos en que abandonaba la sala, y volvió, pudiendo comprobar que después de haberles ordenado que se rindieran y abandonaran La Moneda, se quedó atrás para suicidarse en la forma ya descrita.

"Debo confesar que no conocí a Allende, por la forma pobremente vestido en que se encontraba y por las características del suicidio, que prácticamente le partió en dos la cabeza. Tenía las manos llenas de pólvora, producto del uso de las armas que había disparado personalmente desde las ventanas de La Moneda en contra de la tropa que lo atacaba.

"A su lado había una máscara de gases y un casco que, me informó el Dr. Guijón, había utilizado durante todo el tiempo. De inmediato dispuse una guardia en dicho salón impidiendo la entrada a toda persona - militar o civil - hasta la llegada de la policía técnica de Investigaciones y de los especialistas del Servicio de Inteligencia Militar.

"Realizado esto, y habiendo pedido con urgencia la concurrencia del Cuerpo de Bomberos, dispuse la recolección de todo el armamento y elementos de combate que en enorme cantidad fuimos encontrando y que la ciudadanía pudo apreciar al haber sido fotografiados de inmediato por los diversos periodistas en el lugar mismo de los hechos. Pero no permití - por razones obvias - fotografiar el cadáver de Allende, excepto a los servicios de policía técnica ya indicados. Posteriormente, una vez efectuado el análisis correspondiente, se dispuso su envío en una ambulancia al Hospital Militar, en cuyo recinto le fue practicada la autopsia y un estudio detallado a cargo de los cuatro jefes de sanidad de los servicios de las FF.AA. y Carabineros. El cadáver lo hice cubrir - por no disponer de otros elementos - por un chamanto que se encontraba en el salón donde sucedieron los hechos. Simultáneamente, comuniqué por radio al Cuartel General de la Comandancia de Guarnición el siguiente mensaje: 'MISIÓN CUMPLIDA, MONEDA TOMADA. PRESIDENTE ENCONTRADO MUERTO'".

Los restos de Allende fueron sacados del Palacio de La Moneda, que aún ardía, y llevados al Hospital Militar para su autopsia.

Mientras tanto, la batalla de Santiago arreciaba.

Había choques con los paramilitares y los guerrilleros del MIR. Nuestras tropas respondían eficazmente. Luego se inició una dura labor de limpieza. En esos momentos finales no recibimos de los cordones industriales ninguna de las reacciones que temíamos.

Mientras se desarrollaba la batalla de Santiago, en Valparaíso, Talcahuano y Punta Arenas, la Armada junto con el Ejército, FACH y Carabineros, procedía a ocupar las Intendencias y a detener a los grupos extremistas que se presentaban.

La actuación de las Fuerzas en Valparaíso, bajo las órdenes del señor Vicealmirante D. José Toribio Merino Castro, permitió una rápida ocupación de la ciudad y el control de los violentistas que presentaron resistencia.

Recuerdo que en esos momentos de liberación de Chile, de liberación de nuestra conciencia y de pensamientos que agobiaban, con un nudo en mi garganta, sólo atiné a decir: "¡VIVA CHILE!".


DISCURSOS Y ENTREVISTAS DE AUGUSTO PINOCHET UGARTE

(adaptado de El Mercurio)

DISCURSO EN CHACARILLAS

"Al celebrarse hoy el Día de la Juventud, que instituyéramos hace dos años en este mismo lugar, retorno a él con renovada fe en el futuro de Chile.

Concurro así a la invitación que me ha formulado el Frente Juvenil de Unidad Nacional, que también celebra en esta noche el segundo aniversario de su creación, como un movimiento propio y responsable de la juventud chilena, que quiso identificar su compromiso con la defensa y proyección histórica del 11 de septiembre, uniéndolo a aquel imperecedero ejemplo de patriotismo que representa la inmolación de los 77 héroes juveniles de La Concepción.

Mi corazón de viejo soldado revive con profunda emoción el coraje insuperable de Luis Cruz Martínez y de los otros 76 jóvenes chilenos, que junto a él, en plena soledad de la sierra peruana, supieron demostrar con la entrega de sus vidas que nuestra Patria y los valores permanentes del espíritu están por encima de cualquier sacrificio personal que su defensa pueda demandar.

Mi espíritu de Presidente de la República se llena de justificada esperanza al contemplar que la juventud de hoy ha sabido descubrir el sello de eternidad y de exigencia que encierra para las generaciones siguientes la sangre que nuestros mártires derramaron pensando en la grandeza futura de Chile.

Como muy bien lo señaláis en el lema que habéis escogido, ellos murieron porque soñaban en una Patria libre, unida, grande y soberana. Convertir ese ideal en la más plena realidad posible, efectivamente es y será vuestra obra. Abriros diariamente el surco para que podáis emprender y proseguir esa tarea, es en cambio la difícil e irrenunciable misión que Dios y la historia han colocado sobre nuestros hombros.

Hace muy poco, de nuevo el pueblo chileno supo reeditar durante tres años de heroica lucha en contra de la inminente amenaza del totalitarismo comunista, aquel supremo grito de guerra de la Batalla de La Concepción: "Los chilenos no se rinden jamás". Y cuando acudiendo al llamado angustioso de nuestra ciudadanía, las Fuerzas Armadas y de Orden decidimos actuar el 11 de septiembre de 1973, nuevamente nuestra tierra fue regada por la sangre de muchos de nuestros hombres que cayeron luchando por la liberación de Chile.

Quedaba de este modo en evidencia que el temple de nuestra raza y la fibra de nuestra nacionalidad para defender la dignidad o la soberanía de nuestra patria no habían muerto ni podrían morir jamás, porque son valores morales que se anidan en el alma misma de la chilenidad.

Hoy, volvemos a enfrentar una lucha desigual, contra una acción foránea de diversos orígenes y tonalidades, que a veces adopta la forma de la agresión enemiga, y que en otras ocasiones se presenta bajo el rostro de una presión amiga.

En ese complejo cuadro, Chile continuará actuando con la prudencia y mesura que tradicionalmente han caracterizado nuestra política internacional, aun en horas muy difíciles. Nuestra colaboración hacia los organismos internacionales y nuestro diálogo franco y leal con los países y Gobiernos amigos seguirán comprometiendo los mejores esfuerzos y la más amplia buena voluntad de parte nuestra. Pero por ningún motivo permitiremos que dicha actitud se confunda con debilidad o vacilación ante quienes pretendan dictarnos desde el exterior el camino que debemos seguir, ya que su determinación es de exclusivo resorte de nuestra soberanía interna.

Por esta razón, dispuse recientemente que renunciáramos a la solicitud de un crédito externo, cuyo otorgamiento pretendió condicionarse públicamente a un examen de un Gobierno extranjero, acerca de la evolución de nuestra situación en materia de derechos humanos. Estoy cierto de que en esta actitud me acompaña el país entero porque si hay algo que todo chileno de verdad tiene muy en claro, es que la dignidad de nuestra patria no se transa ni se hipoteca ante nada ni frente a nadie.

Quienes pretenden doblegarnos con presiones o amenazas foráneas, se equivocan rotundamente, y sólo verán crece una cohesión interna que siempre se agiganta ante la adversidad. Quienes, por su parte, pretenden desde el interior aliarse con estos desbordes internacionales que parecieran revivir formas de imperialismo que creíamos ya superadas en el Occidente, sólo logran retratarse mejor en sus ambiciones sin freno, y hacerse acreedores al justo desprecio del pueblo chileno.

Menos aceptables son todavía los intentos de intervención foránea, cuando la causa que se invoca para ella es una supuesta defensa de los derechos humanos.

Nuestra historia y nuestra idiosincrasia se han forjado en el respeto a la dignidad del hombre. Sólo una amarga experiencia reciente, que estuvo a punto de conducirnos a la guerra civil, nos ha hecho comprender que los derechos humanos no pueden sobrevivir en un régimen político y jurídico que abre campo a la agresión ideológica del marxismo leninismo, hoy al servicio del imperialismo soviético o a la subversión terrorista, que convierte a la convivencia social en una completa anarquía.

Resulta incomprensible que toda restricción a determinados derechos de las personas se enjuicie como una presunta transgresión de los derechos humanos, mientras que la actitud débil o demagógica de muchos gobiernos frente al terrorismo no merezca reparo alguno en la materia, aun cuando es evidente que ella se traduce en una complicidad por omisión, con una de las formas más brutales de violación de los derechos humanos.

Es posible que nuestro enfoque más amplio y profundo en esta materia sea difícil de comprender para quienes no han vivido un drama como el nuestro. He ahí, en cambio, la razón por la cual las limitaciones excepcionales que transitoriamente hemos debido imponer a ciertos derechos, han contado con el respaldo del pueblo y de la juventud de nuestra Patria, que han visto en ellas el complemento duro pero necesario para asegurar nuestra Liberación Nacional, y proyectar así amplios horizontes de paz y progreso para el presente y el futuro de Chile. La juventud se ha destacado por su comprensión visionaria hacia la exigencia histórica que afrontamos en el sentido de dar vida a un Nuevo Régimen político institucional.

Es por ello que al cumplir el Frente Juvenil dos años de vida, siento el deber de expresar que, respetando el carácter plenamente autónomo e independiente de este movimiento, el Gobierno que presido aprecia debidamente los importantes avances que aquél ha ido logrando en su misión de unir a la juventud chilena en torno a un compromiso activo con Chile; con sus recursos humanos, geográficos y económicos; con el 11 de septiembre, y con la nueva institucionalidad que a partir de esa fecha está surgiendo.

De ahí que haya escogido esta noche, que ya se identifica con la juventud de nuestra Patria, para señalar públicamente los pasos fundamentales que hemos delineado para avanzar en el proceso institucional del país. Nada me parece más apropiado que hacerlo en un acto juvenil, ya que seréis vosotros, jóvenes chilenos, los responsables de dar continuidad a la tarea en que estamos empeñados, y los más directos beneficiados con el esfuerzo que en ella ha puesto desde su inicio, el país entero.

Frente al éxito ya perceptible del plan económico, el progreso en las medidas de orden social, y el orden y la tranquilidad que hoy brindan una vida pacífica a nuestros compatriotas, la atención pública se ha centrado ahora en mayor medida en nuestro futuro jurídico institucional. Las sanas inquietudes de la juventud y de otros sectores nacionales por una participación cada vez mayor, se insertan en esa realidad.

Para un adecuado enfoque de este problema, es conveniente reiterar una vez más, que el 11 de septiembre no significó sólo el derrocamiento de un Gobierno ilegítimo y fracasado, sino que representó el término de un régimen político institucional definitivamente agotado, y el consiguiente imperativo de construir uno nuevo.

No se trata, pues, de una tarea de mera restauración, sino de una obra eminentemente creadora, sin perjuicio de que dicha creación, para ser fecunda, debe enraizarse en los signos profundos de nuestra auténtica y mejor tradición nacional.

Ello nos señala el deber de caminar por el sendero del Derecho armonizando siempre la flexibilidad en la evolución social con la certeza de una norma jurídica objetiva e impersonal, que obligue por igual a gobernantes y gobernados. En esa perspectiva, advertimos nítidamente que nuestro deber es dar forma a una nueva democracia que sea autoritaria, protegida, integradora, tecnificada y de auténtica participación social características que se comprenden mejor cuando el individuo se despoja de su egolatría, ambición y egoísmo.

Una democracia es autoritaria en cuanto debe disponer de una autoridad fuerte y vigorosa, y hacer imperar un orden jurídico que asegure los derechos de las personas, con una adecuada protección de los Tribunales de Justicia, independientes y dotados de imperio para hacer cumplir sus resoluciones.

Protegida en cuanto debe afianzar como doctrina fundamental del Estado de Chile, el contenido básico de nuestra Declaración de Principios, reemplazando el Estado liberal clásico ingenuo e inerme, por uno nuevo que esté comprometido con la libertad y la dignidad del hombre y con los valores esenciales de la nacionalidad. Consiguientemente, todo atentado en contra de estos principios, cuyo contenido se ha ido precisando en las Actas Constitucionales y gentes, se considera por éstas como un acto ilícito y contrario al ordenamiento institucional de la República.

La libertad y la democracia no pueden sobrevivir si ellas no se defienden de quienes pretenden destruirlas.

Integradora, en cuanto debe robustecer el Objetivo Nacional y los Objetivos permanentes de la Nación, para que por encima de legítimas divergencias en otros aspectos más circunstanciales, los sucesivos Gobiernos tengan en el futuro la continuidad esencial que les ha faltado en el pasado. De ahí debe brotar un poderoso elemento de unidad de la gran familia chilena, a la cual se ha pretendido sistemáticamente disgregar por tanto tiempo, impulsando una lucha de clases que no existe y no debe existir.

Tecnificada, en cuanto el vertiginoso progreso científico y tecnológico del mundo contemporáneo, no puede ser ignorado por las estructuras jurídicas, resultando en cambio indispensable que se incorpore la voz de los que saben al estudio de las decisiones. Sólo ello permitirá colocar la discusión en el grado y nivel adecuados; reducir el margen del debate ideológico a sus justas proporciones; aprovechar el aporte de los más capaces, y dar estabilidad al sistema.

De auténtica participación social, en cuanto a que sólo es verdaderamente libre una sociedad que, fundada en el principio de subsidiariedad, consagra y respeta una real autonomía de las agrupaciones intermedias entre el hombre y el Estado, para perseguir sus fines propios y específicos. Este principio es la base de un cuerpo social dotado de vitalidad creadora, como asimismo de una libertad económica que dentro de las reglas que fija la autoridad estatal para velar por el bien común, impida la asfixia de las personas por la férula de un Estado omnipotente.

Estamos frente a una tarea que, por su naturaleza y envergadura, debe ser gradual. De este modo, nos alejamos por igual de dos extremos: el del estancamiento que más tarde o más temprano siempre condice los procesos sociales a rupturas violentas, y el de la precipitación que traería consigo la rápida destrucción de todo nuestro esfuerzo, el retorno del régimen anterior con sus mismos hombres y vicios y, muy pronto, un caos similar o pero al que vivimos durante el Gobierno marxista.

El proceso concebido en forma gradual contempla tres etapas: la de recuperación, la de transición y la de normalidad o consolidación. Dichas etapas se diferencian por el diverso papel que en ellas corresponde a las fuerzas Armadas y de Orden, por un lado, y a la civilidad, por el otro. Asimismo, se distinguen por los instrumentos jurídico institucionales que en cada una de ellas deben crearse o emplearse.

En la etapa de recuperación, el Poder Político ha debido ser integralmente asumido por las Fuerzas Armadas y de Orden, con colaboradores de la civilidad, pero en cambio, más adelante, sus aspectos más contingentes serán compartidos con la civilidad, la cual habrá de pasar así de la colaboración a la participación.

Finalmente, entraremos en la etapa de normalidad o consolidación, el Poder será ejercido directa y básicamente por la civilidad, reservándose constitucionalmente a las Fuerzas Armadas y de Orden el papel de contribuir a cautelar las bases esenciales de la institucionalidad y la seguridad nacional en sus amplias y decisivas proyecciones modernas.

Hoy nos encontramos en plena etapa de recuperación, pero estimo que los progresos que en todo orden estamos alcanzando, nos llevan hacia la de transición.

Durante el período que falta de la etapa de recuperación, será necesario completar la dictación de Actas Constitucionales, en todas aquellas materias de rango constitucional aun no consideradas por ellas, como también de algunas leyes trascendentales, como de seguridad, trabajo, previsión, educación y otras que se estudiarán en forma paralela. De esta manera, quedarán definitivamente derogada la Constitución de 1925, que en sustancia ya murió, pero que jurídicamente permanece vigente en algunas pequeñas partes, lo que no resulta aconsejable.

Simultáneamente, deberán revisarse las Actas Constitucionales ya promulgadas, en aquellas materias donde su aplicación práctica hubiere demostrado la conveniencia de introducir ampliaciones, modificaciones o precisiones.

La culminación de todo este proceso de preparación y promulgación de las actas constitucionales, que continuará desarrollándose progresivamente desde ahora, estimo que deberá en todo caso estar terminado antes del 31 de diciembre de 1980, ya que la etapa de transición no deberá comenzar después de dicho año, coincidiendo su inicio con la plena vigencia de todas las instituciones jurídicas que las actas contemplen.

Entre las referidas actas constitucionales, ocupa un lugar prioritario la que habrá de regular el ejercicio y la evolución de los Poderes Constituyente, Legislativo y Ejecutivo. Para orientar en esta materia a la Comisión de Estudios de la Nueva Constitución, el Presidente que os habla entregará próximamente ciertas directrices fundamentales que permitan a dicha comisión preparar el anteproyecto pertinente, para su posterior consulta al Consejo de Estado, antes del pronunciamiento final que corresponderá a la Junta de Gobierno.

Dichas orientaciones para el esquema que deberá regir en la etapa de transición son principalmente las siguientes:

- El Poder Constituyente deberá permanecer siendo ejercido por la Junta de Gobierno. Sin embargo, él se ejercerá normalmente con previa consulta al Consejo de Estado.

- El Poder Ejecutivo deberá permanecer siendo ejercido por el Presidente de la Junta de Gobierno, en calidad de Presidente de la República, y con las facultades de que hoy ya está investido.

- El Poder Legislativo, de acuerdo a la tradición nacional, deberá tener dos colegisladores: el Presidente de la República y una Cámara Legislativa o de Representantes, como se podría denominar, sin perjuicio de las facultades legislativas que en esta etapa de transición, deberá mantener la Junta de Gobierno en carácter extraordinario.

Estas atribuciones deberán comprender, por una parte, el derecho de cada uno de sus integrantes a presentar proyectos de ley a través de la Presidencia de la República, y por la otra, la facultad de solicitar antes de la promulgación de cualquier ley, que su texto sea revisado por la Junta de Gobierno. En este último caso, si en la Junta prevaleciera la opinión de que un precepto atenta contra la Seguridad Nacional, éste no podrá ser promulgado. Se trata de un veto absoluto, destinado a operar en los casos en que la Junta de Gobierno lo interponga, a petición de cualquiera de sus miembros diferenciándose así del veto ordinario del Presidente de la República frente a la Cámara Legislativa.

Por su parte, y tal como lo expusiera el 18 de marzo pasado, la Cámara Legislativa o de Representantes deberá tener una composición mixta: un tercio de sus miembros habrá de corresponder a personalidades de alto relieve nacional, que la integrarán por derecho propio o por designación presidencial, y los otros dos tercios restantes, serán representantes de Regiones o agrupaciones de Regiones en una cantidad proporcional al número de sus habitantes.

En cuanto a la legislación ordinaria se deberán contemplar sistemas de iniciativa de las leyes, de veto presidencial y otros, que eviten los excesos demagógicos que caracterizaron a los últimos períodos de nuestro anterior Parlamento.

Especial importancia cabe atribuir a que la Cámara Legislativa cuente con Comisiones Técnicas, en que participen establemente, con derecho a voz, las personas más calificadas en el plano científico, técnico y profesional en las diversas materias.

La instalación de esta Cámara Legislativa deberá realizarse durante el año 1980 y para su primer período, cuya duración será de 4 ó 5 años, dado que no es factible la realización de elecciones, los representantes de las Regiones habrán de ser designados por la Junta de Gobierno.

Posteriormente, en cambio, dichos representantes regionales se elegirán ya por sufragio popular directo, de acuerdo a sistemas electorales que favorezcan la selección de los más capaces, y que eviten que los partidos políticos vuelvan a convertirse en maquinarias monopólicas de la participación ciudadana.

Constituida la Cámara Legislativa en este período, es decir, con dos tercios de sus miembros elegidos popularmente, deberá corresponder a la propia Cámara el designar al ciudadano que a partir de esa fecha desempeñara el cargo de Presidente de la República por un período de seis años.

Simultáneamente con lo anterior, que implicará el paso de la etapa de transición a la de consolidación, corresponderá aprobar y promulgar la nueva Constitución Política del Estado, única y completa, recogiendo como base la experiencia que arroje la aplicación de las Actas Constitucionales. La etapa de transición servirá así para culminar los estudios del proyecto definitivo de la nueva Carta Fundamental.

Al bosquejar este plan general ante el país, el Gobierno cree cumplir con su misión de esclarecer las líneas básicas sobre las cuales anhela desarrollar nuestra evolución institucional próxima, durante la cual también será necesario intensificar la elaboración y consagración jurídica de las nuevas formas de participación social, tanto de carácter gremial o laboral, como estudiantil, profesional, vecinal y de las demás expresiones ciudadanas en general.

Jóvenes chilenos:

La posibilidad de materializar integralmente este plan está sujeta a la condición de que el país siga presentando los signos positivos que nos ha permitido avanzar hasta la fecha.

Para ello se requiere indispensablemente el concurso patriótico de todas la ciudadanía, y muy especialmente, el idealismo generoso de la juventud que debe encender de mística nuestro camino hacia el futuro.

No ignoro que se levantarán muchos escollos, ambiciones y personalismos, que de mil maneras pretenderán impedir nuestra marcha, y hacernos volver hacia atrás, donde sólo nos esperarían las penumbras de la esclavitud. Pero estoy seguro de que la luz que emerge al final de nuestra ruta será siempre más fuerte y más luminosa, y por encima de todo, confío plenamente en Dios, en el pueblo de Chile, y en nuestras Fuerzas Armadas y de Orden que, con patriotismo, hoy guían sus destinos.

Mis queridos jóvenes:

El futuro de Chile está en vosotros, cuya grandeza estamos labrando".

La noche del 9 de julio de 1977 el Frente de Unidad Nacional congregó en el Cerro Chacarillas a centenares de jóvenes.
La ceremonia estaba destinada a recordar la inmolación de los 77 héroes juveniles chilenos
en la batalla de la Concepción y finalizó con un discurso del general Augusto


DOMINGO 19 DE AGOSTO DE 1990

CAPITÁN GENERAL AUGUSTO PINOCHET, COMANDANTE EN JEFE DEL EJÉRCITO:
"ME RETIRARÉ CUANDO ESTIME OPORTUNO"

Por Blanca Arthur.

El está... como es. Pinochet sigue siendo ese mismo militar cazurro que gobernó el país durante 16 años. No da la sensación que de verdad dejó el poder.

Es que quizás como nunca, aparece ejerciendo su don de mando y también el liderazgo de la Institución que ja encabezado desde los difíciles días de fines de agosto del año 73. Y ahí sigue instalado en la Comandancia en Jefe del Ejército... "aquí estoy en mi caldo", dice con su sonrisa socarrona, mientras hace su característico gesto de arreglarse la chaqueta del uniforme.

Y es cierto que se le ve contento en ese ambiente castrense. En su despacho, nos muestra la espada de O'Higgins y un sinnúmero de objetos militares que recuerdan diferentes etapas de su vida. Más íntimo es el ambiente en su privado, donde abundan fotografías familiares, comenzando por la de doña Lucía y otras de sus nietos regalones. También hay un Ejército completo de soldaditos de plomo "ése es mi juguete" comenta, y al no poder ocultar una caja de cartón con papeles, la mira y dice "y ésta, la valija diplomática".

Pese a que no son días fáciles los que le ha tocado vivir -y lo admite-, no ha perdido su sentido del humor.

Terminaban los preparativos para el mes del Ejército que se inicia mañana, y el general Pinochet nos recibió durante más de una hora. Era una ocasión propicia para que hablara. Y habló.

Claro que durante la larga conversación, quizás dijo más con sus gestos, con su mirada y sus sonrisas lo que pensaba frente a los temas más conflictivos que abordamos... pero sobre los que él sabía que no podía opinar. Por momentos daba la sensación de que se mordía la lengua y al final repetía "si usted sabe que de eso no le puedo decir nada. Son cosas políticas y ahora sólo puedo hablar en mi calidad de comandante en jefe del Ejército".

Cuenta que en estos cinco meses desde que entregó el Gobierno, lleva una vida más tranquila. Pero igual mantiene sus hábitos de levantarse temprano y hacer su gimnasia diaria. Cuida su salud y se le nota, porque aunque ya va a cumplir 75 años, no refleja síntomas de cansancio.

No deja de sorprender su vitalidad. Porque a pesar de que ha bajado el ritmo de trabajo, sigue recorriendo el país y visitando las unidades militares y a pesar, también, de que las tensiones que ha enfrentado desde el 11 de marzo no han sido pocas.

Los "Once"

- ¿Qué sintió ese 11 de marzo?

¿Qué sentí? La enorme satisfacción de estar cumpliendo plenamente con mi Patria. Algunos jamás creyeron que me iba a sacar la banda y me la saqué... otra vez se equivocaron. Y se van a seguir equivocando.

- ¿No le afectó entregar el poder?

No, porque había llegado al término de una misión...

- Y cuando se sacó la banda ¿cuál fue su sentimiento íntimo?

De tranquilidad por le término de un período, porque la responsabilidad de conducir al país es cosa seria. Hay que analizar todo todos los días, meditar... tomar decisiones.

- ¿Qué significado histórico le da al 11 de marzo de este año?

El 11 de marzo es una fecha histórica. En 1974 se dio a conocer la Declaración de Principios, el 81 entró en vigencia la Constitución y este año, las Fuerzas Armadas cumplieron su promesa y se restableció la democracia. Es un día importante para Chile y para sus hombres de armas. Cumplimos la misión a la que nos comprometimos el 11 de septiembre de 1973.

- ¿Qué piensa de la propuesta para que se elimine como feriado el 11 de septiembre?

Es un problema de los que lo proponen.

- ¿Y usted cómo lo interpreta?

Cuando las cosas son claras, no necesitan interpretación. Para nosotros y para muchos chilenos, es y seguirá siendo una fecha histórica.

- ¿Y ustedes quieren recordarlo estableciendo este mes del Ejército?

Lo que vamos a hacer es recordar en este mes todas las glorias y tradiciones del Ejército. Tiene un sentido muy especial, porque se inicia el día del natalicio de Bernardo O'Higgins y termina el día de las Glorias del Ejército que, como usted sabe, se debe a su decisiva participación en la Independencia. Claro que además entre estas fechas hay otros hitos en los cuales le ha cabido al Ejército una destacada participación y que merecen ser celebrados solemnemente, como es el once.

- Pero hay fechas que son conflictivas y de hecho se está organizando un funeral a Allende ¿qué piensa de ese acto?

Que es una utilización política. Nada más. Y las Fuerzas Armadas no van a participar.

- ¿No se le rendirán honores?

No.

Las relaciones con el Gobierno

- Cuando ya han pasado cinco meses desde que entregó el poder ¿cómo califica las relaciones de las Fuerzas Armadas con el nuevo Gobierno?

Las relaciones del Ejército con el Gobierno son, como siempre, las que deben existir de acuerdo a la Constitución y las leyes.

- Y como diría en forma menos críptica, ¿cómo son las suyas personales con el Presidente Aylwin?

Muy distintas a lo que muchos quisieran o se imaginan. Creo que el Presidente Aylwin quiere servir a Chile, y yo también tengo como objetivo esencial de mi vida servir a Chile.

- ¿Le ha sorprendido esta relación?

No. Siempre pensé que iba a ser así.

- Uno de los principales problemas antes de la transmisión del mando fue el de la dependencia. Usted dijo que se iba a entender directamente con el Presidente Aylwin, ¿no lo hace a través del ministro Rojas?

El ministro Rojas es secretario de Estado del Presidente Aylwin.

- ¿Admitió su dependencia del ministro de Defensa?

Lea la Constitución, ahí está señalado.

- ¿Se reúne periódicamente con el ministro Rojas?

Me reúno cuando es necesario, fijamos una fecha y nos reunimos.

- Pero ¿quedó resuelto el problema de quién mandaba a quién?

Si aquí no se trata de quién manda a quién. La Constitución y las leyes fijan las funciones, atribuciones y deberes de cada autoridad del Estado.

- Y de acuerdo a la Constitución ¿el Presidente no es el generalísimo de las Fuerzas Armadas?

Mire, el Presidente es el Jefe de Estado, y el concepto de generalísimo viene de que la Constitución dice que él lo es cuando hay guerra. En consecuencia, para que sea generalísimo debe haber una guerra y como no hay, no es generalísimo.

- General, ¿podría afirmar que el Ejército ha sabido adecuarse a la democracia?

Es un error pensar que el Ejército haya tenido que adecuarse a la democracia, porque como toda institución militar se rige por parámetros distintos a los de la política. Y además, no se olvide, pues, que la recuperación de la democracia, pese a lo que se quiera decir, es fruto del Gobierno de las Fuerzas Armadas. Yo sé que algunos nos tratan de quitar este mérito, pero no se puede ir contra los hechos. El Ejército se siente perfectamente bien viviendo en medio de una democracia a la que él mismo le dio vida en parte importante.

El Congreso y Valdés

- Una de sus primeras actividades que causó mayor sorpresa fue su visita al Congreso en abril. ¿Qué lo movió a asistir?

¿Por qué tanta sorpresa? Fui porque me invitaron las autoridades del Poder Legislativo y me pareció natural y lógico aceptar la invitación. Además aproveché de invitar a los parlamentarios a conocer al Ejército más de cerca y como usted sabe, fueron primero a una exposición sobre nuestra organización y funcionamiento en la Academia de Guerra y a un ejercicio demostrativo de Instrucción de Combate en Peldehue.

- ¿Qué quiso demostrarles invitándolos a los juegos de guerra?

Los juegos de guerra, como les dice usted, fueron ejercicios de combate profesionales que muestran la preparación que hay para la defensa del país, y en esto deben estar comprometidos todos los chilenos y especialmente quienes conforman un Poder del Estado que tiene importantes atribuciones en materia de Defensa. Por eso me parece normal integrarlos a estos ejercicios. Y además es bueno porque contribuye a que conozcan mejor a nuestra Institución.

- ¿Qué piensa de la negativa de asistir de los socialistas y las razones que esgrimieron?

¿Usted me pregunta por las razones que esgrimieron? Creo que tenían razones, pero no tenían razón. Y hay una gran diferencia entre lo uno y lo otro.

- Cuénteme ¿cómo ve usted a Gabriel Valdés ahora?

¡Ya me quiere hacer hablar de política! No es misión del comandante en jefe opinar sobre quienes ejercen funciones políticas.

- Muchos ven que es el político de Gobierno con el que más se ha avenido. ¿Es cierto?

No es un problema de avenencias. Es un asunto de caballerosidad, respeto y comprensión que ha existido entre los dos y mantenemos una buena relación en cuanto a lo que es la función de cada uno.

La comisión "Rettig"

- Uno de los momentos de mayor tensión con el Gobierno se produjo a raíz de la creación de la Comisión Verdad y Reconciliación. ¿Siguen vigentes las aprensiones que el Ejército manifestó en esa oportunidad?

Las aprensiones siguen siendo las mismas.

- ¿A pesar de que reconocidamente ha actuado con moderación?

¡Si esto es lo mismo que cuando los bancos hacen el balance! Mientras lo están haciendo no dicen nada, pero cuando termina, comienzan a cobrar las cuentas y a protestar los cheques...

- ¿Cuál es el temor de fondo que tiene usted con la tarea de la Comisión?

No tengo temores. Me preocupa, sí, que se afecte a mi Institución y a mi gente.

- ¿Admite que en el Ejército hay personas que pueden aparecer como responsables de las materias que investiga?

La Comisión no tiene facultades para investigar. Eso sólo le corresponde a la Justicia. Y ¿sabe? El Ejército ya fijó su posición sobre este tema.

- La declaración que hizo fue bien conflictiva, ya que el Gobierno consideró que estaba al borde de la deliberación. ¿Qué opina al respecto? ¿Por qué se decidió hacer públicos esos planteamientos?

Hay que ser muy cuidadosos para referirse al concepto de deliberación. Creo que en muchos casos se abusa con un tratamiento muy ligero de algo tan delicado y que jamás han aclarado.

- En la reunión que usted sostuvo con el Presidente Aylwin para conversar sobre el tema, se comprometió a que el Ejército colaboraría con la Comisión. ¿Lo ha hecho?

Claro que sí. Como le dije, enviamos nuestra presentación.

- En caso de que se requiera el testimonio de personal del Ejército ¿estará dispuesto a prestarlo?

Actuaremos dentro del marco de la Constitución y las leyes.

- Esa precisión de que colaborarán dentro del marco de la Constitución y las leyes. ¿Qué alcance exacto tiene?

La que los hechos han demostrado: la forma seria y honesta de nuestra presentación oficial y muy especialmente con su contenido.

- La pregunta apunta, general, a si se ampararán para no entregar más antecedentes en que los hechos que investiga la Comisión están amnistiados...

Le repito: actuaremos dentro del marco de la Constitución y las leyes. ¡Y usted conoce bien mi pensamiento al respecto!

- ¿Considera que con la ley de amnistía de 1978 quedó resuelto el problema de las violaciones a los derechos humanos?

Fue una ley necesaria y sus efectos ayudaron a pacificar los ánimos y a poner fin a las secuelas propias de un período difícil. La gente se olvida que la ley benefició a todos, no sólo a algunos como quieren hacer aparecer, y que recibió el apoyo incluso de la propia Iglesia.

- En el tema de los derechos humanos, la Iglesia ha tenido una participación determinante incluso hasta ahora ¿qué piensa de su actitud?

¿Qué pienso? Creo ser cristiano y perdono

- ¿Ha tenido monseñor Oviedo contacto con usted?

No.

- ¿Usted va a misa, general?

A misas-misas... sí, voy habitualmente.

La verdad y la reconciliación

- ¿Rechaza la idea de que para que haya reconciliación es necesario conocer la verdad de los hechos ocurridos?

Mire, ese tema da para largo, porque desde un punto de vista de experiencia humana, no veo clara la dependencia necesaria entre reabrir heridas, sobre todo en forma sesgada, tendenciosa y parcial, y llegar a lo que han llamado reconciliación entre comillas. Más bien lleva a reavivar el problema y ello trae consigo el afán de venganza como está sucediendo.

- ¿Cree que hay ánimo de venganza en la gente?

No sólo creo, sino que estoy convencido y los que dicen lo contrario, no conocen al ser humanos...

- En definitiva, descarta que la Comisión pueda hacer un aporte a la reconciliación.

Le voy a contar una cosa: yo he estudiado historia y lo que conocen algo de historia saben bien que ello es difícil, porque desde que llegó Pedro de Valdivia a Chile hubo división entre los conquistadores, recuerde a Pedro Sancho de la Hoz y siga con la historia. Después responda.

- ¿Qué tendría que responder?

Que es muy difícil que haya esa reconciliación por el camino de reabrir heridas. ¡Muy difícil! ¡Muy difícil!

- En su caso ¿estaría dispuesto a perdonar a quienes atentaron contra su vida?

El ejemplo del Santo Padre me ha servido. Como cristiano lo he perdonado.

- ¿Qué piensa sobre las "leyes Cumplido" que tenían como objetivo resolver al caso de los presos políticos?

No me corresponde juzgar las iniciativas legales del Gobierno. Sólo veo los hechos y son preocupantes.

- ¿Qué le preocupa?

En ninguna parte del mundo el terrorismo ha desaparecido mediante la rebaja de sanciones a los que cometen actos terroristas. La tendencia es la contraria.

-¿Cuál podría decir usted que será el aporte de su Institución para lograr la reconciliación?

Nosotros estamos colaborando decididamente para que ese ambiente impere entre todos los chilenos.

Su permanencia en el cargo

- Usted cumple 17 años al mando del Ejército. ¿Cuántos más piensa quedarse?

¡Buena pregunta! Dejaré el Ejército cuando sea oportuno.

- ¿De qué depende? ¿Sentiría temor si se va?

Le dije que no tengo temores, que lo que me preocupa es mi Institución y mi gente.

- ¿O sea usted piensa que es una garantía para...

... Para que mi gente esté tranquila.

- A usted fue al único que el Presidente Aylwin no le pidió que se quedara...

No al único y además la permanencia en el cargo es una facultad que me otorga la Constitución.

- Pero Merino se fue.

Y yo soy Pinochet -contesta riendo.

- ¿Qué pensó cuando Merino dijo que había sido un error suyo haberse quedado?

De inmediato me dio una explicación Merino, me dijo "lo que yo he querido decir es que al quedarte ibas a pasar todos los malos ratos que has pasado".

- General, considerando la diferencia generacional que hay entre usted y el resto de los generales y oficiales ¿en qué medida siente que los interpreta?

¡El Ejército no se estructura sobre la base de generaciones! Cuando la doctrina profesional es una y los intereses y valores por los que se lucha son los mismos, no hay diferencias generacionales.

- ¿Qué importancia tiene la obediencia jerárquica dentro del Ejército?

La obediencia es parte de su esencia. Algunos, de esos que hablan sin conocernos, creen que nosotros los militares somos robots. Nos mandan y obedecemos, sin pensar, sin reflexionar. Están muy equivocados. Quien manda sabe que ejerce una de las funciones más delicadas de la vida militar. Lo hace luego de reflexionar, de estudiar cuáles son los medios para llegar a un fin. Y quien obedece sabe que adhiriéndose de mente y corazón a lo mandado cumple su deber. Lo demás son caricaturas.

- ¿Y qué piensa sobre el bullado caso del oficial N.N?

Creo que los hechos quedaron clarificados.

- ¿Qué responde a los que afirman que esas declaraciones interpretan el sentir de la oficialidad del Ejército?

Que el Ejército tiene un sistema jerárquico de mando y que son sus autoridades superiores las que hacen presente lo que la Institución piensa.

- Hay quienes dicen que su permanencia como comandante en jefe del Ejército es un obstáculo para la democracia. ¿Qué les diría?

Les recomendaría que observen con atención dónde están los verdaderos obstáculos para la democracia en Chile.

- ¿Su permanencia es garantía para que no haya en Chile "Aldos Rico" como dijo el ministro de Defensa?

Hay un tratamiento peyorativo en este tema, sobre el cual no quisiera pronunciarme.

- ¿Cuál es su opinión sobre las declaraciones y el informe del general Toro que ha causado polémica estos días?

Ese es un tema al que no me voy a referir.

Campaña contra el Ejército

- Distintos personeros, como oficiales en retiro y algunos civiles, han denunciado que hay una campaña de desprestigio contra las Fuerzas Armadas y en especial contra el Ejército. ¿Usted piensa así?

¡Claro que hay una campaña! Es evidente y manifiesta ¿no ve los insultos, los ataques? Hay muchas acciones y omisiones.

- ¿Quién y con qué fines alimentaría esa campaña?

Ese juicio me lo guardo yo. También en este caso hemos usado los conductos que corresponden para hacer presente nuestra preocupación. No me parece que un medio de comunicación sea el camino adecuado para expresar este tipo de opiniones, pero las tengo, y muy claras...

- Dicen que una de las mayores preocupaciones que habría en las Fuerzas Armadas se refiere precisamente a lo que publican algunos medios de comunicación de izquierda. ¿Qué efecto cree que pueden tener?

Usted sabe que esas publicaciones nunca han sido masivas. Lo grave es el espíritu que se esconde en ellas. A mí me hablan de reconciliación y cuando veo esas publicaciones, cargadas de infamias y de chismes, creo que quienes escriben en ellas no quieren la reconciliación que tanto se pregona. Es penoso, no se unen a la gran mayoría de los chilenos. Pero siempre ha sido así, siempre hay unos cuentos que no entienden.

- ¿Diría que es falso lo que publican?

Hay muchas cosas que dependen de cómo se digan y lo que veo es que las presentan en forma exagerada y negativa nada más que para exacerbar lo malo.

- ¿Lee "El Siglo"?

¡Son tantas las cosas que leo...!

- ¿Piensa que el Partido Comunista sigue teniendo importancia política en Chile?

Los hechos hablan por sí solos.

- ¿No cree que con la crisis del marxismo han perdido su fuerza?

Aquí hay un problema doctrinario muy complejo que no sabemos cómo va a evolucionar.

Responsabilidades

- Usted dice que todo es una campaña, ¿pero que responsabilidad asume el Ejército frente al hallazgo de osamentas y a las inhumaciones ilegales que se han descubierto?

Esperemos el pronunciamiento de los Tribunales. Ahora, que en este tema se ha procedido buscando enlodar el prestigio del Ejército, no hay duda. Se dice que no existe ningún ánimo en ese sentido. Pero, al ver la forma en que se enfocan temas tan delicados como éste, es clara la intención de aprovechamiento político. Eso se puede constatar. Además el Ejército ya expresó su posición hace algún tiempo y no estimo conveniente abundar sobre esta materia.

- Lo cierto, general, es que frente a estos hechos, sigue la demanda por "verdad y justicia" de parte de diversos sectores ¿qué piensa de ello?

Que la verdad y la justicia son dos virtudes a las cuales debemos aspirar, pero no son patrimonio de sólo un grupo. ¡Hasta cuándo vamos a seguir aceptando que sean sólo unos pocos los que se arrogan la verdad y la justicia!

- ¿Cómo recibió la declaración del Presidente Aylwin en el sentido de que no habría "Nuremberg" chileno?

Es lo natural en un hombre de derecho como es el Presidente de la República. Lo contrario es una aberración histórica y jurídica. Resulta inconcebible que se trate de comparar las dos situaciones.

- Últimamente ha habido un debate político acerca de las responsabilidades de cada sector frente a los que se ha vivido. ¿Considera que todos deben asumir su cuota de responsabilidad en el quiebre institucional?

El afán de emparejar, característico de determinados igualitarismos, en este caso resulta inaceptable. El quiebre institucional tiene responsables muy claros y hay algunos que se disputan la responsabilidad total. En todo caso, a las Fuerzas Armadas no les corresponde ninguna cuota en el quiebre institucional que culminó el año 73, sino que rescataron al país y le devolvieron la institucionalidad.

Juicio al Gobierno de las FF.AA.

- El Presidente Aylwin dijo en su mensaje del 21 de mayo que nadie podía ofenderse por que se diga que en Chile hubo dictadura, ya que eso era llamar las cosas por su nombre. ¿Qué piensa de esa calificación de su Gobierno?

Si hay que llamar las cosas por su nombre, yo le diría que es una calificación incorrecta.

- Las críticas al Gobierno anterior ¿involucran, a su juicio, una crítica a las Fuerzas Armadas?

Es un tema complicado. En un principio podría distinguirse entre críticas al Gobierno y críticas a las Fuerzas Armadas. Pero cuando lo que se critica es todo, cuando nada de lo realizado en esos años tiene valor, cuando existen, como las hay, críticas globales, totalmente injustas, entonces la distinción se hace más difícil.

- ¿Considera que no ha habido un reconocimiento a la tarea que cumplieron en el Gobierno?

Ese reconocimiento en general existe. Lo que ocurre es que en algunos sectores ese reconocimiento sería un milagro que ocurriera.

- ¿Ha visto deslealtad en gente que estuvo con su Gobierno?
No... pero hay de todo.

- ¿Siente que no se ha juzgado con objetividad que se hizo durante su Gobierno?

Le voy a contestar con una frase de un viejo soldado: los hechos de la historia hay que observarlos de cerca y juzgarlos de lejos. Dejemos que el tiempo aquiete las pasiones y el juicio sereno nos dará la razón. Siempre recuerdo aquella frase histórica: "en cuanto a la actividad pública mis compatriotas dividirán sus opiniones, pero los hijos de éstos darán el verdadero fallo".

- ¿En qué medida cree que el Gobierno actual va a consolidar lo positivo de lo que se hizo durante el régimen anterior?

Siempre he dicho que le deseo buenos éxitos al actual Gobierno para bien de Chile. Quisieron que le dé a Chile bienestar y progreso.

- Para algunos lo único realmente positivo fue el desarrollo económico ¿qué piensa de esa apreciación?

Me parece una opinión muy parcial e injusta, porque los países que progresan en lo económico lo hacen porque tienen un ordenamiento político estable y a esas dos tareas dedicamos durante años nuestro esfuerzo.

- ¿Piensa que con el resultado de las elecciones del 14 de diciembre fueron derrotadas las Fuerzas Armadas?

¡Categóricamente, no! En esa fecha se eligió Presidente de la República y Congreso Nacional en virtud de una situación prevista por la Constitución que, como ya le dije fue propuesta por las mismas Fuerzas Armadas. Por lo demás no fueron las Fuerzas Armadas candidatas a nada. ¡Mantuvimos una prescindencia política ejemplar! Garantizamos la transparencia del acto y gracias a ello, hoy se consolida una democracia que empezó a construirse a partir del mismo 11 de septiembre de 1973.

- En el plebiscito, sin embargo, usted fue candidato...

Y quedó satisfecho con el resultado, porque me di cuenta de que una gran mayoría estaba conmigo.

- ¿Por qué quería gobernar otros ocho años?

Existía la posibilidad constitucional de continuar la obra en que estábamos empeñados. Pero ganaron los otros y por eso hubo elecciones y entregamos el poder.

El Poder Militar

- Hay muchos que consideran que las Fuerzas Armadas se guardaron una cuota importante de poder y hasta se habla del Poder Militar...

Sí, se habla mucho del Poder Militar. Creo que son unos pocos teóricos, que no entienden nada de esta materia, porque la realidad correcta es que el Ejército sigue siendo el de siempre. Ahí tiene usted el Consejo de Seguridad Nacional. Se decía que era la consagración legal de la intervención militar en la política. Y resulta que ¿quién lo convocó el otro día? El Presidente de la República, porque comprende que es una instancia importante para tratar determinadas materias.

- ¿Qué significado le da a esa convocatoria?

Fue una demostración clara de que todo este asunto de las cuotas de poder es un cuento de los de siempre. Como no comprenden a las Fuerzas Armadas, están siempre pensando equivocadamente.

- ¿Y cómo están, general, las relaciones del Ejército con la Armada, la Fach y Carabineros?

En lo esencial, y respetando las características de cada una, nos mantenemos férreamente unidas. ¡Cuántos lo que quisieran es vernos divididos! Pero le digo ¡qué visión más errada y más peligrosa!

- ¿Hasta dónde puede afirmarse que el papel de garantes de la institucionalidad que le entrega la Constitución a las Fuerzas Armadas es un aporte a la estabilidad democrática?

Es esencial, aunque nuevamente no han faltado algunos con afanes políticos que han pretendido desvirtuar sus alcances. LA Constitución estableció una función que está en la naturaleza misma de las Fuerzas Armadas, como es evitar que se atente en contra de la estabilidad del ordenamiento institucional que la propia sociedad chilena se ha establecido a través de ejercicio de la soberanía popular.

- ¿No le corresponde eso a las autoridades civiles?

El respeto al orden institucional es de responsabilidad de todas las autoridades y poderes del Estado, y si esos valores son salvaguardados de acuerdo con la Constitución y las leyes, a las Fuerzas Armadas les corresponde colaborar con esas autoridades y poderes.

- ¿Y si ve que esos valores están en peligro qué hace?

¿Qué hago? Lo que dice la Constitución.

- ¿Convocar al Consejo de Seguridad Nacional? ¿O dar otro golpe?

Como le decía, para eso está el Consejo de Seguridad, pero no son cosas que haya que plantearse porque se está caminando normalmente.

- ¿Por qué ese papel de garantizar la institucionalidad aparece como un punto intransable para los altos mandos, especialmente para el Ejército?

Esto no es cosa de transar. Se trata de que las normas que nos rijan respondan a la realidad. Y le digo que sería un tremendo error volver a dejar a las Fuerzas Armadas al margen del papel que les corresponde en una sociedad moderna.

- Aparte de las facultades constitucionales, algunos, y concretamente el Gobierno, han visto con preocupación la tarea que desempeña su Comité Asesor, al que se califica de político. ¿Cuál es la misión que efectivamente le corresponde cumplir?

En síntesis, le puedo decir que el Comité Asesor desarrolla una permanente actividad de análisis y evaluación de aquellas materias del acontecer nacional que se relacionan con el Ejército u que se consideran de trascendencia para mis funciones como comandante de en jefe de acuerdo al papel que le compete al Ejército constitucionalmente, y que son materias relativas al desenvolvimiento de la sociedad chilena, como asimismo de aquellos temas que me corresponden como integrante del Consejo de Seguridad Nacional.

- Algunos dicen que no le corresponde tener esa asesoría porque su participación en el Consejo es a título personal.

¡Cómo se le ocurre que va a ser a título personal la participación del comandante en jefe en el Consejo de Seguridad! Ella es por el cargo que ocupo y por las responsabilidades que me caben en las materias que la propia Constitución le encomienda al Consejo.

- Lo que pasa es que se dice que en ese comité se delibera...

¿Delibera de qué? Ya le he dicho que es bien curiosa la acepción que ahora le dan a la palabra deliberar. Una vez más muestran que no saben nada y que es peligroso hablar de esos términos sin saber.

- ¿Imagina a las Fuerzas Armadas en el Gobierno nuevamente?

Las Fuerzas Armadas ya cumplieron una misión excepcional en el Gobierno y entregaron el poder.

- ¿Diría como el slogan "misión cumplida"?

En lo que fue Gobierno, cumplimos nuestra misión.

- ¿Cuál espera que sea el juicio de la historia a su participación en este período?

El juicio de la historia lo hacen los historiadores y ya vendrá. Pero acuérdese de una cosa: que más importante que el juicio de la historia es el de Dios, a quien me he encomendado siempre en todos los momentos, los de dificultades y los de satisfacciones.

- ¿Y que espera de ese juicio?

Creo sinceramente que he tratado de servir lealmente a Chile y al Ejército.


DOMINGO 15 DE SEPTIEMBRE DE 1991
EL ÚLTIMO PRONUNCIAMIENTO DE PINOCHET

Por Raquel Correa
- La opinión pública está sorprendida con esta seguidilla de entrevistas que usted está dando. ¿Qué significa? ¿Se trata de una campaña?

No. Yo no estoy en campaña. La campaña la están haciendo los del otro lado.

- ¿De qué lado?

Del lado de los que no me quieren. ¿O usted cree que no me doy cuenta? -pregunta cazurro-.

- Su serie partió con un reportaje en "La Tercera", siguió con entrevistas en "La Época", Canal 13, "Ercilla", "El Mercurio", "Caras" y Megavisión. Eso no había ocurrido nunca.

Pero es que éste es el mes de las glorias del Ejército.

- El año pasado también celebraron septiembre...

Y también di entrevistas. El año pasado dicté una conferencia, ahora dos.

- General, esta serie de entrevistas periodísticas ¿las aceptó porque el Ejército necesita mejorar su imagen?

El Ejército tiene su imagen propia -dice rotundo.

- ¿Mejorar la imagen del general Pinochet?

El general Pinochet también tiene su imagen.

- ¿Y cómo cree usted que es su imagen?

¡Buena! -se ríe-. Oiga -chancea- hay cosas que son buenas y cosas que son malas. Como esto tiene dos lados, la imagen es buena aquí y mala acá. Por lo demás nunca me he preocupado de formarme una imagen.

- Yo no quiero ser instrumentalista, general.

Si yo pensara instrumentalizar a una persona, a la que menos pensaría aceptarle una entrevista habría sido a usted. Porque usted tiene una personalidad bastante fuerte, le gusta que le aclaren ¡sus! Preguntitas y además -se ríe- le gusta hacer lo que usted quiere.

Según las fuerzas

- ¿Echa de menos el poder que tuvo?

¡Entiéndame! Yo el 11 de septiembre lo hice única y exclusivamente por mi país. ¡Por mi patria! Y por mi patria estuve diecisiete años en el poder, ¡no dieciocho, como dije erradamente en la entrevista de la televisión!

- Cualquiera concluiría que ese fue un lapsus. ¿Usted aún se siente en el poder?

He tenido poder desde que era cadete. Fui brigadier, en consecuencia tuve poder sobre ocho personas.

- La pregunta se refiere a cuando tuvo poder sobre los doce millones de chilenos.

Siempre pensé que era una misión que recibí de la ciudadanía. Lo dije desde el primer día. Y lo cumplí. Y yo no me he resentido, ni me fui amargado, ni me puse con los brazos en cruz a llorar porque no me eligieron. Terminé mi misión -da un puñetazo sobre el escritorio- y me fui tranquilo. Y aquí estoy. Sigo trabajando con más ahínco, con más empuje que hace veinte años... Porque quiero a mi gente, quiero a mi patria.

- ¿Y hasta cuándo va a seguir trabajando aquí, en la Comandancia en Jefe?

¡Buena pregunta! -se ríe fuerte-. Pero la respuesta ya la conoce, ¿verdad? Mi respuesta es: voy a seguir trabajando hasta que tenga fuerzas.

- ¿Cómo comandante en jefe?

Como comandante en jefe. Y después seguiré trabajando en lo que más me gusta a mí: la historia.

- ¿Y le gustaría poder viajar?

Sí, he viajado también. Cuando fui a Gran Bretaña lo hice por la sencilla razón de que iba a ver una cosa que le interesaba al Ejército. Y ahí... no le voy a dar nombres porque son medios duros los adjetivos que yo uso. No acostumbro a hablar cosas suaves. Soy duro para decir las cosas. Se trataba de ir a ver un proyecto. Quería verlo porque el Ejército está destinando recursos a ese proyecto y no estoy para que me estén vendiendo huevos de zorzal por huevos de avestruz. Así que de inmediato lo lanzaron a la prensa. Entonces yo me adelanté; sí acepté una invitación. ¿Qué significaba eso?

- ¿Qué cree usted?

Darle bombo al viaje. Y yo no quería eso. ¡Gran bombo! Allá salió un señor congresal con una grosería y... me echaron a perder el viaje. Por suerte yo tenía un calendario. Tenía otras invitaciones, que no acepté. Por lo demás, los viajes míos siempre han sido iguales. ¡Ir, ver y volver! -golpea la mesa-. A usted le consta: fui a España, a los funerales de Franco, estuve dos días y me vine.

- Porque no lo dejaron quedarse a la coronación

¡No señora! -los ojos se le ponen como piedras.

- Entonces, le pregunto: ¿no le dejaron quedarse a la coronación?

Ah -ironiza- ¿Está preguntando...? Porque me pareció que lo decía como afirmativo... ¡No es así, señora! Al extremo que el Rey me fue a dejar al puerto aéreo, lo que no habría hecho si hubiera sido tanta la negativa.

- ¿El Rey fue a dejarlo al aeropuerto?

¡Sí, señora! Y fue muy gentil conmigo cuando fui a saludarlo. Lo que pasa es que yo considero que una va a un viaje por un deber preciso y no se queda una semana. Esa es mi manera de pensar... No estoy criticando a nadie...

- Ahora Chile se reinsertó en el mundo y en su gobierno estuvo completamente aislado.

¿Quién le contó ese cuento? Parece que trae preparados los cuentos... Chile se reinsertó en el mundo hace muchos años. Vea usted el fomento que ha tenido nuestro comercio internacional que es lo efectivamente beneficioso para el país. Por otra parte, los viajes que he hecho. A Estado Unidos me invitó el señor Carter. Ahora he sabido que fue él quien se opuso a mi viaje a Filipinas, como contó esta semana la señora Imelda de Marcos. Ella declaró que el señor Carter amenazó para que no me recibiera.

- ¿Ese fue su peor desastre internacional?

Un mal rato. Pero ahora usted ve: éste se condenó solo. ¿Cómo es posible que un presidente de una república grande se meta a actuar como si nosotros fuéramos colonia?

- ¿Sigue actuando así Estados Unidos?

No me pronuncio.

Informe Rettig

- ¿Qué le parece que Chile pague "ex gratia" a los deudos de Letelier y Ronnie Moffit?

Tampoco me pronuncio... Le voy a pedir un favor: no es que yo tenga miedo a decir las cosas, pero prometí no inmiscuirse en ningún asunto que le pueda crear problemas al Gobierno, y que, por lo demás, no son de competencia del comandante en jefe.

- ¿No le quiere crear problemas al Gobierno?

No. Y a usted se lo dije antes de dejar el mando. Le dije: soy un hombre que quiero a mi patria. ¿Sí o no?

- Pero le ha creado problemas

¿Cuándo? ¡Dígame cuando!

- Cuando se creó la Comisión Rettig. Casi hubo un golpe, ¿o no?

No. El Informe Rettig fue elaborado por un grupo que no quiere a las Fuerzas Armadas. ¡Eso es el Informe Rettig! Es lo mismo que yo ahora dijera: "¡Señores, la guerra mundial no fue una guerra, fue un encuentro!" Entonces le bajan el nivel y principian los juicios. Hasta la bomba atómica caería en el juicio. ¡Todo! Si esto fue una guerra, como lo cuento en el segundo tomo de mi libro. Fue una guerra irregular. "Guerra irregular", ¡así se llama!

- General, uno de los grandes dramas vividos por este país es que en esa guerra irregular hubo prisioneros que fueron asesinados, a los que se aplicó la "ley de fuga". Hubo gente desaparecida.

No le quiero contestar así como me lo está planteando usted. Usted está mirando el problema muy fríamente, porque cuando hay una lucha, donde se encuentran las armas por ¡miles!, donde se encuentra con un grupo de guerrilleros, gente que está dispuesta a matar, que no son sus compatriotas, y que si son compatriotas ni siquiera se identifican... ¿Le hago una pregunta? ¿Les aplica la leyes de la guerra, el trato al prisionero? ¡Si ésta fue una lucha muy dura!

- ¿Cuántos días duró?

¡Cuántos días! Oiga, si terminamos el año 90 y seguía la pelea. Asesinatos...

- ¿Hasta ahora sigue la "guerra irregular"?

Yo no sé... Hasta que yo me fui.

- ¿Y en la "guerra irregular" se sepulta legalmente?

Se sepulta en tumbas de circunstancia.

- ¿Y no se le avisa a la familia...?

Pero, ¿qué familia? Si la persona no tiene identificación. Perdóneme, pero usted está en otro mundo. La gente que luchaba no tenía identificación, no tenía nombre. Usaban nombres de chapa; Lucho, Tere, Gómez...

- No todo eran guerrilleros. Había intelectuales, empleados públicos, dirigentes laborales...

Pero eran tipos que tenían armas, que estaban actuando en contra, alimentaban a los guerrilleros. Y le pido, ya dé vuelta la hoja porque si no...

¡Amnistía!

- Antes de dar vuelta la hoja, general...

A usted le gusta mucho el tema.

- Sí. Y usted lo sabe.

Claro. Por eso estoy preparado para contestarle.

- ¿Cómo explica sucesos como los de Calama, donde se mató a prisioneros, algunos de los cuales estaban en vísperas de salir en libertad? Amnistiado.

¡Como quiera! ¿Qué están haciendo los presidentes actualmente? Amnistiando a los guerrilleros. Contésteme, pues, déme un poquito de lado ¿o tengo que contestar yo no más? ¿Qué hacen los presidentes? ¡Indultar, pues! Porque es una forma de traer paz. Aquí debiera haber un indulto general. ¡General! Y se acabó la fiesta que están haciendo ahora. Porque están abriendo las tumbas...

- ¿Entonces está de acuerdo en que se libere a los presos políticos?

Pero si ya han salido todos.

- ¿Está de acuerdo?

No digo que estoy de acuerdo ni en desacuerdo. Estoy callado.

- Pero usted recién dijo que se debían indultar.

Lógico. Cuando pasan los hechos, cuando ha transcurrido un tiempo. ¡Fíjese que han pasado diecisiete años!

- En algunos casos menos.

Bueno, lo que usted quiera. ¡Ya! Cinco años. La herida estaba cerrada. ¿Por qué le hacen esto, abrirla de nuevo...? Y ya que me lo pregunta, se lo voy a contestar -y la voz sube, desafiante-. Fíjese que buscaron el mes del Ejército para hacer esto que están haciendo. ¡Ejemplo!: abrir las tumbas.

- ¿Se conformaría, general, sin saber si un hijo suyo está vivo o está muerto, sin siquiera tener el consuelo de ir a rezas a su tumba?

Mire, ¡depende! Si mi hijo está metido con los criminales que estaban, dispuesto a matar a su padre, ¿qué le voy a ir a rezar yo? Rezo todos los días, encomendando a Dios las almas de los muertos. Y el día domingo leo la Biblia.

- Pensando en esas madres, esas hermanas, esas esposas...

Claro, usted piensa en eso. Usted tiene el corazón muy blando.

- ¿Usted lo tiene muy duro?

No. Pero usted es muy bondadosa y yo no soy tan bondadoso como usted. Si es cuestión de grados.

- ¿Tiene el corazón duro, general?

No TAN duro. Por supuesto que afronto las cosas con cierta dureza. ¡Cómo no voy a hacerlo así si yo no soy santo!

Pregunta insólita

- Eso de felicitar a los desenterradores, decir que era económico poner dos cadáveres por ataúd...

¡Cómo dan vuelta las cosas! Yo voy saliendo de una conferencia, me encuentro con un grupo de señores periodistas, y -como he dicho- yo los respeto. Creí que me iban a preguntar respecto a la conferencia, pero de inmediato me preguntan qué opino de los cadáveres que aparecieron en el cementerio. ¿Qué les iba a decir yo? ¡Qué interesante! Si están buscando cadáveres en el cementerio, ¡no es ninguna gracia, pues! Están encontrando cadáveres donde hay cadáveres.

- General, se trata de tumbas de personas que cayeron...

No esté segura, ¡perdóneme que le diga!

- ¿Se sintió sorprendido y contestó mal o dijo lo que pensaba en ese momento?

No. No dije lo que pensaba. ¡Fue una respuesta a una pregunta insólita!

- ¿Cómo va a ser insólito preguntar al comandante en jefe del Ejército que fue quien dirigió el golpe militar y era Jefe de Estado cuando esas cosas pasaron...?

¡Cómo no va a ser insólito que abran las tumbas!

- Lo insólito, general Pinochet, es que haya muertos sin nombres, que haya camisas con dieciséis agujeros de bajas en la espalda...

¡Vaya para allá a verlos, usted entonces! -contesta furioso y de inmediato reacciona sonriendo. Y con la voz completamente serena ya, agrega: Lo insólito es que en este mes del Ejército buscaran estas cosas para sacarlas a luz. Lamento que los hayan tomado así...

- Decir que es económico meter a dos asesinados en el mismo ataúd...

¡No le ponga "asesinados"! ¿Usted sabe cómo estaba de cadáveres la morgue los primeros días del combate de septiembre del 73? La morgue estaba llena, ¡llena!

- Entonces, en vez de identificarlos y entregarlos a sus familiares los echaron en fosas comunes...

¡Pero si no se podían identificar, pues, por dios! Si era imposible: no tenían carné, ni documentos; sus familiares no los reclamaban, ¡discúlpeme! Como no reclamaron a los fusilados en el norte...

- Entre ponerse a llorar -como usted dijo el otro día- y decir lo que el ministro Correa calificó de cruel -y que muchos chilenos sintieron muy cruel- hay una gama enorme de respuestas.

Yo fui demasiado brusco. Me resultó demasiado imprevista la pregunta.

- O sea, ¿admite que fue un error, una ligereza suya?

Puede ser una ligereza...

- Y después que los dijo ¿no pensó que se había equivocado?

Pensé ¡qué lamentable!, esta respuesta va a traer problemas.

- El general Matthei dijo que se comería una por una las palabras críticas dichas respecto a la Concertación... ¿Usted no se comería esas palabras?

A lo mejor me las comería, pero no recuerdo haber comido palabras... Usted me está picaneando.

- ¿Y qué quería?

Se ríe y continúa esperando preguntas como un gladiador en medio de la arena romana.

Arellano y Contreras

- ¿Qué pasó en el norte?

En el norte hubo un juicio y los condenaron y los fusilaron.

- ¿Qué pasó en Calama?, ¿con la llamada "Caravana de la Muerte"?

Eso estuvo en la justicia.

- ¿Usted cree que el general Arellano es responsable de eso?

Por los antecedentes que yo tengo, Arellano no es responsable de lo del norte. Arellano es amigo mío. ¡Era! amigo mío. El era democrático de una manera y quería que yo fuera democrático de su misma manera. Y yo era tan democrático como él, pero él tiene su manera de actuar, yo la mía. No por eso he dejado de sentir afecto por él.

- ¿Leyó "Los zarpazos del Puma usted?

He leído tantas cosas. Tantas- responde en un susurro.

- Llamó la atención que usted, en declaraciones públicas, "dejara caer" al general Contreras.

¿Cómo lo dejé caer?

- Dijo que usted defendía a sus hombres "en servicio activo"...

¡Lógico! Porque va saliendo de la esfera mía, deja de estar bajo mi mando.

- Pero Contreras fue un hombre suyo de su máxima confianza, como que le entregó la dirección de la DINA, organismo que usted creó...

¡Perdóneme! -interrumpe con fuerza-. Usted me está quitando las palabras que yo dije. Dije que el general Contreras era mi subalterno, que es un valiente. Entonces, como los periodistas siempre le tiran a uno, me representaron haber dicho que no permitiría que me tocaran a ninguno de mis hombres. ¡Yo me refería a los míos!

- Entonces, ¿Contreras no es de los suyos?

Pero, perdóneme. ¡No está bajo mi mando! Contreras es un hombre independiente. Pero eso no quiere decir que me despreocupe de él.

- ¿Y de qué manera se va a preocupar de él? ¿Le va a poner abogado?

Si me pide un abogado, y está dentro de mis atribuciones hacerlo, yo se los presto. Pero no me ha pedido nada.

- ¿Qué hará si lo llevan a los tribunales?

Tengo que esperar para ver qué pasa.

- ¿No lo ha pensado? Usted es un estratega... Si a un general que fue su subalterno lo juzgan por hechos ocurridos mientras estaba en servicio activo, por actos cometidos cuando dirigía la Dina que usted creó para combatir la subversión, lo llevan ante los tribunales como autor intelectual de un asesinato...

¡No lo pueden llevar a los tribunales! Los interrogatorios deben hacerse por oficio. Ni lo pueden llevar a la cárcel. Hay una disposición en el Código Militar. Así que esas posibilidades son falsas. No puede ir a la cárcel, iría a un cuartel.

- ¿Sin su apoyo?

Con mi apoyo moral. Siempre lo ha tenido. El general Contreras siempre ha contado con mis simpatías. ¿Para qué le busca por ese lado?

- Porque él es acusado de haber ordenado el asesinato de Letelier...

¡No lo creo! ¡NO LO CREO! ¡No creo que Manuel Contreras haya estado metido en eso!

- ¿Y quién lo mandó a matar?

¡Qué sé yo!

- ¿Y al general Prats?

¡Menos! No lo sé. Prats era amigo mío, señora. Yo le puse gente para que lo cuidara. Yo le facilité medios para que se fuera a Argentina. ¡Aquí si que lo querían matar! Aquí -golpea con el índice la cubierta del escritorio.

- ¿Quién lo quería matara aquí? ¿En el Ejército?

¡No, señora! La gente de afuera, porque lo consideraban un traidor.

- ¿A quién?

Traidor a Chile. Había civiles, ¡ci-vi-les! Que hablaban de matarlo. Y lo llamaban por teléfono para amenazarlo.

- ¿Por qué no le facilitó la salida desde Argentina?

¿Yo? Porque él no me lo pidió. ¡Todo lo que me pidió se lo di!

- ¿Quién mandó a balear a Bernardo Leighton y su mujer?

¡Qué sé yo! Eso no le sé tampoco. Cómo voy a saber yo esas cosas. ¡No sé!

- ¿Y para qué tiene servicio de inteligencia?

Los servicios de inteligencia son para otra cosa. Para constatar, prever. Esto no se prevé.

- ¿No son para investigar?

Se investiga, también. Pero eso no se investigó. Habría que haber mandado gente a Europa.

"Hombre leal"

- ¿No cree que es riesgoso para usted haber dejado caer a Contreras?

¿Por qué?

- Porque tiene mucha información y gente que los sigue.

No es riesgoso. Contreras es un hombre leal.

- ¿Leal con el Ejército o con usted?

Con el Ejército y conmigo.

- Pero se asegura que tiene documentos muy comprometedores, a buen recaudo, en el extranjero...

Eso no lo sé yo. ¿Qué cosas...?

- Documentos, órdenes, grabaciones que podrían afectarlo a usted.

El Presidente tiene que firmar todos los días mil y dos mil veces.

- ¿Qué haría si Fernández Larios se presentara a declarar ante la justicia chilena por el asesinato de Letelier?

Ese no es problema mío. Lo miro como desertor, no más. Pero ese problema es de la justicia, y nuestra justicia es independiente.

Subordinación

- ¿Estado Unidos ha presionado con el caso Letelier por razones políticas, a su juicio...?

No me pronuncio.

- ¿Considera que el Gobierno se ha dejado presionar?

No me pronuncio.

- ¿Ha sido difícil para usted, general, someterse, como comandante en jefe, a su papel de subordinado del Presidente de la República y del ministro de Defensa, después de haber sido Jefe de Estado?

(En ese instante entra su ayudante. Le anuncia que tiene una audiencia y, luego, un acto fuera del edificio).

- ¿Y cómo general? ¿No me dijo que tenía dos horas?

Entonces recupera todo su buen humor. Con la velocidad del rayo, replica, muerto de la risa:

"Dos horas. Claro. Las nueve y las diez. Son dos horas, ¿o no?".

- No ha respondido si le ha sido difícil someterse como comandante en jefe al papel de subordinado del Presidente y del ministro.

Siempre he sido un hombre muy disciplinado. Para mí el Presidente de la República merece respeto por ser el Jefe de Estado. Pero ¡no es comandante en jefe ni generalísimo de las Fuerzas Armadas! La Constitución es muy clara. Es Jefe de Estado y como tal lo respeto.

- La pregunta también incluía al ministro de Defensa.

El ministro de Defensa es el secretario de Estado del Presidente en ese tipo de materias.

- ¿Cómo entiende usted el nuevo rol de las Fuerzas Armadas?

El rol de las Fuerzas Armadas es cautelar la seguridad externa. Y la seguridad interna cuando es necesario. Y resguardar la institucionalidad.

- ¿Qué situaciones atentarían contra la institucionalidad? ¿Cambios en la Constitución?

¡Salirse de la Constitución!

- ¿Cómo se salió usted?

¡¿Cuándo me salí?!

- El 11 de septiembre de 1973.

Ah, bueno, me salí porque el gobierno de Allende cayó en la ilegitimidad y me lo pidió el pueblo.

- ¿Y si ahora el pueblo le pidiera a alguien que se saliera...?

No digo nada, yo. Usted está confundiendo dos cosas distintas.

- ¿Qué amenazaría la institucionalidad?

Ya le dije: ¡salirse de la institucionalidad!... Por ejemplo, que aparecieran de nuevo los guerrilleros mandados por el general La Guardia.

- ¿Qué harían las Fuerzas Armadas ahí?

Primero habría que reunir al Consejo de Seguridad Nacional, que tomaría alguna medida. Eso ya está ordenado, organizado. Su hubiera habido un Consejo de Seguridad Nacional en 1973, a lo mejor no habría pasado nada.

- ¿Habría sido un golpe incruento?

Cierra el cajón de un solo golpe, pero la respuesta es serena.

"A lo mejor".

"Lanza en los riñones"

- Usted justifica su toma del poder en 1973 para combatir el marxismo. ¿Ganó esa batalla?

Las batallas se ganan sin aniquilamiento. Aquí no hubo aniquilamiento. Napoleón decía que había que perseguir al enemigo con la lanza en los riñones. Pero nunca hay un aniquilamiento completo. Como que se terminó el comunismo, pero no se ha terminado. El comunismo está vigente.

- ¿En Chile y en la Unión Soviética?

En todas partes.

- ¿No le cree para nada a Gorbachov?

Para nada.

- General, si en Chile fuera elegido un presidente marxista, ¿usted volvería a actuar?

No sé. Ya no estoy para pensar eso.

- ¿Cree en la renovación de los socialistas marxistas?

¿Y usted cree que los luteranos dejaron de ser cristianos? No, pues. Siguen creyendo en Cristo. Si en tiempo de los romanos liquidaron a todos los cristianos, los pasaron a la degollina. La gente gritaba: ¡"Se acabaron los cristianos"! A los seis meses aparecían de nuevo. Es igual con las ideas marxistas, porque van al pobre y al ignorante. Ven al marxismo con la esperanza que le quiten la pobreza. El marxismo no se va a terminar, es como la religión. Cuando se dan esperanzas, la gente los sigue.

- ¿El Ejército está dispuesto a aceptar que en Chile haya un presidente marxista?

Pero si no hay ninguna posibilidad de eso.

Aylwin en La Moneda

- ¿Cómo ve a Aylwin?

No lo puedo ver. ¿No ve que él está en La Moneda y yo acá?...

- ¿Cómo lo ve ejerciendo el poder que usted ejerció durante diecisiete años?

En estos casos, cada uno tiene su manera de actuar. El Presidente la suya y yo la mía.

- Usted soñaba con la proyección de su régimen. ¿Cree que su obra se ha continuado en este gobierno o se está perdiendo? Por ejemplo, respecto a la economía de mercado.

Sigue. La política económica no se ha perdido y el día que la pierdan van a perder muchas cosas.

- ¿Cree que está en riesgo...?

Ya no creo en nada. No me pronuncio.

- ¿Es verdad que el Presidente Aylwin no le ofreció ni asiento la última vez que usted fue a La Moneda, al día siguiente de sus palabras respecto al Patio 29?

Noooo. Yo le pedí audiencia al Presidente para entregarle una invitación para el cóctel del 19 septiembre y otra invitación para la exposición de armas que se hará el 14 y 15 de septiembre. Llegué a la hora exacta, como siempre acostumbro. Ya me habían preparado el show afuera para gritarme.

- ¿Quién le preparó el show? ¿El Gobierno?

No sé quién los prepara... Cuando llegué me saludó como siempre, con la cortesía que tiene el Presidente.

- ¿Le ofreció asiento?

¡Sí, señora! Me ofreció asiento. Y me senté y quedamos los dos sentado como siempre quedamos. Y le pregunté si había alguna cosa que tuviera que decirme. Me contestó no, ninguna. Muchas gracias.

- ¿No aludió a sus palabras del día anterior?

¡Cómo se le ocurre! Cuando yo era Presidente tampoco me habría referido a algo así.


DOMINGO, 06 DE SEPTIEMBRE DE 1992, LA ÚLTIMA BATALLA DE PINOCHET

POR RAQUEL CORREA PRATS.

BAJO la guerrera del general Pinochet, su "corazón a pilas" late acompasadamente. Muestra una duplica del que le implantaron en el pecho y, de paso, se da el lujo de leer sin anteojos las letras de miniatura con las especificaciones del marcapasos.

A los 76 años, Pinochet ("y no me vaya a poner que tengo 77 -advierte en broma- porque los cumplo en noviembre") luce fuerte, lleno de vida.

En el anular lleva siempre un grueso anillo de oro con un rubí cuadrado.

"Me trae suerte confía y yo soy supersticioso", agrega despacito como para que no lo vaya escuchar ni la misma suerte. El anillo tiene su signo, Sagitario. "Un signo de dominio. De condiciones de mando".

Muy militar, qué duda cabe. Con sentido de la jerarquía, de orden, del poder. Este amuleto se lo legará a su hijo menor, por quien declara sus preferencias.

Asegura que no añora sus tiempos de gobernante, que no volverá a ser candidato, pero en otra parte de la larga entrevista de dos horas y media que me concedió diría, con énfasis: "¡Jamás hay que decir nun-ca!". La voz, el tono, y hasta la mirada le cambian cuando actúa como el soldado que es. "Sesenta años en la institución. Toda mi vida...".

Pero su imagen más sorprendente surge, sin aviso previo, de tanto en tanto: el hombre de campo, ladino y chancero que uno se puede imaginar perfectamente en esas conversaciones huasas con picardía, frases incompletas, más de gestos que de palabras.

Es duro el comandante en jefe del Ejército, qué duda cabe. Pero también cálido, aunque a muchos les parezca increíble. Y con unas salidas impredecibles como cuando, por ejemplo, le celebré el delicioso pan de pascua que me ofreció con una taza de té y galletas, a media mañana. Replicó con toda naturalidad: "¿Quiere llevarse un pedazo?".

Tras las puertas

Ha adoptado septiembre como su mes propio. No sólo por conmemorar su golpe de Estado del 73 y las Fiestas Patrias. También porque en septiembre se libró de la muerte en el atentado de El Melocotón. Es por septiembre que dicta sus clases magistrales y cuando se allana a dar entrevistas periodísticas. Este año decidió que sólo daría una: ésta. Y se dejó la mañana entera libre.

Me recibió en la Comandancia en Jefe del Ejército, donde antes funcionaba el Ministerio de Defensa y que ahora se llama "Edificio de las Fuerzas Armadas". El ocupa parte del cuarto piso. Llega en automóvil blindado, entra por el túnel subterráneo y de ahí toma el ascensor que lo lleva directamente a su reino. Un largo pasillo bien iluminado, alfombras de dibujos persas colocadas simétricamente, unos seis de sus hombres apostados ahí, como sombras, casi pegados a las paredes. Una breve antesala, con muebles de estilo y cuadros patrios.

Aparece el edecán y avisa que "mi general" espera. Cuando abren las puertas de su gabinete de par en par él está ahí. No en su escritorio, ni en ademán de salir a recibir al visitante, sino simplemente de pie, inmóvil, como un actor en medio del escenario, esperando que se abran las cortinas del teatro.

Después de unos minutos de fotografías me guía hasta la sala de reuniones. Ofrece asiento, se arregla la
guerrera, y se dispone a contestar.

Nada de cuestionarios previos, de presencias extrañas, ni de respuestas por escrito.

Seis horas duerme cada noche "profundamente", dice. A veces sueña y en sueños encuentra solución a problemas que lo inquietan.

- Los que duermen profundamente tienen la conciencia en paz. ¿Usted la tiene?

Muy tranquila. Más tranquila de lo que usted cree, se ríe.

- ¿Y qué le parece que se haya grabado una conversación telefónica al senador Piñera?

Mire, esto yo lo miro como un accidente.

- ¿Un accidente, general? ¿Que se graben conversaciones y luego se difundan por televisión?

Un accidente poco claro y poco ético.

- ¿Y en su gobierno no se grababan conversaciones?

Si se grabaron, yo no las conocí.

Ya es bisabuelo Pinochet: dos hombres. Uno se llama Maximiliano, el otro Felipe Augusto, y él comenta divertido: "Yo digo que son mis sobrinos nietos".

- ¿Es verdad que se está construyendo una gran casa en La Dehesa?

Oiga. ¿Por qué tienen que preguntarme eso? ¿Usted no ha tenido siempre casa?

- No, general. No siempre. Pero lo que interesa es saber de su casa.

Yo siempre he tenido casa; habla fuerte, molesto. Cuando me casé tenía casa; era uno de los pocos oficiales que se casó con casa. Después, cuando me fui al extranjero los casi cuatro años que estuve en Ecuador guardé mi dinero y me construí una casa de 140 metros cuadrados con préstamo de la Corporación de la Vivienda y además vendí la otra casa. No concibo tener dos casas: no me gusta arrendarlas; después a uno le entregan un desastre. Cuando vino el 73 tuve que venderla porque los... contrarios...

- ¿Se refiere a sus enemigos?

Póngale enemigos, si quiere. Eso es cosecha suya. Mis contrarios como digo yo ahora me tiraron cuanta inmundicia se pueda usted imaginar...

En vista de eso tuve que venderla y compré un departamento. Y el departamento me crea otro problema, porque de repente me puedo encontrar con gente favorable arriba y desfavorable abajo, ¿se da cuenta? Si eso es lo que me pasa a mí se ríe, campechano. Entonces, mejor tener una casa. Y después de haber sido Presidente de Chile, no voy a tener un rancho que se está cayendo.

- Se ha dicho que ya lleva gastados ciento treinta millones de pesos...

Si han dicho que es un palacete. Que cuesta ciento ochenta millones. La verdad es que compré un sitio, ¡al crédito! Parte al contado, parte al crédito.

- En el barrio más caro de Santiago.

Bueno, pero si en ese momento no era lo más caro... Y, por último, si hubiera sido el más caro, tengo derecho ¿o no? Estoy pagando el crédito religiosamente, como acostumbro a pagar mis deudas. Al que dijo que es un palacete le estoy mandando una querella.

- ¿Por decir que es un palacete?

No. Por decir que yo gasté dinero que no es mío.

- ¿Y su casa es al estilo de la que se construyó en Lo Curro, cuando era Presidente?

Noooo. Si quiere la llevo a verla.

- ¿Tan adelantada está?

Si está terminada.

- ¿Y cuándo se muda desde la casa de los Comandantes en Jefe?

Ya veré, ya veré. Es una casa con tres dormitorios, uno grande.

- ¿Una "suite"?

No. Qué suite. Un dormitorio más grande, con dos baños, porque a veces me levanto temprano y principio a hacer ruido. Bueno, busqué un arquitecto, mi mujer hizo los planos. Yo no me metí.

- Usted dijo que no le gusta tener dos casas... ¿Y la de El Melocotón?

Melocotón, que tanto me han criticado, subió de valor cuando yo la compré en una cantidad muy pequeña porque entonces no se vendía por metros sino por hectáreas. Y yo la compré por interpósita persona... para que no supieran que era yo, porque al día siguiente... Me criticaron porque yo había comprado algo que era fiscal, pero nadie dijo que había comprado al precio que se vendía para todo el mundo. Esa es una casa de descanso.

- ¿Y ésta otra?

Si hasta dicen que cuesta trescientos millones. Y no alcanza ni a cien la casa... Le puedo mostrar los papeles (hace ademán de ponerse de pie). Cuando me recibí de mi puesto hice una declaración jurada y le dije al notario todo lo que tenía.

Récords de Guinness

Se ve relajado el general. Sólo le incomoda la grabadora. Es como si en esta sala solemne de reuniones castrenses él la viera como a una intrusa. A ratos habla directamente al micrófono; a ratos contesta bajito, como para que no lo escuche la cinta que no deja de girar; a ratos simplemente la muestra con el índice de la mano derecha y cuando ya la cosa es mucha, con el de la mano izquierda también pidiendo el off the record. Lo hace en varias ocasiones, cuando los temas son espinudos, pero, al final, casi siempre transa y dice lo mismo, pero de otra manera, "porque usted sabe, yo no hablo de política y no quiero ofender a nadie".

Sus gestos, sus sonrisas cómplices, sus movimientos de cabeza son más elocuentes muchas veces que sus propias palabras.

Cuenta que esto del marcapasos no le ha cambiado la vida. Que sólo funciona cuando hay arritmia y que ahora está haciendo gimnasia como antes.

"Fui deportista en mis tiempos. Hice lucha romana. Corría. Gané el segundo puesto en un campeonato nacional de esgrima. Me gustaba caminar. Y no tenía problema por el bloqueo de la rama derecha del corazón con que nací. Porque la rama izquierda es la molesta... es más grave" (sonríe).

- ¿Cuántos años le durará?

Tiene pilas para doce años.

- ¿Se lo cambiará antes de o después de dejar la Comandancia en Jefe?

No sé, pues. Puede que me muera antes: soy un hombre de 76 años.

- Usted ya lleva diecinueve años de comandante en Jefe, ¿pretende figurar en el libro de récord de Guinness como el general más antiguo del mundo?

¿Usted quiere que me quede hasta el último aquí?, pregunta entre provocativo y gracioso. Si ya tengo el récord: soy el soldado que ha estado más tiempo en la institución. Ni siquiera Baquedano. ¿El más antiguo del mundo? A lo mejor, no sé. Pero soy el más antiguo de Chile y de América también. El 1.o de enero Dios mediante voy a cumplir sesenta años que visto de uniforme. El uniforme es parte de mi vida.

- ¿Le atrae la idea de ser senador vitalicio?

Mire, yo no desecho nada. No se puede decir, ¡esto no lo voy a hacer nunca más!, porque sin que uno se dé cuenta, a veces... ¡Jamás hay que decir nunca!

- Después de casi dos años y medio de estar alejado del gobierno, ¿qué es lo que más añora de La Moneda?

Yo soy un hombre que me acostumbro en cualquier parte. Si a mí para vivir me basta una carpa, un catre de campaña, una ducha, un escritorio y punto.

- Sin embargo, se hizo construir la "Casa de Lo Curro", que es harto lujosa...

Pero si ésa no es mía, pues. La hice mirando a los presidentes de Chile.

Así se hizo, no para gusto de nosotros.

- Pero usted la pensó usar...

¡No! ¡Perdóneme!, levanta la voz.

- Pero la hizo con tanta anticipación, perdóneme.

Se ríe y bruscamente se pone serio, nuevamente:

"La hice con anticipación porque pensé tenerla para cuando vinieran presidentes de la República extranjeros y alojaran ahí".

- ¿Usted sigue mandando en Chile desde la Comandancia en Jefe del Ejército...?

Mire, hace sesenta años que inicié mi preparación para mandar. He mandado, he sido mandado, he participado en muchas cosas de carácter militar, ¡sé manejar a los hombres, en la parte militar! Sé la doctrina del Ejército, conozco profundamente mi profesión. Y lo que tanto me han criticado: fui al Gobierno ¡cumpliendo una misión! golpea la mesa con el puño cerrado. Terminada la misión, me fui.

- Bien larga la misión...

Profundo era el problema que había, también.

- Mi pregunta es si usted se siente mandando en Chile todavía desde la Comandancia en Jefe del Ejército...

No. ¡Perdóneme! Me está haciendo preguntas que no me caben a mí. Yo fui al Congreso Nacional, entregué todos los paramentos al Presidente Aylwin y ya no me preocupé más de La Moneda... salvo cuando me atacan.

- ¿Y quién lo ataca? ¿Aylwin?

Nooo.

- ¿El ministro de Defensa?

Tampoco.

- Pero, aún no me contesta si usted siente que manda a Chile debido al gran poder del Ejército.

El poder militar está para servir ¡al país! Para servir a la nación.

- ¿A Chile quién lo manda?

A Chile lo manda el Presidente de la República, pues. ¿Quién más lo va a mandar? ¿Los ministros? El que manda al país es el Presidente de la República y a él se lo he dicho muchas veces: Presidente, mientras usted esté aquí, tiene mi respeto, mi consideración y mi apoyo como militar, como soldado.

La proyección

- Hace unos meses el Presidente Aylwin dijo que ya se había acostumbrado a gobernar con usted en la Comandancia del Ejército...

Pero, ¿cómo no se va a acostumbrar si yo no le he creado ni un problema?

- ¿Usted se acostumbra a ser comandante en jefe con Aylwin de Presidente de la República? Porque como usted fue Presidente, entonces la cosa se complica.

Mire, la cosa se complicaría si yo fuera un ambicioso, pero como no soy tal porque antes que nada soy un patriota, a mí lo que me interesa es que le vaya bien.

- ¿Considera que le está yendo bien?

Yo no opino. No, no, no.

- Su anhelo era proyectar su régimen. ¿Diría que su obra se ha mantenido o no?

No me venga a meter en la parte política... La obra que se realizó en el gobierno anterior, yo creo que gran parte un sesenta u ochenta por ciento se ha mantenido. La parte económica se mantiene.

- ¿Totalmente?

Hasta ahora veo pequeñas variaciones.

- ¿Qué porcentaje de los cambios económicos que se aprecian en Chile adjudica a su gobierno?

Cuando se recibió este país en 1973 teníamos trigo para tres días; los bancos extranjeros rechazaban el aval del Banco Central de Chile porque no tenía fondos; la caja fiscal estaba ¡vacía! Pasó algún tiempo y Chile figuró como el país mas puntual en sus pagos, el que disponía de más medios, de mayores recursos. ¡Con decirle que fuimos capaces de venderle carne a Argentina!

- ¿Cree que la economía suya se hizo con equidad?

Con equidad se hizo todo.

- Con un costo social muy alto.

Siempre hay un costo. Cuando ha existido populismo finalmente el costo es mucho más alto.

- El modelo en Chile tuvo un saldo negativo de cinco millones de pobres.

Oiga, señora, ¡por favor! no me venga con eso. Yo le digo: sí, conforme, pero Santiago estaba lleno de poblaciones marginales, ¿o no? ¿O eso se le olvidó, también? Y hoy día, ¿cuántas hay? Eso no más le digo yo.

- Algunos pensaron que la vuelta a la democracia implicaría un gran costo económico y social. ¿Cómo define usted la situación actual?

Los países no viven al año, ni al mes. Los países viven de períodos de diez, quince, veinte años.

- ¿Cómo diría que vamos hasta ahora?

Hasta ahora, diría que estamos bien. Pero hay que estar muy atentos a estas cosas que pasan de repente, porque siempre existe el riesgo de que se mate la gallina de los huevos de oro, de que haya algún problema. Nosotros, los chilenos, hemos sido muy generosos, porque hay cosas que los países siempre guardan en reserva. El sistema que nosotros empleamos lo hemos difundido.

- ¿Le parece un error? ¿No es partidario de la libre economía? ¿O quisiera mayor proteccionismo?

No. No confundamos. Pero en estas cosas hay que ser un poquito egoísta. Yo estoy de acuerdo en que haya libre competencia; pero también hay que cuidar los mercados. Eso es lo que me preocupa.

- Y ¿cómo se pueden cuidar los mercados?
Ah -los ojos le brillan como chispas-, ese problema no es mío.

A Ecuador

- El diputado Schaulsohn declaró que en Chile "las Fuerzas Armadas se mandan solas". Y como ejemplo citó el espionaje, sus viajes...

Perdóneme interrumpe disgustado, yo no me he salido nunca del reglamento en mis sesenta años de servicio. Que el señor Schaulsohn estudie en primer lugar las leyes nuestras: la Ley Orgánica autoriza a los Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas para salir del país solamente comunicándoselo al Presidente de la República.

- A propósito, mala suerte ha tenido usted con los viajes...

Nooo. Depende cómo lo mire usted.

- Después de lo ocurrido con su viaje a Ecuador, ¿volvería a ese país?

Sí. Voy a volver a ir, cuando sea posible. Porque allá tengo excelentes amigos.

- No vaya a tener problemas para aterrizar de nuevo...

¿Por qué? La otra vez el avión aterrizó, me recibió el jefe de la base.

- Y el señor Presidente de la República de un país amigo como Ecuador actuó mal; obtuvo repudio hasta de su familia.

- Otro ejemplo de las dificultades creadas por usted fue el famoso acuartelamiento o "ejercicio de enlace".
Entonces usted dijo que era algo habitual... ¿Por qué, entonces, no ha habido más ejercicios de ese tipo?

No ha habido ejercicios de enlace porque produjeron alarma, y si hago otro, produciría alarma otra vez.


- También hubo serios problemas con la exportación de armas a Croacia...

En primer lugar, la exportación de armas es un problema de Famae y la Fábrica de Materiales del Ejército ¡no depende de mí! Esas armas eran del Ejército y se entregaron para que se vendieran...

- ¿En paquetes con logos del Hospital Militar?

¡No es problema del Ejército! ¿Así que si mañana yo me compro un terno en el centro de Santiago y le pongo "London and Company'', ¿quiere decir que el terno es de Londres?

Límites con Argentina

- ¿Cuál es su opinión respecto de la propuesta de solución entre Chile y Argentina en relación al problema de "Campos de Hielos"?

Esa es una pregunta que escapa a mi área, que debe ser contestada en Relaciones Exteriores.

- A su juicio ¿la solución acordada por ambos gobiernos no es la correcta?

Nooo, yo no me pronuncio sobre eso. A mí se me acabó el problema en 1984, cuando firmé el Tratado con Argentina.

- ¿Cuántos son los puntos limítrofes pendientes que aún quedan con Argentina?

Cuando hacía clases de geografía yo enseñaba que había veinticuatro puntos neurálgicos. Pero en la visita del Presidente Menem escuché que quedaban solamente un par. Laguna del Desierto y Campos de Hielos. Hay otros que está viendo la Comisión de Límites para llegar a la solución total.

"No aspiro a ser candidato"

- Unos creen que usted va a pasar a la historia como un dictador que atropelló los derechos humanos; otros dicen que lo hará como el hombre que salvó a Chile del marxismo. Y otros, como el gobernante que modernizó a este país. Usted, ¿cuál cree que es la imagen suya qué perdurará?

Yo, francamente... no me lo imagino y si me lo imaginara, tampoco lo diría... ¡Depende del tiempo! El que con el tiempo me estudie y vea lo que hice, ése se va a pronunciar. Unos a favor y otros en contra, como en todas las cosas de la historia.

- ¿Cómo califica su relación con el Gobierno?

Normal.

- ¿Qué significa normal?

Normal entre un gobernante y un subalterno. Pero un subalterno ¡administrativo!, porque el Presidente no es generalísimo de las Fuerzas Armadas. El es el Jefe del Estado, es decir, la primera autoridad de la nación. Una vez declarada una guerra, entonces toma el mando de las fuerzas de aire, mar y tierra. Algunos se confunden: creen que la defensa del país está en manos de las Fuerzas Armadas. ¡No, señores! La defensa del país es de todos: de su frente económico, el frente interior, el frente de relaciones exteriores y el frente militar (vuelve a golpear la mesa).

- ¿Y cómo es su relación con el ministro de Defensa?

Bueno... al ministro de Defensa...

- ¿Usted no lo puede ver?

Nunca he dicho eso.

- El ministro Rojas dijo que algún día escribiría un libro y uno de sus capítulos sería "Mis conversaciones con Pinochet"; ¿cuántas páginas le calcula...?

Póngale que unas cien páginas. No crea que es mucho...

- ¿Usted piensa que él ha sido un obstáculo para relaciones cívico- militares más fluidas?

No me pronuncio.

El próximo Gobierno

- Usted admite que no se ha producido en Chile caos económico ni social. ¿Le inquieta lo que se pueda producir en el próximo período?

Depende, pues, de quién sea el hombre que tome las riendas del Estado.

- ¿Si es un socialista?

Las Fuerzas Armadas cumplen estrictamente la Constitución y en ninguna parte de la Constitución se dice que los socialistas no pueden ser Presidentes.

- ¿Cómo ve a la derecha?

Más unida, pero no ciento por ciento unida. Creo que después que pase esta etapa de los precandidatos presidenciales entonces se producirá mayor afinidad.

- ¿Qué posibilidad de triunfo le ve?

No me corresponde opinar.

- ¿Cree que el problema de la derecha es la falta de líderes?

No tiene falta de líderes. Yo no me voy a meter en política, pero la derecha es un bloque grande. Este bloque tiene gente intelectual, poetas, escritores, abogados, científicos, etcétera. También políticos avezados. Y una base menor de gente que los sigue.

- Según las recientes elecciones de concejales, Renovación Nacional más UDI obtuvieron un tercio del electorado. Usted en el plebiscito obtuvo el 43 por ciento...

Mire, ya veo para dónde va. Le voy a decir una cosa: uno está recibiendo los años. Y uno debe cumplir una misión grande en la vida una sola vez, y yo creo que ya la cumplí. En consecuencia, no puedo aspirar a ser candidato.

- Pero supongamos que usted deja el uniforme porque resulta ser el hombre que la derecha reclama; que fuera su mejor carta para las presidenciales del '93.

Que lo digan... Yo les agradeceré mucho que lo digan.

- ¿Pero les diría que no?

Que no.

- Sin embargo, usted, aun con uniforme, acepta y celebra que en una fiesta castrense como el aniversario de O'Higgins le canten "pero sigo siendo el rey".

¡No fue así! Vamos por partes. En una fiesta, un almuerzo de cuartel, la Patricia Maldonado, a quien le tengo gran cariño, ese día me cantó, porque hubo un show...

- Le cantó "Misión Cumplida", "El Rey"...

Y otras más. Y yo me sentí muy tranquilo.

- ¿Había soldados ahí?

Había soldados, gente en retiro, empleados civiles. De todo.

- Y cuando ella le dice: "Yo sé bien que estoy afuera, pero el día que me muera, sé que me van a llorar".

Y, ¿qué le encuentra?

- ¿Qué siente usted?

Siento el afecto de la gente. Y vea usted, yo siento el afecto de la gente no sólo en los cantos.

- Lo que importa, general, es saber si usted siente que sigue siendo el rey.

¿En el cuartel, dice usted? Sigo siendo el jefe al que le tienen afecto...

- ¿Y no preferiría que le cantaran "Volver, Volver, Volver"?

También me lo cantan, a veces.

- ¿Y?

Me cantan "Volver, volver" y yo escucho, no más.

- Su sobrino, Gonzalo Townsend Pinochet que fue candidato a concejal y se perdió declaró: "Pinochet se postulará el '93 si se dan las condiciones".

También tengo un sobrino Augusto Pinochet, hijo de un primo que fue candidato y ganó. Ahora, ¿qué me voy a meter yo a decir de lo que opinan de mí?

- El diputado de la UDI, Pablo Longueira, dijo por esos días que: "Pinochet sigue siendo un gran líder político".

Dijo: "Desconocer que la fuerza más grande en el sector de la derecha es el pinochetismo es faltar a la verdad".

Y también dijo: "Pinochet siempre será una opción real". ¿Qué dice usted?

Es una opinión.

- ¿Usted no sería candidato de nuevo?

No.

- ¿Ni aunque viera que la derecha pierde y que un candidato de izquierda puede ganar...

Serían errores de ellos. Ahí yo no me meto.

- ¿Qué le preocuparía más: que ganara un socialista o un democratacristiano?

Me preocuparía cualquiera que lo hiciera mal.

- Ante la justicia ¿Usted cree que a Chile en esta etapa le ha hecho falta contar con un servicio de inteligencia como fueron la DINA y la CNI?

¿Un servicio de Inteligencia Nacional? No, ¿por qué? El Ejército tiene Inteligencia para lo que le corresponde, pero no se mete en cosas ajenas. Nada a nivel político.

- ¿No hace seguimientos, vigilancias...?

¡Nada de eso! El DINE protege al Ejército y, en consecuencia, también a mí, pero no se mete afuera.

- Pero lo hizo.

¿Cuándo?

- La Dirección de Inteligencia Nacional estuvo involucrada en espionaje interno.

No, señora. Esa fue una jugada maestra de esas en que son especialistas.

Le prepararon una trampa a un suboficial. Un antiguo conocido informante de él le dijo que tenía que hablarle para pedirle un favor enorme. Que le consiga un puesto. "Tráeme el currículum", le contestó. Y como son amigos y no podía ir hasta donde él estaba le dijo: "Te espero en la plaza esta tarde". Fue para allá y le tomaron fotos.

- ¿No estaban investigando a los partidos políticos?

¿Qué tiene que ver con partidos políticos?

- ¿Se está refiriendo a Charly?

Sí. Fue un hecho fortuito. No se entregó ningún antecedente, sino que hicieron picar a este hombre que confesó todo con lágrimas en los ojos. Fue porque quería trabajo, ¡nada más!

- ¿Cómo afecta al Ejército, general, el hecho de que en este momento haya oficiales en servicio activo posiblemente involucrados en procesos por derechos humanos?

Nos afecta bastante, pues. Mire, el día 12 de septiembre de 1973 un señor general me dijo: "¡Hay que hacerle sumario a todos éstos que han sido encontrados con armas!" Algunos dijimos: "Señores, hay que ir a la reconciliación; terminar con estas cosas".

- Entonces usted dijo que había una guerra.

Espérele, pues. Le estoy hablando de detenidos con armas. Sin embargo, primó la idea por la fraternidad y no hicimos ningún sumario a unos señores que hoy día gozan de muy buena salud.

- No les harían sumarios a esos señores, pero hubo detenidos, fusilados...

Ah, es que estábamos en una guerra. ¿Se imagina que en la Guerra Mundial no se hubieran tomado enemigos? Si en Chile hubo una guerra irregular subversiva. Si aquí hubo quince mil guerrilleros extranjeros.

- ¿Y qué fue de ellos?

¡Desaparecieron, pues!

- ¿Cómo desaparecieron?

Yo me lo imagino: por todos los pasos de la cordillera.

- ¿No estarán en las tumbas N.N.?

Muchos murieron.

No sólo hubo extranjeros caídos. Ni sólo cayeron el 12 de septiembre.

- Yo le estoy hablando de los extranjeros que estaban a cargo del general La Guardia, un cubano al que Castro condecoró.

A propósito, si Fidel Castro viniera a Chile, ¿usted le rendiría los honores correspondientes a un Jefe de Estado?

Yo, no. Y fíjese que Fidel Castro ha tenido expresiones muy amables para mí. Creo que son diabluras políticas.

- Pero usted, ¿ordenaría que le rindieran honores...?

Si el Presidente o el ministro lo pidiera, tendría que ir una unidad.Si el Presidente o el ministro lo pidiera, tendría que ir una unidad.

- Volviendo a los oficiales en servicio activo posiblemente involucrados en juicios por atropellos a los derechos humanos, mencionados por "Romo..."

Cuando hay estos problemas, los jefes de Inteligencia escuchan a todos, pero al "Romo" no lo conoce nadie como amigo.

- La cuestión es si esos oficiales contarán con su apoyo moral, como el general Contreras, procesado por su responsabilidad en el asesinato de Letelier.

La gente que luchó el año '73 cuenta con mi apoyo moral. Y esa es una de las causas por las que estoy aquí, en la Comandancia en Jefe.

- ¿Para seguir defendiendo a su gente?

Seguiré defendiendo a mi gente, dentro de lo legal.

- También usted ha tenido que responder preguntas del juez.

Las preguntas mías son: "¿Usted estaba presente en esto y esto?" ¿Cómo me voy a acordar si estaba presente?

- Pero a los oficiales en servicio activo posiblemente involucrados, ¿no sería lo lógico darlos de baja?

No. Por una razón: son inocentes mientras no se pruebe lo contrario. Si yo soy un jefe leal ante todo. Con mi gente, ¡soy leal!

- ¿Aunque hayan cometido delitos?

Eso depende de las circunstancias. Es distinto si usted saca un arma y yo le disparo a que si me pongo detrás de la puerta y le pego un tiro.

- Pero en el país hubo detenidos-desaparecidos, desarmados.

El tema de los detenidos desaparecidos para mí es un tema que debiera superarse, en beneficio del país.

"Iré al Congreso a defender nuestra inamovilidad"

- Usted planteó recién la modernización del Ejército. ¿Tiene eso alguna relación con el rebrote militarista que se advierte en el continente, tanto en Venezuela como en Perú...?

No. Esto tiene que ver con las cosas que uno piensa. Ya lo dije en mi clase magistral, para qué lo voy a repetir. Pero, uno: la vida se ha prolongado.

- ¿Usted encuentra natural que los oficiales se vayan a retiro a los 48, 50 años, en la plenitud de sus conocimientos y potencialidades?

A mi modo de ver hay que analizar esto, estudiarlo, ver los pros y contras. Según mi juicio personal, se debiera alargar la carrera. Otra cosa: antiguamente existía la "lucha de masas". Llegaba un Ejército de 50 mil hombres y venía otro de 80 mil y lo aplastaba. Hoy, ¿ha visto las operaciones del desierto? Son toda movilidad.

- Y ahora se dice que la Fuerza Aérea es la reina de las batallas, no la infantería, como antes. Usted que es infante...

Me está haciendo preguntas capciosas. Sigo pensando que la Infantería es la reina de las batallas.

Política castrense

- General, ¿cómo evalúa el Ejército la política de defensa del Gobierno?

La política de defensa está hecha.

- ¿Y se sigue usando la misma, dice usted?

No sé si la habrán cambiado. Esos son problemas de otro escalón, pues.

- Es el comandante en jefe del Ejército.

Claro que sí y tengo los planes al día. Pero le repito, una política de defensa de un país no es para las Fuerzas Armadas no más. Va a la educación, la salud, la economía, las relaciones exteriores.

- ¿Usted considera que el Ejército, en este gobierno, ha quedado en una situación de desmedro respecto de la Fuerza Aérea y Armada? Después del fin de la "Enmienda Kennedy" se ve a los aviones volando y a los buques...

Ah, no se equivoque. ¡El Ejército tiene su material! ¡No quiero adquirir elementos a los Estados Unidos!

- ¿Por qué no, si Estados Unidos con el fin de la guerra fría está ofreciendo material a precios "de ocasión"?

Dicho en forma más fina -se ríe, socarrón-, no deseo adquirir elementos en los Estados Unidos, porque el Ejército tiene el mínimo suficiente. Debido a la Enmienda Kennedy se diversificó el mercado y un Ejército no puede depender de un solo proveedor.

- Su plan de poner al día al Ejército, ¿es su última gran batalla?

Puede ser. Mi última batalla, la batalla final.

- ¿Pretende que su gran legado sea haber modernizado a Chile y ahora modernizar al Ejército?

Quiero modernizar a mi Ejército, porque mi Ejército no se puede quedar atrás. Siempre el Ejército avanza; tiene elementos sumamente caros y no puedo entregarle a un conscripto un elemento electrónico que vale varios millones de dólares.

"Causa finita"

- ¿Qué significa esto de "la paz romana"?

Antiguamente se decía cuando Roma habla, se termina la causa. "Roma locuta, causa finita". Cuando hay un solo poder, en la casa por ejemplo y dos hermanos discuten, el padre pone fin a la pelea. El padre manda, así era antes por lo menos. Y hace dos mil años, cuando Roma mandaba al mundo, cualquier estado tomaba una decisión y si Roma le ponía la mano encima se acababa el problema.

- Ya no se trata de Roma. ¿Ahora es cuando Estados Unidos "locuta"...?

No.

- ¿Las Fuerzas Armadas chilenas están o no preocupadas por la política norteamericana en relación a los ejércitos latinoamericanos?

Ese es un tema que hay que mirar muy a fondo, no en blanco y negro.

- Eso no responde la inquietud. Se sabe que el fin de la polaridad hace temer a ustedes una hegemonía abusiva de parte de Estados Unidos.

Todas las hegemonías son abusivas.

- ¿Qué piensa usted de la idea de transformar los ejércitos latinoamericanos en guardias o fuerzas policiales para combatir el narcotráfico y el terrorismo?

No es función de las Fuerzas Armadas ser policías, con todo el respeto que me merecen las policías.

- Si Chile viviera un problema de terrorismo y narcotráfico tan graves como Perú o Colombia, ¿no aceptaría la intervención de Estados Unidos?

¡No! Nosotros tenemos que arreglar nuestras cosas. Por suerte el narcotráfico sólo afecta a un pequeño sector de nuestro país.

Modernización

- ¿Para modernizar al Ejército la idea es disminuir los gastos en personal, que se lleva alrededor de un 90 por ciento del presupuesto, mientras una ínfima proporción va a gasto operacional?

Se trata de reordenar los gastos. Pueden ser los mismos hombres, pero bien ordenados. Y con entrenamiento profesional permanente. Se trata de un ordenamiento del presupuesto sin mayor gasto, por ahora.

- ¿Para eso quiere que se mantenga el Servicio Militar Obligatorio?

¡Tiene que mantenerse obligatorio! Estados Unidos y Gran Bretaña no tienen servicio militar obligatorio.

Pero en Francia, Alemania, Italia y muchos otros, sí. Hay países que no lo exigen, pero tienen milicias, contratan personal y, por último, en casos bélicos se llevan para allá a los nuestros.

- ¿Se debe aumentar el presupuesto de las Fuerzas Armadas chilenas?

Hay un piso fijado por la ley, pero es interesante conversar para mejorar el piso, no para bajarlo.

- Chile ocupa el cuarto lugar entre los países latinoamericanos en gastos de defensa, después de Cuba, Perú y El Salvador, en relación al Producto Nacional Bruto.

Yo no sé.

- ¿Piensa que es necesario hoy aumentar el poderío bélico de Chile, pese al clima de paz que hay en el continente, especialmente entre Chile y las naciones vecinas?

No hablo de incrementar las fuerzas chilenas sino de que hay que disponer de las fuerzas necesarias para disuadir, sólo cuando nos llevan a conflictos.

Las reformas...

- Antes de dejar el Gobierno logró que se dispusiera que los nombramientos, ascensos y retiros de los oficiales de las FF.AA. y Carabineros fueran hechos "a proposición" de los comandantes en jefe.

Sí.

- Y el Gobierno quiere cambiar esa ley dando esa atribución al Presidente de la República quien debe dejar constancia de haber oído a los comandantes, solamente. ¿Le parece mal?

Ese es un problema que tengo que discutirlo cuando llegue el momento. Iré al Congreso, según entiendo, a defender mi posición... Estoy totalmente de acuerdo con el discurso del otro día del Presidente de la República cuando dijo que las Fuerzas Armadas son instituciones que sirven a la nación entera, no a partidos ni a caudillos. De esa manera el Presidente está diciendo que las Fuerzas Armadas no pueden politizarse.

- El hecho de que el Presidente recuperara esa atribución, ¿produciría un quiebre en la línea de mando institucional?

Yo no quiero comentar esto... pero se presta a varias cosas. Nosotros somos jerarquizados. No me puedo saltar escalones... ¡Lo importante, en mi opinión personal, es que las Fuerzas Armadas no deben politizarse! Un sistema así podría llevar a algunos hombres de armas a que, en vez de dedicarse a su profesión, se dedicaran a halagar a las autoridades, ¿me entiende?

- Que un general como Parera se haya permitido no pedir autorización al Presidente para iniciar un desfile como es tradicional y que el Presidente no lo haya podido llamar a retiro, es un argumento para demostrar que el Jefe del Estado no manda las Fuerzas Armadas...

No, señora. Está equivocada. Lea el artículo 90 de la Constitución. No sé si ese hombre pidió o no permiso; se paró al frente e hizo el saludo militar. Sólo que no gritó; pero a mí tampoco me gritaban.

- ¿Usted no sabía que ese general haría eso?

¿Cómo iba a saber yo una cosa así? Yo pienso que un Presidente de la República cualquiera, no me refiero a ninguno en particular afectado por un acto de un oficial, debe llamar al Comandante en Jefe respectivo y decirle: Señor, Fulano de Tal hizo tal y tal cosa. Y el Comandante investigará, aclarará y castigará si hay falta.



- ¿Qué piensa del fin de la inamovilidad de los Comandantes en Jefe?
Bien peligroso. De inmediato se desnaturalizaría la función de los Comandantes en Jefe en el Consejo de Seguridad Nacional. Perderían su independencia para expresar sus opiniones y, por lo tanto, las Fuerzas Armadas quedarían sin el cauce constitucional para cumplir su misión de ser garantes de la institucionalidad.

- ¿Y que se aumente un miembro civil en el Consejo de Seguridad?

Eso debilita al Consejo de Seguridad Nacional en el ejercicio de sus funciones.

- ¿Cómo reaccionaría usted si el Presidente indultara a los autores del atentado contra su vida?

Mi reacción sería pensar qué lamentable la medida. Ahí murieron cinco de mis hombres.

Mientras se despide alegre y relajado otra vez le pregunto cómo va a celebrar el aniversario del golpe.

"Con una misa. Y con salvas por nuestros hombres caídos".

- ¿Hasta cuándo va a celebrar el Once?

Hasta que me muera, pues dice y las puertas de su gabinete se cierran como si el telón cayera, dejando atrás al general magnético, fuerte, pitancero, con su corazón a pilas palpitando rítmicamente.

 
MARTES, 08 DE JUNIO DE 1993, DIJO EN IQUIQUE EL COMANDANTE EN JEFE DEL EJÉRCITO:

* Comandante en jefe del Ejército presidió ayer en Arica la celebración del Día de la Infantería. Ante consultas, comparó las comunicaciones del Ejército con el Gobierno "como un puente cortado que fue necesario vadear". Afirmó que los militares no pueden distraer sus funciones para comparecer ante los tribunales de justicia.

Por Mauricio Silva Muñoz.

El comandante en jefe del Ejército, general Augusto Pinochet Ugarte, dijo que los militares no pueden distraerse de sus funciones asistiendo a los tribunales y comparó las comunicaciones con el Gobierno con un puente cortado que fue necesario vadear.

Estas declaraciones las formuló la máxima autoridad de esa rama de las Fuerzas Armadas al conversar con la prensa al término de una extensa jornada protocolar en las oficinas del comandante en jefe de la VI División del Ejército, brigadier general Jorge Lagos Silva.

En ella recibió saludos por el Día de la Infantería de las autoridades civiles gobernador, alcalde y la totalidad de los miembros de las comisiones de Defensa de ambas cámaras, representantes de diversas entidades de la ciudad y de los jefes de las unidades militares con asiento en Arica. Algunos de éstos le expresaron que "representa nuestras inquietudes y lo mejor del Ejército" y "lo apoyamos en todas las decisiones que ha debido adoptar".

El general Pinochet se veía de muy buen ánimo y bromeó con algunos periodistas antes de acceder a entrevistas.

Consultado sobre los temores de la población ante las medidas de seguridad dispuestas el viernes 28 en torno al Consejo de Generales, señaló que "no fue ninguna cosa rara, hombre, por Dios. No fue una cosa que obstruyéramos el tránsito, que disparáramos para un lado o que se formaran las tropas en las calles. Todo lo que se hizo fue de acuerdo con el reglamento, cuidando el edificio del comando".

También explicó que "se hicieron los ejercicios que se acostumbran el día de la Escuela de Infantería. ¿Por qué andábamos de uniforme? Bueno, si ahora me pongo el traje de gimnasia... tampoco me pongo el uniforme porque todos andarían asustados. Nuestro uniforme es de campaña y si se nos ocurre, obligamos a que todo el Ministerio de Defensa ande de campaña y nadie nos puede decir nada, si es nuestro uniforme. No nos pusimos distintivos ni ninguna cosa rara. Nadie ha hecho cosas raras. Todo encuadrado dentro de lo normal. ¿Cuál es el problema?"

- ¿Por qué cree usted que el Gobierno tiene la impresión de que no se usaron las vías normales de comunicación?

Porque cuando se les pidió que... había más de cien documentos que no habían firmado algunos señores desde el año 1991. Por eso. No somos nosotros los que no las hemos usado. Y si no hay cauces normales... hay que usar otros cauces. Como le decía a otra persona, cuando hay un puente que está cortado, está el vado, pues, para pasar al otro lado.

- General... ¿Usted está de acuerdo con que esa reunión de generales perjudicó la imagen tanto del Ejército como del Gobierno?

No la comparto. Este es un país de comentarios, de rumores y murmuraciones.

- No es, entonces, la visión de la institución...

Tratamos todos los temas que corresponden a lo que la institución tiene.

Y que mucha gente también la tiene. ¿Usted cree que esta gente viene acá por amor al arte? (se refiere a las personas entre ellas, particulares que llegaron a saludarlo).

- ¿Qué importancia tiene el hecho de los procesos judiciales?

¿Y qué tiene que hacer el proceso judicial con el Día de la Infantería? (sonríe).

- Que algunos de los que van a los procesos son infantes...

Hay de todas las armas, pues. Mire, quiere que le diga una cosa: los militares de lo único que nos preocupamos es de hacer nuestro trabajo. Hacer nuestra labor permanente, estar preocupados de lo que estamos haciendo. Y si en vez de estar preocupados de ensayar una nueva arma estamos preocupados de hablar con el juez... Nos tienen cuatro horas sentada a la gente y después le piden que venga mañana. No. Eso no.

- ¿Usted cree que los tribunales ordinarios no han aplicado como corresponde la Ley de Amnistía?

No sé yo. No me meto con eso.

- El ministro Enrique Correa señaló el domigo a "El Mercurio" que no podía garantizar que a alguien no se le hubiera ocurrido la posibilidad de un golpe de Estado...

Se acabó. Se acabó.

El general Pinochet, luego de sacarse algunas fotografías con funcionarias que le solicitaron autógrafos, invitó a la prensa a presenciar ejercicios militares que se realizaron en la pampa de Chacas, al interior de Arica.

Por la tarde, a las 19 horas, el general Pinochet asistió a la parada militar en el Fuerte Azapa.


JUEVES, 10 DE JUNIO DE 1993, DIJO EN IQUIQUE EL COMANDANTE EN JEFE DEL EJÉRCITO: "LA DEMOCRACIA NO ESTUVO NI ESTÁ EN PELIGRO EN CHILE"

* En conversación exclusiva con "El Mercurio", antes de embarcarse hacia Santiago para su entrevista con el Presidente Aylwin, el general Pinochet se refirió a los acontecimientos de los últimos días.

Por Sergio Montivero Bruna.

IQUIQUE. El comandante en jefe del Ejército, general Augusto Pinochet, sostuvo enfáticamente que la democracia no ha estado ni está en peligro en nuestro país, en un diálogo exclusivo con este diario en la residencia del comandante en jefe del Primer Cuerpo de Ejército, general Guillermo Marín, en esta ciudad.

Poco antes de prepararse para viajar a Santiago, luego de haber permanecido durante cuatro días en la región, manifestó que "esta zona me revitaliza. Ojalá pudiera quedarme más tiempo cada vez que vengo, pero desafortunadamente no me es posible hacerlo", dijo.

Sin condiciones, accedió a conversar, haciendo hincapié en su deseo de evitar generar roces innecesarios.

En su regreso en automóvil desde Arica, donde presenció ejercicios con motivo del Día de la Infantería y asistió a los actos conmemorativos del 113(SO) aniversario de la toma del Morro, el general Pinochet visitó las localidades de Dolores y Pampa Germania, donde hizo una exposición a sus oficiales sobre las operaciones bélicas desarrolladas en esos parajes durante el conflicto de 1879. Posteriormente continuó hasta el Fuerte Baquedano, donde almorzó con la oficialidad, y al atardecer llegó a Iquique.

En la mañana de ayer recibió a este diario, antes de las 13 horas, cuando regresó a Santiago en un Citation de ocho plazas.

Ayer se anunció que el Presidente Aylwin lo recibiría hoy a las 15 horas.

- ¿Lo citaron?

Difícil es que llegue a las 15 horas si salgo a las 13. Son cuatro horas de viaje. Pero sé que el Presidente me va a recibir.

- A propósito de los acontecimientos del viernes anterior ¿Usted cree que ellos pueden significar un peligro para la democracia en el país?

No. La democracia no ha estado en peligro ni tampoco lo está. La democracia está segura. Es efectivo que hubo situaciones incómodas, pero ellas han sido conversadas. ¿Hemos actuado fuera del marco constitucional? En absoluto. Es cierto que usamos uniforme de campaña, pero en Estados Unidos los militares los usan hasta en las oficinas. Sacamos armamento. ¡Pero si siempre usamos armamento! No deben olvidarse los atentados ocurridos el día anterior, donde incluso pusieron una bomba en la tumba del Presidente Frei.

Esas fueron medidas de seguridad absolutamente necesarias.

- ¿Se mantendrá eso siempre?

La democracia no ha peligrado nunca. En 1973 se luchó precisamente para salvar la democracia, pero parece que a algunos se ha olvidado. La democracia no ha peligrado ni va a peligrar bajo ninguna situación. Es lo que algunos no quieren entender y se asustan porque algunos, repito, algunos de ellos actuaron contra la democracia en 1973 y ahora están renovados. En ese tiempo el Presidente de la República transgredió la democracia y estábamos frente a un peligro muy grande.

- Frente a la situación del pasado viernes pareció haber especial interés en algunos funcionarios de Gobierno en bajarle el perfil, pero posteriormente los hechos demostraron que sí había conversaciones...

El Ejército no ha hecho nada incorrecto. Que sacamos armas... pero si el Ejército siempre anda armado.

- Pero hubo una situación especial...

Hubo una situación de conversación. Vino una seguidilla de cosas. Por ejemplo, una citación para que ocho generales fueran a declarar. A un comandante en servicio activo lo querían detener, en circunstancias que había sido sobreseído.

- ¿El caso del Consejo de Defensa del Estado también se toma como un acoso?

La Contraloría determinó que no había dolo en la gestión de Valmoval.

¿Por qué razón, estando todo correcto, el Consejo de Defensa del Estado pide el proceso y después de dos años lo saca a colación? Además, un señor diputado dice que tiene en su poder documentos para inculparme. Le digo, entonces yo tenía conocimiento de otros problemas, pero si hubiese estado en mis manos también habría apoyado en otra forma la compra. Durante el período en que estuvimos en peligro de guerra experimentamos la grave situación de no tener armamento. Las armas tienen que mantenerse y para ello se requiere de una fábrica. No supe nada de esta tramitación, porque fue un asunto a otros niveles. Entonces cumplía funciones como Presidente de la República y no podía ocuparme de detalles.

- El ministro Patricio Rojas, en declaraciones a la prensa, negó que haya existido tramitación en documentos del Ejército.

Eso lo dice él. No entraré a opinar sobre lo que dice el ministro de Defensa. Desde luego, si estoy fuera de Santiago es natural que se me acumulen papeles en el escritorio.

Retiro del Ejército

- Con todo este ajetreo general ¿no se siente tentado a retirarse?

Ese es un asunto muy personal...

- ¿Ha considerado quién le gustaría que le sucediera en el mando?

No podría decirle nada, porque el Presidente de la República es quien tiene las facultades para elegir, de entre las cinco primeras antigüedades institucionales.


DOMINGO, 12 DE SEPTIEMBRE DE 1993, LA HISTORIA, SEGÚN PINOCHET

POR RAQUEL CORREA.

QUIENES lo vieron ese día, jamás lo podrán olvidar. Un general de gafas negras apareció en la televisión junto al almirante, al aviador y al carabinero. Patrullas recorrían la ciudad. La Moneda humeaba, se escuchaban balazos.

- Se veía atemorizador con los anteojos oscuros.

Entonces tenía 56 años. Era recio y para la mayoría de los chilenos un completo enigma. Los ojos se me habían irritado; llevaba cuarenta y ocho horas sin dormir.

Es como si la imagen incolora se esfumara. Y él está ahí, de cuerpo entero, con su uniforme gris-verdoso, el pelo casi blanco, de pie en el cuarto piso del edificio de las Fuerzas Armadas. Ya es bisabuelo el general aquel, el de los anteojos oscuros. Sonríe, cordial y avanza. No lleva traje de campaña, ni da voces de mando. El militar del Once de Septiembre del 73 no ocupa el Diego Portales ni los amplios salones de La Moneda con sus enormes lámparas de lágrimas. Convertido, seguramente, en la figura más determinante de la política chilena en todo el siglo, sigue gravitando, dividida la historia en un "antes de Pinochet" - "después de Pinochet". Y partiendo a los hombres entre los que no lo quieren nada y los que lo veneran.

Cuatro pares de anteojos ha tenido en estos veinte años. Críticas implacables, atentados mortales, aplausos frenéticos.

El ascensor lo lleva directamente al cuarto piso desde un largo túnel subterráneo que recorre, veloz, su automóvil blindado. Allá arriba está rodeado de silencio, de hombres obedientes que reaccionan a su menor gesto. En la antesala se rompe el ambiente marcial: sillones con tapiz casi rosa y gobelinos nuevos le dan un aire distinto a ese ambiente. Y él ahí, a todo color, con su impresionante presencia escénica. Fachoso, con bromas de huaso y ademanes de soldado.

Su oficina está alba, recién pintada.

- ¿Cuándo lloró la última vez?

Cuando murió mi madre lloré. Solo, en la oscuridad de mi cuarto.

- ¿Los hombres también lloran?

Sí. Y los duros, también. Lo dice en serio y se pone a reír.

- ¿Y usted es duro?

Nooo.

Lleva en las manos fuertes el mismo anillo de oro con la piedra roja. En el pecho, el marcapasos aguarda, alerta, con sus pilas para doce años. Y él tan sanguíneo como siempre, con el ánimo cambiante: de la risa al enojo, de la broma al golpe en la mesa con el puño cerrado. Y la voz bajita, casi inaudible, cuando quiere hablar sin hablar.

Se cuida el general. No sólo las palabras; también las miradas. Y el físico, por supuesto, con sus largas sesiones de gimnasia matinal, sus comidas frugales, sus curiosos brebajes color ámbar, preparados exclusivamente para él, con fórmula secreta.

El comunismo

- ¿Cómo está la salud?

La salud, muy bien.

- ¿Y el dinero?

El dinero... corto, como siempre.

- ¿Y el amor?

(Sonríe con picardía) Con mi mujer estamos enamorados los dos. Ya cumplí cincuenta años de casado.

En grande celebró las bodas de oro. Con los cinco hijos, los veinte nietos, los dos bisnietos. El le regaló a ella un par de aros que le encargó especialmente. Ella a él "una medallita, una medalla muy de ella. Dedicada con cariño".

- ¿De quién fue la idea del Once? ¿Suya o del almirante Merino?

El almirante apuró una decisión que estaba planeada para otra fecha. Pero la idea nació antes: nunca me confié de los comunistas. Siempre esperaba un golpe asesino, la revolución criminal donde eliminan a todo el que no piensa como ellos. Teníamos el ejemplo de Castro; una cantidad de casos donde la revolución triunfó por las armas.

- Pero el chileno era un gobierno elegido democráticamente.

¡Ah! Una cosa que se iniciaba de una forma pero iba a terminar de otra.

Porque siempre el comunismo había entrado por las armas. Decían que esto era un movimiento sin retorno. Y efectivamente era así. Todos los contrarios al pensamiento marxista eran eliminados y no se eliminaba sólo al hombre, sino incluso a la familia, a veces. Eliminaban al hijo que pensaba como el padre. Y no nos equivocamos: principiamos a recibir noticias de la llegada de armamento. ¿Se acuerda de los embarques de azúcar con fusiles AKA y municiones? Tuvimos conocimiento de que el Presidente Allende había encargado metralletas con silenciadores.

Está sentado a la cabecera de la mesa, en su sala de reuniones. A mano, un timbre inalámbrico. Ofrece té y queque inglés. En un instante aparece el té, las tazas de porcelana y los individuales de hilo, albos como mantel de altar, con bordados en las esquinas, bien almidonados.

"Pero lo más grave -sigue en tono coloquial- fue que en 1971-72 ingresaban muchos comandos extremistas. Nosotros calculábamos que había por lo menos unos cinco o seis mil extranjeros, que no solamente eran ingenieros o médicos, sino que muchos se dedicaban a preparar gente para la guerrilla".

Recuerdos de 20 años

- Cuando se acuerda del Once, ¿qué es lo primero que se le viene a la mente?

Una noche en que mi esposa desesperada, que no había alimentos, faltaba esto y lo otro me dijo ven para acá, Augusto, quiero mostrarte una cosa. Y me llevó a la pieza de los nietos que estaban alojando en la casa y me dijo: "Estos niños van a ser esclavos por tu culpa". Y yo le dije: "Mira, hay cosas que tú no puedes saber, pero ten confianza en mí". No le podía decir más porque yo pensaba si le digo algo, si le cuento lo que estoy haciendo y cómo lo estoy haciendo puede traer como consecuencia que ella se asuste y se le note. Pero ese día le repetí: ten confianza en mí. Nada más te digo.

- ¿Pensó el Once que llegaría a convertirse en el Jefe de Estado?

No, porque se apreció erradamente la situación, pues si yo creía que el país estaba mal, no pensé a lo que había llegado, no creí que estaba ¡tan re'mal! ¿Cree que soy un ambicioso? No, están equivocados. Pero yo vi que era necesario que existiera sólo una cabeza.

- Primero dijeron que se rotarían en la jefatura de la Junta.

Claro, se dijo eso, pero posteriormente no se resolvió así, porque lo peor en la conducción militar es cuando hay mandos rotativos. Lógico, porque nadie tiene la responsabilidad, pues. Y yo era el general más antiguo.

- ¿Se imaginó que se quedaría diecisiete años en el poder?

Mire, era necesario que alguien tomara el mando único. Y tenía que ser el representante del Ejército; el Ejecutivo no se puede dividir en partes...

Nunca me figuré que me quedaría diecisiete años; nunca hablé de plazos.

Uno puede fijar un plazo y si lo sobrepasa, fracasa. A veces los plazos son para que uno se vaya estrangulando solo.

- ¿Por qué se fijó plazos con la Constitución? ¿Piensa que fue un acierto o un error?

Creo que no fue un error fijar plazos en la Constitución... Algunos lo consideran un error, que debería haber esperado un plazo mayor; que debería haber aprovechado el atentado tan grave que sufrí en el Cajón del Maipo...

- Eso no está en mí... y perdió el plebiscito...

No gané el plebiscito, pero fíjese bien: no engañé a nadie, no atraje votos con aumento de rentas a los jubilados. Tampoco aumenté los sueldos a los profesores ni a la salud. Eso lo pensaba hacer después, pero en esos momentos iba contra mis principios. Dar mayor renta era ofensivo; era como para que votaran por mí y yo no quise hacer gestos populistas para ganar votos. No lo acepté.

Mano dura

- ¿Qué diría usted que fue lo que más marcó su etapa de gobernante?

La modernización del país y el haberle dado a Chile una nueva institucionalidad. Le destaco las siete modernizaciones, la acción social, los avances en materia de educación, los planes habitacionales, la capacitación de trabajadores, especialmente los jóvenes.

- Pero, ¿qué fue lo esencial?

Lo económico. El cambio económico, fundamentalmente porque fue la base que permitió otros cambios.

- ¿Quién lo convenció en favor de la economía de mercado? Porque los militares chilenos eran bastante estatistas...

Yo estudié leyes. Y me hice amigo de un profesor de economía ecuatoriano y él me decía que todas las economías son buenas porque buscan levantar al país. Pero hay unas mejores que otras. En la economía estatista trabajas para el Estado, no hay ningún interés; en la economía libre tú despiertas el interés por progresar. Esa es la diferencia. La ambición por progresar estimula. Cuando asumí, me acordaba de esos conceptos y principié a ver la capacidad ociosa que tenían la producción, la industria y la exportación.

Me encontré con que todo estaba trabado. Me encontré, además, con gente tan preparada como Sergio de Castro, Roberto Kelly, Jorge Cauas, Kast, Léniz, De la Cuadra, Baraona, Martin, Lüders, Cáceres, Büchi, y tantos otros. A todos ellos les reconozco méritos y su vocación de servir a Chile.

- ¿Le presentaron un plan económico?

Existió un plan económico. Pero cuando en el primer año de gobierno fracasamos con la inflación y teníamos una deuda externa que nos ahogaba, yo le dije a Cauas: "Hay que pagar para que no nos aprieten". Y llamé a una reunión en Viña del Mar. Y el que más me ayudó con algunos conceptos fue Miguel Kast. Me ayudó mucho. Hicimos una planificación... Y sobre la mesa quedó un problema: la cesantía. Ahí salió un miembro de la Junta que habló del "costo social". Que yo no me preocupaba de eso. Me preocupé y dije: "¿Qué podemos hacer para paliarlo?" Y creamos el empleo mínimo.

- Un paliativo lastimoso, ¿o no?

Bueno, si usted lo quiere tomar así... Comprendo que no fue una solución definitiva, pero ayudó a muchas personas a afrontar una grave crisis con una renta mínima. Si usted tiene diez pesos no le puede pagar mil a un empleado, ¿verdad? Era una ayuda mientras se hacían esfuerzos para sanear la economía.

Al año siguiente vimos cómo bajó el IPC. A eso también contribuyó la reducción de la Administración Pública, que estaba sobredimensionada.

- Entonces, ¿lo más importante fue el cambio económico?

Y también político. Porque el país no podía progresar en la parte económica no más.

- ¿Piensa que para progresar en lo económico era necesario un gobierno autoritario?

Ese "gobierno autoritario" lo ponen como si hubiera sido una dictadura cerrada.

- Entonces, directamente: ¿Era necesaria una dictadura para imponer el modelo económico libremercadista?

Hay cosas que requieren fuerza, energía, que no se pueden hacer de otro modo porque entonces se destruye lo que se está haciendo. Tiene que haber una mano dura.

- En resumen, ¿no libertad política a cambio de libertad económica?

En un período. Pero después yo mismo pronuncié un discurso en el cerro San Cristóbal, que era un período y que llegaría el momento en que el gobierno militar diera paso a un gobierno civil. Ahora, usted me dice dictadura y yo le digo ¿qué dictador se fija plazo, qué dictador cumple la Constitución como estaba prevista? Yo creo que en el mundo debo ser una excepción.

- Por lo menos es el único que ha dirigido un gobierno fuerte y después ha continuado a cargo del Ejército en un régimen democrático.

Yo creo que sí. Y por una razón: nosotros nacimos democráticos. Yo no conocí otro sistema.

- ¿Y se siente cómodo ahora en democracia?

Esta democracia es heredera del régimen anterior.

- Con las "leyes de amarre".

Usted le pone "las leyes de amarre" se ríe. Este país vive de slogans.

"La única solución: Una ley de punto final".

"Si alguien quiere pedir perdón, que lo pida. Mi institución no tiene de qué pedir perdón".

"Sólo habrá reconciliación cuando pase el tiempo y no se estén reabriendo las heridas".

"Estoy defendiendo a mi gente y la seguiré defendiendo".

- ¿Usted propició o permitió el "boinazo" del 28 de mayo?

Oiga, se pusieron tan nerviosos. Porque la prensa los puso nerviosos. Usar el uniforme de campaña... Usted sale al otro lado y se encuentra gente vestida de campaña.

- General ¿la demostración del 28 de mayo no fue un gesto para llamar la atención respecto de los problemas que tenía el Ejército?

Si usted lo interpreta así...

- ¿Usted lo autorizó?

Yo mando al Ejército.

- ¿Una especie de golpe incruento?

Nooo. No. Fue un acto muy tranquilo. Una expresión. Todos con uniforme militar, nada fuera del reglamento. Los "boinas negras" no se pintaron la cara.

- ¿Y si rodearan La Moneda con tanques?

Muy distinto.

- ¿Ha tenido que sosegar a su gente en este período?

Muchas veces. No hablo de sosegar, pero en algunas ocasiones hay que entrar a calmar a la gente, porque la gente también tiene paciencia con un límite y el acoso trae reacciones.

- ¿Usted ha sido el Valium del Ejército?

Nooo, no me ponga eso, pues da para pensar muchas cosas se ríe.

- ¿Por qué no plantearon sus inquietudes por la vía que correspondía?

¿Y usted quiere que yo hable cosas que no debo? Unos dicen que se debió a que se demoraban mucho en tramitar documentos. Pero fíjese, hubo algunos que se estudiaron por dos años y medio. Al Presidente lo dejo fuera de eso. Por ejemplo, para aprobar la creación de una unidad operativa sin mayor gasto, sin mayor cantidad de oficiales, sin mayor cantidad de municiones, ni nada, demoran ¡dos años y medio! en el estudio. Algo andaba mal -y golpea la mesa con el puño cerrado-.

- ¿No se lo dijo al ministro de Defensa, que era el conducto regular?

...Parece que había otras preocupaciones.

- ¿No consideró que el Presidente estaba fuera de Chile?

Nadie quiso actuar en contra del Presidente. Y yo soy el primero que respeto al Presidente. Porque soy presidencialista.

- ¿Más presidencialista que militarista?

Las dos cosas. Pero fíjese usted, se pide una audiencia, se niega por razones comprensibles, al otro día se vuelve a postergar y al otro día vienen publicaciones en la prensa que ¡ocho generales! están llamados a declarar a la justicia. Tuve una reunión; estaban todos indignados... Y vino una acción que yo llamo pacífica. Nadie usó las armas. Todos con uniforme de combate. Y no se le olvide que la noche anterior hubo bombazos.

- ¿Es efectivo que entre los planteamientos suyos estuvo un aumento de remuneraciones para el personal del Ejército?

No. No se pueden mezclar las cosas... Es necesario un aumento, pero hay momentos de momentos. ¿Cómo se le ocurre que le iba a llevar al Presidente yo esa petición?

- ¿Piensa que debe mantenerse este 10 por ciento de las ventas de Codelco para las Fuerzas Armadas?

Claro.

- ¿Significa que no se puede privatizar Codelco?

¿Por qué? Podría estudiarse otro mecanismo que garantice el seguir contando con estos recursos que son fundamentales para la seguridad nacional.

- ¿Sería partidario de la privatización de la gran minería del cobre?

Siempre he sido partidario.

- ¿Por qué no lo hizo?

Lo iba a hacer, pero me aconsejaron que no era el momento oportuno. Y se hicieran otras medidas: se separó Chuquicamata, por ejemplo.

- ¿Es efectivo que usted le pidió la cabeza del ministro de Defensa al Gobierno?

¡Perdóneme! Yo he sido Presidente y...

- Hasta propuso nombres.

No, se lo puedo hasta jurar. ¿Cómo se le ocurre que iba a pedir la renuncia del ministro? Si yo fui Presidente, y si a mí alguien me pedía que echara a fulano de tal, ¡lo echaba a él para afuera! Si eso no se puede hacer. Yo no pedí la salida de ¡nadie! Eso es resolución del Presidente.

- Pero ¿usted le hizo ver que no le satisfacía su ministro?

¡Nada!

- ¿Tampoco pidió la salida del ex subsecretario de Guerra?

¡De nadie! ¿No ve que ésa es la mejor manera de afirmar a alguien? Y yo no sostengo a nadie. Lo que sí hice ver fue que había ciento diez documentos que no se habían tramitado.

Punto final
- ¿Usted aspiraba a una a una nueva Ley de Amnistía que cubriera del '78 al '90?

Yo estoy seguro de que la solución a este problema es terminar con una ley de amnistía, una ley de punto final y se pasa de inmediato a otra etapa.

- ¿Ha visto lo que ha pasado en otros países con leyes de punto final?

¿Que van cuatro tipos a tocar el bombo al lado del Obelisco en Buenos Aires?... Yo pienso que la única solución para terminar esto es con amnistía.

- Favorecería a su gente.

Y no solamente a mi gente. No se olvide que el mexicano que mató al teniente Lacrampette salió en libertad por la ley del año 78, junto con varios cientos de extremistas más.

- Entonces, ¿para usted el ideal sería una nueva Ley de Amnistía?

El ideal. Porque se partiría de cero.

- Pero el Presidente dijo que no era viable una Ley de Punto Final.

Así me dijo. Yo le di sólo mi opinión. Si la ley no es viable, no es viable. Pero esa es la opinión mía y yo respeto la de él.

- General, ¿y un mínimo de sentido de justicia...?

Mire, esta fue una guerra irregular. Pero no olvide que si usted tiene una herida y todos los días la está restregando, esa herida no cierra nunca.

Ayer -muestra la palma de la mano- me herí con un cuchillo. No la he tocado y ya está sanando.

- ¿Cree que una pequeña herida en la mano se puede comparar con el dolor de haber perdido a un padre, a un hijo, que haya sido detenido y desaparecido?

Mire -golpea la mesa, molesto-. Yo he visto papeles que prueban que un señor equis tenía el encargo del Partido Comunista de matar al suegro. Por otro lado, se llevaba gente de diferentes partes a Iquique y de ahí al otro lado de la frontera, a Los Turcos, donde existían campos de instrucción guerrilleros. Después de completar su preparación eran reingresados al país y reemplazados por nuevos grupos y así sucesivamente.

- Se entiende la muerte en un enfrentamiento. Ahí sobrevive el que dispara primero. Pero que se tome un prisionero, se le lleve a un regimiento y después nunca más se sepa de ellos. Ese es el caso de los detenidos desaparecidos.

De algunos. No lo niego. Pero en la guerra suelen ocurrir tantas cosas.

- Pero esto, ¿no lo considera distinto usted?

En una guerra irregular lo que pasa es que no se cumple con las leyes de la guerra. Esa es una guerra irregular con todos sus males y errores.

- ¿Por qué mantiene en servicio activo a oficiales que están involucrados?

Porque están en proceso. No se puede llamar a retiro a personas que están en proceso, hasta que termine.

- Pedro Espinoza replicó a Townley por televisión con uniforme, ¿no eran ustedes los silenciosos que no podían defenderse públicamente?

¡Seremos los silenciosos, pero no los tontos! ¿Usted me puede decir lo que quiera y yo me quedo callado? ¡no, pues! Seremos silenciosos en materias militares y políticas. Nada más.

Inteligencia y represión

- Usted ha dicho que "el Ejército no tiene nada de qué pedir perdón".

Y no tiene nada de qué pedir perdón. ¿Por qué?

- Pero ¿admite que gente suya pueda haber cometido excesos?

En lucha, en el exceso de la lucha, pueden haber cometido excesos... Esta fue una guerra irregular.

- Pero cuando llega una patrulla y se lleva a una persona y de esa persona no se sabe nunca más...

No es mi procedimiento.

- Pero usted permitió que operara...

Yo no he permitido. Cuando me enteraba de una cosa anormal, ¡a la justicia!

- La DINA a la cual se le atribuye la mayoría de los casos fue creada por usted y al frente de ella puso a un hombre de su confianza, como el general Contreras.

Cuando estábamos con problemas de esta naturaleza teníamos que contar con un organismo de inteligencia.

- Pero ese organismo no sólo hacía inteligencia sino represión, también.

A veces la Inteligencia actúa así, pero no es lo normal.

- Si hubo excesos, si existió un Lonquén, un Calama, un Pisagua...

Y por otro lado, una micro de carabineros, casi todos muertos...

- Pero ahí se supo lo que había pasado. Hubo héroes sepultados como héroes.

Y si hubieran sido del otro lado, los habrían sepultado como héroes también. ¡Héroes de la causa! Si depende cómo se mire. Usted no entiende.

- Si usted pudiera borrar algo de lo ocurrido en esa guerra irregular, ¿no lo habría impedido?

Si alguien quiere pedir perdón, que lo pida. Yo no voy a pedir perdón por mi Institución en ningún momento.

- Pero el gesto de reconocer "sí, hubo excesos y lo lamentamos".

¡No! Hubo excesos por allá y por acá. Por allá hubo harto exceso.

- ¿No lamenta los excesos cometidos por hombres formados en las filas de su Ejército?

Cualquiera lamenta los excesos, pero es muy distinto estar en la lucha, como entiendo. Allá en el Cajón del Maipo estábamos en la lucha. Si yo hubiera podido sacar la pistola habría disparado cinco tiros al que me estaba disparando.

- Esa fue una emboscada. Estaban armados. Le estoy hablando de prisioneros desarmados. Casos de torturas, de violación, de fusilamientos sin juicio.

Esos excesos, que pueden haber ocurrido por ambos lados, porque sino no habría habido lucha. Eso que usted me está contando... depende de cómo se mire.

- Entonces, ¿lo justifica todo diciendo que hubo excesos por los dos lados?

Yo no estoy justificando nada. No me dé vueltas las palabras. No tengo nada que lamentar.

- ¿Por soberbia no contribuiría a la reconciliación?

No es soberbia. Yo me arrepiento con Dios. Yo creo que habrá reconciliación cuando pase el tiempo y no se estén reabriendo las heridas.

Pero cuando estamos todos los días llamando a Pedro, Juan y Diego para que vayan a declarar... Si hace veinte años, si no se acuerdan de nada. ¿No se acuerda usted cuando en 1972 por allá por la zona de San Fernando ocuparon un fundo gente que iba de fuera, violaron a la mujer delante de los hijos y la señora se suicidó después? ¿Se les olvidó? ¡Y nadie ahora ha demostrado el arrepentimiento por eso!

- La madre de Carlos Berger, fusilado en Calama por el delito de no haber silenciado la radio el día del golpe, también se suicidó.

Le estoy diciendo: hubo excesos por ambos lados. En la guerra irregular como lo he dicho muchas veces hay excesos por ambos lados.

La "Ley Aylwin"

- ¿Qué opina de que se haya frustrado la llamada "Ley Aylwin"?

Yo tendría que preguntarle por qué la rechazaron. Era un "niño bonito" que estaban convirtiendo en un monstruo. Yo ya di mi opinión.

- Y quedaron a fojas cero.

Prefiero quedar como antes. El proyecto original con algunas pequeñas enmiendas era satisfactorio. Así se lo dije al Presidente.

- Si se hubiera aprobado el artículo 3.o garantizando el secreto, ¿habría ordenado a la gente que supiera algo de los detenidos desaparecidos que lo diera a conocer a la justicia?

Yo no ordeno esas cosas.

- ¿Qué le parece el monumento a los caídos en el régimen militar?

Ahí no hay ni un militar. Entonces obligarían a fundir unas cuantas vainillas y fabricar quinientas o más placas que se colocarían en la puerta de los cuarteles en memoria de los que cayeron por la libertad de Chile.

- Usted ha dicho que se quedará de Comandante en Jefe para defender a su gente.
Y estoy defendiéndola. Y los seguiré defendiendo.

- ¿Quiere morir con las botas puestas?

Sí. Cuando me muera quiero que me vistan con uniforme de combate y así me entierren.

- ¿Piensa en eso usted, en verdad?

Mientras más vive uno, más se da cuenta que está aproximándose al fin.

- ¿Y usted no le teme al fin?

No.

- ¿Al Juicio Final?

Tampoco.

- ¿Le gustaría ser senador vitalicio, para seguir defendiendo a su Institución?

Se sonríe el General Pinochet.

"Yo no tengo ambiciones, pero el día que corresponda, lo voy a hacer".

- ¿Le parece justo que usted sea senador y Aylwin no pueda serlo?

¿Por qué no?

- La Constitución no se lo permite, aunque haya sido elegido democráticamente.

Es cuestión de interpretar la Constitución y será senador. Y yo creo que así se hará.

- Por último, ¿la inamovilidad de los Comandantes en Jefe es intransable?

Para mí, la inamovilidad es fundamental. He revisado leyes de distintos países y me he encontrado con que el Presidente no puede remover a los Comandantes en Jefe.

- Y si se modifica esa disposición, ¿qué hace el Ejército? ¿Un ejercicio de enlace, un boinazo, un tanquetazo o un bombardeo?

"Acatar la legalidad", dice. Se ríe y se despide.

Y mientras él se queda ahí, en su gabinete, vuelve a la memoria la imagen aquella del general con gafas negras, hace justamente veinte años...


VIERNES, 12 DE NOVIEMBRE DE 1993, AFIRMÓ GENERAL PINOCHET A "EL MERCURIO": "AYLWIN ES UN HOMBRE SERIO, CONSCIENTE Y TRATA DE SER JUSTO"

* El Comandante en Jefe del Ejército dijo, en Brasil, que no cree que existan problemas con S.E. por la postergación de los retiros en el Alto Mando.

Por Lucía d'Albuquerque.

BRASILIA. El Comandante en Jefe del Ejército, capitán general Augusto Pinochet Ugarte, afirmó que el Presidente de la República, Patricio Aylwin, es una persona "seria, consciente y que trata de ser justa", por lo cual no debería existir ningún problema por el retraso en los cambios del Alto Mando institucional.
En una entrevista exclusiva que concedió ayer a "El Mercurio", Pinochet expresó, además, la necesidad de estudiar con más profundidad el tema de la reducción del Ejército y se mostró partidario de una modernización de las Fuerzas Armadas. Puntualizó que "los países que creen que están pacificados se encuentran con la sorpresa de que no lo están tanto".
Sentado en la enorme terraza de la residencia del embajador de Chile en Brasil, el general Pinochet se refirió a la subversión, terrorismo y a la participación de los militares en temas de injerencia civil. También comentó su decisión de postergar los retiros del cuerpo de generales y dio su opinión sobre la permanencia del teniente general Jorge Lucar Figueroa, como vicecomandante en jefe del Ejército.
Se quejó de echar de menos a su esposa, Lucía Hiriart, y del fuerte calor de Brasilia.
El general Pinochet se encuentra en la capital brasileña desde el domingo pasado, asistiendo a la XX Conferencia de Ejércitos Americanos. Durante el evento, además de participar en sesiones plenarias y en trabajos de comisiones, sostuvo reuniones con el Jefe de Estado Mayor del Ejército de Estados Unidos, el Comandante en Jefe del Ejército de Bolivia y otras autoridades militares del continente.
Ayer al mediodía ofreció una recepción en el Salón Barros Arana de la Embajada de Chile a todas las delegaciones presentes en la Conferencia. Por la tarde se reunió con los militares chilenos y trabajó en la evaluación de los temas que se trataron.
De noche cerró la Conferencia con un discurso de agradecimiento en una cena en el Club del Ejército de Brasil, donde resaltó el espíritu de cooperación que primó entre los militares durante el encuentro.

Ascensos y retiros

- ¿Cuándo se van a dar a conocer los nuevos ascensos en el Ejército?

Mire, si yo cambiara el mando todo lo que se ha hecho para las elecciones se perdería. Por ahora no vamos a hacer cambios ni traslados. Al Alto Mando no se le puede estar moviendo todos los días. Yo creo que no va a haber ningún problema porque el Presidente Patricio Aylwin es un hombre muy serio y actúa con conciencia y trata de ser justo. Entonces tiene que permanecer así hasta después de las elecciones. ¿Cómo voy a cambiar cuando tengo todo montado para las elecciones?. Hemos tenido reuniones en Santiago para aplicar las medidas de guarnición para las elecciones.

- Trascendió en Santiago que al general Lucar se le aplicaría la Ley Canessa y continuaría en su cargo como Vicecomandante en Jefe. ¿Qué opina usted de esa medida?

Yo entiendo que sí. Pero ese es un problema del Presidente. Cuando es un problema del Presidente, lo resuelve él. Pero cuando se trata de materias que son de mi competencia las resuelvo yo, con decisión. Y, tenga la seguridad que trataré que ellas se cumplan.

Río de Janeiro

De regreso a Chile el general Pinochet deberá pasar por Río de Janeiro, para encontrarse con un ejecutivo del área aeronáutica. Además, según confidenció, allá tiene muchos amigos y una fascinación especial por la ciudad.

- General, ¿cuáles fueron las conclusiones a que se llegó durante la Conferencia sobre la reorganización de los ejércitos?

Mire, fíjese que el general Sullivan (Gordon Russel Sullivan, jefe del EE.MM. del Ejército de Estados Unidos) me encontró toda la razón a mí, en el sentido de que los ejércitos deben estar compuestos por un contingente regular muy profesional. Me he fijado que todos los ejércitos están en proceso de modificaciones, pero sin reducir personal, porque la guerra aparece de repente.

- ¿Cómo se ha desarrollado en Chile el proceso de modernización del Ejército?

En Chile estamos realizando una modernización. Quien no entiende esto a veces habla, ¡puchas que está atrasado usted!. Pero no. Todo se hace con calma, paso a paso. Los análisis que hemos hecho tienen por objetivo regular algunas partes de la institución. La infantería necesita hoy día disponer de vehículos blindados. La infantería por concepción estratégica requiere de gran velocidad de penetración. Usted comprende que a pie estamos en el siglo 14.

- Durante la XX Conferencia se trató el tema de subversión. ¿Cómo ve el Ejército chileno este problema?

Curiosamente algunos que creen que están pacificados se encuentran con la sorpresa de que no están tanto. Esa es una preocupación para todos porque vienen los asaltos a bancos buscando dinero y todo lo demás que usted sabe.

- También se trató el tema del terrorismo y su conexión con el narcotráfico. ¿Cuál es la preocupación del Ejército chileno sobre ese aspecto?

Es una preocupación en el sentido de que daña la ética y la moral de la juventud. Pero en Chile ese no es un problema tan grande. Los traficantes tienen que dar la tremenda vuelta para llegar hasta allá.

- Usted ha sido tratado en esta Conferencia con especial deferencia. ¿Cómo ve usted este hecho?

Ha sido normal no más, creo yo. Pero sí han sido muy correctos. He sido recibido por altas autoridades militares. Eso es una satisfacción para Chile, que el Comandante en Jefe del Ejército sea bien atendido, se le escuche y se le pregunten algunas cosas. Por eso que estoy muy contento de estar acá.

- ¿Cómo fue la recepción de sus ideas sobre la participación de los militares en asuntos de injerencia propiamente civil?

Yo dije en la Conferencia que entre nuestra gente hay personas muy preparadas y esa gente se puede aprovechar en un análisis político, en una actividad política. Pero eso es una sugerencia, que el Gobierno quiera o no aprovechar eso otro cuento.

- Pero, ¿qué opinaron los otros generales sobre esa materia?

Están de acuerdo, pues. Pero no quiere decir que lo aprueben. Yo conversé mucho con ellos y estamos de acuerdo. Si no se aprovecha, no se aprovecha no más. No es obligación.

- ¿Cuáles fueron las propuestas que usted trajo a esta Conferencia?

De lo que puedo hablar fueron cosas muy técnicas. Propuse el intercambio de directores de academias militares. Propuse hacer en Chile la conferencia sobre telecomunicaciones, donde van a participar comisiones de los ejércitos americanos, pero la fecha no está decidida aún. Se discutía que la Conferencia de Ejércitos Americanos debía quedar siempre en un país. Yo propuse que continuara con esta rotativa. Y se aceptó nuestra ponencia de permanecer cada dos años en un país. Ahora ya sabemos que quien tendrá la sede de la CEA durante los próximos dos años será Argentina.


DOMINGO, 11 DE JUNIO DE 1995 , LAS PALABRAS DEL GENERAL

Que el general Pinochet es enredado para hablar es algo bien conocido. Pero la entrevista que concedió a la periodista Blanca Bulnes de Canal 13 dejó en evidencia la dificultad que puede haber para comprender cada una de sus palabras.
Sobre todo porque Pinochet se caracteriza por insinuar o reafirmar su pensamiento con miradas, gestos y sonrisas socarronas que sorprenden y que obligan a leer entrelíneas.
En varios diarios se intentó transcribir las respuestas del general y cada periodista entendió algo ligeramente distinto de modo que las versiones publicadas no fueron coincidentes.
Un nuevo esfuerzo de varias personas de buen oído nos permiten ofrecer la versión definitiva de la entrevista, celebrada en la casa de la Comandancia en Jefe del Primer Cuerpo de Ejército, en Iquique. El general Pinochet recibió a la periodista y comenzó diciendo él:
Un nuevo esfuerzo de varias personas de buen oído nos permiten ofrecer la versión definitiva de la entrevista, celebrada en la casa de la Comandancia en Jefe del Primer Cuerpo de Ejército, en Iquique. El general Pinochet recibió a la periodista y comenzó diciendo él:

- ¿Cómo ha afectado el fallo del caso Letelier la moral de sus hombres. Si es verdad que el Ejército está dolido, general?

En primer lugar, hay que entender el problema. Los soldados somos distintos a los civiles. Los soldados miramos siempre hacia adelante. Sobre todo en esta institución que es tan grande, que está de Arica a Punta Arenas. Que es un conglomerado de hombres que piensa con tradiciones, con mirada a futuro. Aquí no se mira hacia atrás. Si nosotros hubiéramos mirado hacia atrás, habríamos hecho el gran juicio de la historia el año 73. Sin embargo, dimos vuelta la página y seguimos adelante. Ahora, los sucesos que posteriormente pasaron no se deben a nosotros, se deben, Blanquita, única y exclusivamente, a que la guerra siguió. Mientras se difundía por el mundo la calumnia, aquí en Chile seguían luchando. Nosotros no estábamos en ese papel.

- ¿Usted teme que este juicio sea el inicio de muchos otros juicios contra militares?

No te puedo decir tampoco nada, pues. ¡Cómo le voy a decir! Cómo se podría evitar eso, general. Aparentemente usted está conversando con el Gobierno alguna fórmula para terminar con este... No sé que estará conversando el ministro, no sé.

- Y usted ¿no ha conversado ninguna fórmula con el ministro?

Yo no converso de fórmulas. ¡Cómo voy a conversar de fórmulas cuando no la he creado yo!

- ¿Y no se ha propuesto ninguna ley de punto final, amnistía general o algo parecido?

No sé. ¡No sé! Este problema lo tienen... ustedes, lo tienen los civiles, lo tiene el Gobierno, lo tiene la gente que está luchando y mirando atrás... para crear problemas. No nosotros. Nosotros ya estamos mirando hacia allá. Queremos que el país siga creciendo y que no seamos después el último, como fuimos antes. Ahora estamos bien. Trabajamos durante todos estos años levantando el país; fuimos ejemplo de América. Así que, qué quiere que le diga.

- ¿Usted cree que este juicio fue un juicio político?

¿Cuál juicio?

- El juicio al general Contreras y al brigadier Espinoza.

Tampoco le puedo decir porque yo creo que los jueces hacen las cosas por la justicia no por la parte política.

- ¿Usted en algún momento pensó que la justicia chilena iba a condenar a un ex jefe de la central de inteligencia?

Tampoco pensé esas cosas porque uno se imagina que siempre va a haber una justicia muy ajustada a derecho. Bueno, lo condenaron. ¿Qué le voy a decir yo ahora a usted? Nada, pues.

- ¿No está absolutamente ajustado a derecho a su juicio?

Mire, yo no soy abogado. Estudié leyes, pero no soy abogado. Tengo entendido que de acuerdo a la Constitución tienen todos el mismo derecho a defenderse. Por tres partes. Eso entiendo. Pero no sé si lo van a aplicar o no, pues.

- ¿Qué le parece que el Presidente de los Estados Unidos ayer, mediante una carta, haya felicitado al Presidente Frei por la forma en que ha manejado y resuelto este proceso?

Oiga, ¿quiere que le diga? Yo nunca le acepté a los señores americanos que se me vinieran a meter acá. Y por eso me hicieron muchas cositas. Enseguida, no aceptando que se metan en mi país, que mi país no es colonia. Mi país es independiente. Nacimos a la vida independiente el año 1810. Luchamos por nuestra independencia y ahora nos están convirtiendo en colonia.

¿De cuándo acá me vienen a felicitar porque hay una cosa interna? Yo rechazo las felicitaciones del señor Nixon. ¿Qué le voy a decir? ...del señor, eh, Clinton.

- ¿General, el Ejército de alguna manera va a intervenir para que el general Contreras cumpla la pena?

Le vuelvo a decir, Blanquita: no sé.

- Pero usted, es la cabeza del Ejército...

Pero no sé qué va a pasar después. ¿Cómo sé yo si acaso lo van a condenar o no lo van a condenar? Está fallado.

- Sí, está condenado.

Pero creo que hay una instancia más. Oiga, no me meto porque no sé.

- Pero es inapelable este fallo.

Bueno, será inapelable...

- Aunque puede demorar algún tiempo la ejecución de la sentencia, pero aparentemente él sí debiera cumplir la pena.

No sé. Lo único que yo estoy haciendo ahora es saludando a las tropas, pasando por las tropas, mirando las tropas. Esa es mi función específica.

- Usted, como general, ¿cree que un ex general de Ejército debe cumplir una pena en un recinto de Gendarmería o sería mejor en otro lugar?

Yo siempre le he dicho a usted que nosotros los militares somos distintos a los civiles. Pensamos distinto, hablamos distinto y acabo de leer ahí un párrafo de John Killian donde le explica por qué somos distintos, pero no entienden, ¿qué quiere que le diga yo?

- ¿Eso significa que el general Contreras debería ir a otro recinto a cumplir su pena, que no fuera un recinto de Gendarmería?

Tampoco lo puedo decir. Tiene que pesarlo y sobrepesarlo el Gobierno.

- Hoy día en un diario salió una información en la que se decía que en la misión en que usted envió al general Videla a conversar con el general Contreras, le pidió que se entregara y que fuera al Hospital Militar. ¿Eso es verdad?

Fíjese que... no me acuerdo.

- No le puedo creer.

Tengo re mala memoria. No me acuerdo.

- En otra entrevista, su hija Lucía dijo que el general Contreras, en reiteradas oportunidades, le había jurado que él es inocente. ¿Usted le cree?

¿Yo le creo a Contreras. Yo siempre le he creído a Contreras. Esto no lo he dicho ahora, lo he dicho siempre, que le creo a Contreras. Ahora mi hija Lucía tiene más de 21 años y entonces ella sabrá lo que hace, qué es lo que diga. Yo no me meto. Cuando mis hijos cumplen 21 años, los dejo en libertad de acción.

- Como usted le cree al general Contreras, ¿le duele que lo hayan condenado?

¿Por qué? Si es un problema sentimental mío o de Contreras. El problema es mío, no es del Ejército tampoco. El Ejército es muy grande, como le acabo de decir.

- El general Contreras ha dicho que no va a ir a la cárcel, incluso se teme que él podría resistir en forma armada.

¡Ay, Dios mío! ¡Qué le puedo decir, Blanquita, que va a resistir o no va a resistir! Si este problema es personal de él, no es mío.

- Perfecto general...

...ni del Ejército; tampoco es del Ejército.

- Perfecto general. Y una última pregunta. Entiendo que el Ejército prefiere no usar la palabra acatar, por una cosa de corrección lingüística, por eso le pregunto...

¿Sabe por qué? Porque antiguamente se ponía aquí la orden del Rey, decía acato y asumo... y nosotros no somos súbditos de nadie.

- Por eso le pregunto, ¿el Ejército va a respetar el fallo?

Nosotros estamos... El otro día lo manifestó el ministro, ¿qué sé yo?

- Tenía razón el ministro; usted lo dice.

Bueno, si yo estaba con él, conversé con el ministro y él dijo que el Ejército iba a acatar el fallo... así será.

- Usted es la cabeza del Ejército, general.

Sí, soy la cabeza del Ejército, pero el ministro manda todas las instituciones.

- ¿Qué dice usted?

¿Qué digo yo, personal? Que se van a, se va a cumplir la ley, no más, pues.


JUEVES, 09 DE NOVIEMBRE DE 1995, DIJO QUE SU INTENCIÓN NO SE CENTRA EN "PUNTO FINAL", PINOCHET EXHORTA A ALCANZAR SOLUCIÓN DEFINITIVA EN DD.HH.

* En declaraciones a "El Mercurio" y un canal de TV, cerca de Bariloche, reiteró que el tema debe ser superado por medio del olvido. Sobre las divisiones en la centroderecha por las reformas, criticó "ambiciones personales".

Por Patricio González Cabrera.

SAN CARLOS DE BARILOCHE, ARGENTINA. El Comandante en Jefe del Ejército, general Augusto Pinochet, dijo ayer que su intención no se centra en buscar una ley de "punto final" al tema de los derechos humanos, sino en alcanzar una solución definitiva al problema que, arguyó, no puede seguir afectando al desarrollo futuro del país.
En una entrevista concedida a "El Mercurio" y al Canal de la Universidad Católica, que cubren la XXI Conferencia de Ejércitos de América (CEA 95) que desde el lunes se desarrolla en esta ciudad del sur de Argentina el general Pinochet indicó que la búsqueda de una solución a este tema no está incluida dentro de sus responsabilidades como jefe militar, que ya ha entregado su parecer y que es un tema político, pero expresó que está convencido que el camino debe estar basado en el "olvido de los hechos dolorosos del pasado".
También se manifestó sorprendido por las divisiones generadas en los partidos de centroderecha por las reformas a la Constitución. El jefe castrense indicó que es "grave" anteponer "ambiciones personales" a los intereses permanentes de la nación.
Junto con defender los actuales organismos de la Constitución, como el Consejo de Seguridad Nacional, dijo que aunque no busca una ley de "punto final", la única solución "es olvidar", tal como sucedió en la guerra civil de 1891, cuando los gobiernos posteriores que vencieron en el sangriento conflicto llegaron a dictar "hasta tres leyes de amnistía".
Respecto de la reciente liberación de Sergio Buschmann, dijo que ése es un tema de la justicia chilena sobre el cual no puede opinar, pero acotó que se debió haber investigado más su caso porque ahora "todos creen que es un santo" y se olvidan que trajo al país de manera ilegal "sesenta toneladas de armas para hacer una guerra civil y matar ciudadanos chilenos".
Indicó que las conclusiones de los tribunales que desechan la teoría del enfrentamiento en la llamada operación Albania, demuestran que actualmente cada persona ve "su película como la quiere ver", y agregó que no vale la pena seguir opinando sobre el tema.
Respecto de Laguna del Desierto, Pinochet reconoció errores de apreciación por parte del gobierno de la época ante el Tribunal Arbitral y dijo que, lamentablemente, debido a ellos el Presidente Eduardo Frei no pudo hacer nada para defenderla.
La entrevista con los medios nacionales se realizó en uno de los comedores del Hotel Llao Llao, ubicado a 23 kilómetros de Bariloche, donde se encuentran concentradas las delegaciones de oficiales que participan en el encuentro y se realizan las sesiones del CEA.
Pinochet también conversó brevemente con los medios de prensa locales, pocos minutos antes de dirigirse al aeropuerto local a recibir a su esposa, Lucía Hiriart, que llegó en avión desde Santiago a las 13.30 horas de ayer.

Las declaraciones realizadas ayer por el general Pinochet fueron las siguientes:

Reformas

- ¿Cuáles son los peligros que percibe para el Estado-Nación en la actualidad y cuál es el rol de los Ejércitos en estos días?

Las posibilidades de un conflicto siempre están. Por razones de un giro en cualquier materia, económica, política, social, administrativa. Un giro entre los dos contrarios, pueden producir tensiones y hacer llegar hasta la guerra. En materias limítrofes, por ejemplo, pero eso no significa que estemos preparándonos para una guerra. Los países tienen un Ejército para mantener su soberanía. Ahora, a los Ejércitos muchas veces quieren o se les insinúan en materia política que hagan otras cosas.

- ¿Cómo sucede con el tema del narcotráfico?

Siempre los Ejércitos desarrollan materias diferentes a la bélica, por ejemplo culturales, aspectos de bienestar social, aspectos en catástrofes, colaborando a la gente, sacándolos de situaciones difíciles. Entonces las FF.AA. no han perdido su importancia. El problema del narcotráfico, que tienen los países que se están enfrentando a esta dificultad tan grave, lo tiene la policía. Ella es la que tiene que preocuparse de esa materia. Claro está, cuando dejan crecer el narcotráfico y llega el momento en la cual la policía es incapaz de enfrentarse con el problema, entonces aparece la fuerza armada para ayudar y colaborar. Pasó el problema, nuevamente entra la policía y la fuerza armada se retira. En Chile, además de resguardar la soberanía, las FF.AA. son garantes de la institucionalidad, lo que se pone en duda por algunos sectores. Claro también son garantes de la institucionalidad porque con eso nos evitamos cualquier problema, como sucedió antes. Si hubiera habido un Consejo de Seguridad Nacional, como es ahora, no habría existido el 11 de septiembre de 1973. Ese Consejo de Seguridad Nacional, general, ahora lo quieren reformar. Ahí no me meto yo, ahí no me meto...

- Pero algunos integrantes de RN y la UDI afirman que estaría desmantelándose la Constitución con estas reformas. Es su Constitución ¿Qué opina?

Mire, la opinión mía la di allá a conocer una vez, públicamente en el Congreso. Ya no más. Mi opinión la conocen todos...

- ¿Usted está en contra de todo cambio?

Yo no estoy en contra ni a favor...

- ¿Qué le parece que en Renovación Nacional, que representa el partido más importante de la centroderecha, esté en este momento dividido por este tema tan sustantivo como son las reformas constitucionales?

Es lamentable, a veces. Yo no intervengo ni he estudiado la materia y solamente me voy a pronunciar sobre lo que dice la prensa: muchas veces ambiciones personales entran en juego en materias que son de carácter nacional y eso es grave.

- ¿Es un tema que requiere un acuerdo nacional de todos los sectores?

No me pregunte sobre esas materias porque no son mías. Yo pienso como todo ser humano, pero no son soluciones mías ni aportes míos. Yo miro, veo y observo no más...

- ¿Pero usted, como persona, está de acuerdo con que se busque una solución?

Como persona me digo, ellos verán otras cosas. Yo ya vi y resolví y nada más.

Derechos humanos

- En materia de derechos humanos ayer usted dijo que no podía emitir conceptos políticos. Pero según el proyecto al cual llegaron a acuerdo RN y el Gobierno, se estarían reabriendo centenares de procesos. ¿Esto ayuda a la reconciliación? ¿Qué le parece?

Mire. Cuando una pareja matrimonial tiene un disgusto y tiene un problema externo y después de conversar y hablar, llegan a un acuerdo: yo te perdono este asunto, yo te perdono. Nunca más se habla y entonces la armonía vuelve a reinar y el matrimonio está ante todo el mundo solucionado. Pero si la señora todos los días le saca en cara al marido, que esto, que esto otro, que esto, que acá, todos los días van a seguir peleando ya no una vez, sino que dos, tres, cuatro, cinco, seis. Es lo mismo en cualquier cosa del mundo. Cuando uno quiere olvidar un asunto, una ofensa, la olvida. Ya no la debe recordar más. Ahora con esa única forma, una sociedad por ejemplo avanza. Si están todos los días atacando acá, con carteles y con... Si no son santos los del otro lado, ni son santos los de este lado. Todos han cometido errores. Pero, ¿quién insinuó el problema?. Hay que ver esa raíz. No hay que partir de acá. O sea, si acaso yo me encuentro con un bandido, con un asesino dentro de mi casa y le disparo un tiro y lo mato, me hacen un juicio de que yo lo maté, de que el tipo no se defendió; está mal pues. Hay que poner que rompió la chapa, rompió los vidrios, entró, enseguida mató a uno y después mató a otro. Las cosas deben partir de la verdad, no partir de medio camino...

- ¿Cuál es, desde su punto de vista, lo mejor: dictar una ley de "punto final'' o dejar las cosas tal como están?

Yo no hablo de eso. Yo no parto de una solución. Lo que estoy diciendo ni pido punto final, no es que terminemos con esto...

- ¿Usted cree que en este país va a haber reconciliación alguna vez?

Pero sí, mire. En la Guerra de 1891 hubo tres amnistías y ahora es muy difícil los que se acuerdan.

En mis tiempos, cuando yo era muchacho, nadie se acordaba del 91. Mi tío Alejandro había perdido una pierna y ya no se acordaba. Porque la única solución es olvidar los problemas. Esa es la única solución... Y nos siguen otra vez y otros, y crean comisiones para que vuelva a salir. Yo sé que eso significa dinero para la persona que está con este problema. Para los abogados, ojalá, se sigan todos los días con querellas.

- ¿Qué le parece la solución que adoptó Argentina, con su amigo el general Martín Balza, que dio públicas excusas al país?

Bueno. El general Balza tuvo otra cosa. Yo no me puedo meter aquí, ese problema es de él. Y lo conversamos, de las razones que tuvo. Pero, qué me voy a meter yo.

Sergio Buschmann

- En el día de ayer se dictó la libertad bajo fianza de Sergio Buschmann.

Nadie ha pensado que el señor Sergio Buschmann trajo sesenta toneladas de material bélico; fusiles, munición, metralletas, ametralladoras, Law, explosivos... y no era para ir a divertirse en casa, para ir a disparar al blanco. Era para matar a ciudadanos chilenos, eso se nos ha olvidado. Y no fue una cosa imprevista, se montaron empresas primero, se planificó en otra parte, a lo mejor algún día lo voy a decir...
Hubo asistencia de gente y se materializó un plan de gente que entendía. Llegaron de empresas primero, de empresas mineras y se fueron ampliando. Enseguida, después, empresas marítimas, de pesca, y se trajo material y después colocaron en las minas material bélico. Bueno ¿para qué? Para una revolución, para volver a repetir el caos. De eso no se acuerda nadie ahora. Para todos, el señor Buschmann es un 'santo'. Es un ejecutante este caballero y deberían haber investigado más. Yo no sé lo que van a hacer. Yo no me meto con la justicia, este problema es de ellos".

- La misma Justicia, respecto a la denominada Operación Albania, dijo que no habrían ocurrido enfrentamientos sino asesinatos.

Bueno. Cada uno pinta la película como la ve. Si la ve en colores, en colores. Si la ven en blanco en negro, blanco y negro. Cada uno dice lo que ellos quieren. También dígame que los asesinos de Edmundo Pérez Zujovic eran santos, después que eran idealistas, y así vamos sacando cosas. No quiero seguir más en esto...

Laguna del Desierto

- Volviendo al tema de la Seguridad Nacional, con Argentina queda un sólo punto limítrofe pendiente. ¿Considera que el acuerdo sobre Campo de Hielo debe ser aprobado por ambos parlamentos?

No me pronuncio sobre esas cosas. Yo ya di mi opinión una vez y ya no la doy más.

- Usted no se ha pronunciado sobre la pérdida de Laguna del Desierto.

¿Cómo que no me he pronunciado?. Si yo di una opinión antes de y no después de. Di una opinión, se la envié al Gobierno, tengo el oficio que mandé al Gobierno, qué más quiere que le diga. La parte política esta actuando, el Ejecutivo está actuando, el Legislativo está actuando. ¿Por qué me voy a meter yo?

- ¿Pero qué opina al respecto?. El Ejército hizo un estudio sobre ese tema...

Ya lo dije... A mí se me cayeron las lágrimas de todo. De rabia, de indignación, no indignación de Argentina, indignación de los míos. De los que tienen responsabilidad, que son los jefes del Estado. Esos son los que tienen responsabilidad, antes de, también, porque al Presidente Frei le entregaron el pastel listo. ¿Qué iba a hacer?

- ¿Fue un error convocar a un tribunal latinoamericano?

Si en un juicio dicta un fallo un juez y apela, no es el mismo juez el que revisa el fallo. Es una Corte, otros jueces. Aquí los mismos ignorantes que actuaron antes, actuaron después. ¿Qué quiere que haga? ¿Qué quiere que le diga?. Nada. No puedo decirle nada, tampoco.

- ¿Fue un error?

¿Error? No sé pues. No le puedo decir, yo no me quiero meter en esto. Es un problema del Gobierno que escapa a mi esfera de acción. Cuando me preguntan doy razones, cuando no me preguntan, no doy razones.
Cuando me preguntaron sobre la Laguna del Desierto contesté mis razones, que eran con peso.

- ¿Y no le hicieron caso?

No sé sí me harían caso... y hasta ahí no más llego.


DOMINGO, 12 DE NOVIEMBRE DE 1995, PINOCHET Y SU SUCESOR: "NO TENGO NINGÚN CANDIDATO"

* Comandante en Jefe del Ejército evita definir quiénes serán los integrantes de su Alto Mando que ocuparán las primeras cinco antigüedades de su institución a fines de 1997, cuando el Presidente Eduardo Frei tenga que nombrar de entre ellos al sucesor.

Por Patricio González Cabrera.

De nuevo en la polémica, en el tapete, en la discusión, en la boca de todos. Cada cierto tiempo y cuando se siente en confianza o cree que es necesario, emite sus opiniones en tono pausado, pero con palabras siempre punzantes, clavando en los oídos de sus adversarios lo que considera es toda la verdad.
Además, y al parecer, hay muchas personas que están a la espera de que lo haga, para atacarlo o para apoyarlo, da lo mismo, lo que vale es estar.
Esta semana, entre los cerros siempre nevados de San Carlos de Bariloche, rodeado por una naturaleza impresionante y sus pares de todo el continente reunidos en el XXI Consejo de Ejércitos Americanos, el general Augusto Pinochet volvió a ser noticia.
En una entrevista realizada el miércoles y publicada por este diario el jueves último volvió a hablar de la necesidad de reconciliación en el país, del olvido, de que no se debe modificar la Constitución, de Buschmann, de la pérdida de Laguna del Desierto y de otros temas.
Todavía se escuchan las respuestas a sus opiniones.

"Cuando digo algo saben que no estoy mintiendo. Que pienso así... por eso no me llama la atención que la gente me tenga mucho respeto'', afirma en relación con los honores que recibe del resto de los generales del continente.

El resto de la conversación realizada ese día con el general Pinochet es más pausada y también un poco más breve. Al tiempo que responde observa su reloj, nervioso, esperando la hora en la cual debe ir al aeropuerto de Bariloche a recibir a su señora, Lucía Hiriart. El avión tiene llegada a las 12.30 y casi falta una hora, así que tiene poco tiempo. Entre el hotel Llao Llao y el terminal aéreo hay casi 40 minutos de camino, así que la entrevista no se puede alargar demasiado.

"Con Lucía llevamos muchos años juntos. No de matrimonio, sino de un eterno pololeo. Ese es el secreto'', afirma risueño, pese a que confiesa que le cuesta hablar en ese lenguaje extraño que utilizan los "más lolos'' y hablar de "pololeo".

Reconoce que próximo a cumplir 80 años indudablemente ya no es el mismo, y que no le gustaría que se cumpliera el vaticinio de un mago chino, quien, durante su visita de mediados de 1993 a China, le dijo que llegaría a cumplir los cien años. Luego dice que incluso para las celebraciones por su cumpleaños del próximo 25, redujo su discurso, lo que iba a decir, porque no quiere aburrir a su auditorio. En todo caso, agrega, lo que diga será muy ``elaborado'' y expondrá algunas reflexiones del paulatino fin de la época del comunismo, doctrina que se resiste a desaparecer y, por lo tanto, la lucha todavía se mantiene...

"¡Si Stalin era un bandido y era comunista!... Ahora también hay otros bandidos como él. No tantos, pero hay algunos que se hacen. No me refiero a Chile".

- ¿Y sobre su posible sucesor como Comandante en Jefe del Ejército y las especulaciones que se han producido sobre el tema?

Ahí guarda silencio, reflexiona y sentencia: "no tengo ningún candidato", pero agrega que debe ser el mejor dentro de un Alto Mando que califica de homogéneo.

Faltan pocos meses para que tenga que definir los cinco nombres desde los cuales el Presidente Frei deberá elegir al sucesor. Esto será a fines de 1997, así que el hombre que será el relevo es actualmente general. Uno de sus actuales generales.
Algunos dudan de que el próximo Comandante en Jefe sea uno de los actuales mayores generales y especulan con que el "delfín'' de Pinochet por el cargo todavía está oculto, tapado, entre la décima y la trigésima antigüedad.
Esperando su momento, el momento de los cambios, y sea el momento de aparecer.
Al general Pinochet le quedan dos años más para redefinir su Cuerpo de Generales, para llamar a retiro y promover, por lo que teóricamente todos los generales podrían llegar a convertirse en su sucesor.
Aunque afirma con energía que la última decisión la tendrá el Presidente Frei, no se puede negar que su recomendación, que el nombre que entregue como el mejor, tendrá mucho peso.

- General Pinochet, ¿cree usted que es prematuro emitir el nombre de algún candidato?

Mire. En primer lugar, yo soy un hombre de principios. No tengo ningún candidato, porque eso tengo que afinarlo. Las cosas cambian. Todo cambia.

- Actualmente, se mencionan varios nombres. Se hacen cálculos. Se hacen especulaciones de quiénes podrían ser los cinco elegidos así como su propio candidato.

A mí me cargaba siempre, como Presidente de la República, que llegara alguna persona a recomendarme a un fulano. No me gustaba. Yo tenía que ver primero, si el hombre que me recomendaban era capaz de hacer lo que estaba diciendo. ¡Pero muchas veces no era capaz! Entonces no lo aceptaba. Si usted se fija, la gente que estuvo conmigo, al lado mío, era toda gente bien patriota. Bien intencionados y además eran de capacidad. No quiero decir que sean la excepción dentro de la gente con capacidad, pero esto fue lo que me llevó a mí a comprenderlo... Después, se echan a perder las cosas.

- O sea, no hay que apresurarse porque todo puede sufrir modificaciones de aquí a fines de 1997.

Todo cambia, todo cambia.

- ¿Pero usted tiene claro quién podría reemplazarlo en su cargo a partir de marzo de 1998?

A lo mejor recomiendo a una persona que no le guste o a lo mejor recomiendo a otra persona que le guste... por eso lo dejo yo para más adelante.

- ¿Para cuando se acerque aún más la fecha en que el Presidente Frei tenga que definir a su sucesor?

Hay cinco generales que tienen que ir, cuando yo me vaya, de candidatos a ser Comandante en Jefe, según las normas de la Constitución. Y ahí tiene libertad de acción el Presidente de la República, para hacer lo que quiera.

- En ese sentido, ¿todos los generales tienen iguales posibilidades?

El Alto Mando del Ejército es homogéneo. Son todos oficiales destacados (ríe). Tome en cuenta que todos no llegan tontos al generalato...

80 Años

Durante el congreso militar de Bariloche, concluido el viernes, muchos generales representantes de los ejércitos de 23 países americanos se acercaron a él con respeto. Le consultaron su opinión, le pidieron que les autografiara una copia de su discurso y se sacaron algunas fotos.
También escucharon la postura del Ejército de Chile en el congreso militar, totalmente contraria a involucrarse en la lucha contra el narcotráfico como propone un grupo de países encabezados por EE.UU.

"Podemos colaborar cuando los organismos de orden y seguridad son superados, pero ese es un tema policial y no militar", puntualiza.

Lo que Pinochet le propuso a la asamblea se basó en el desarrollo, en el enorme impulso positivo que pueden significar los ejércitos para apuntalar con su gente e infraestructura el progreso de sus respectivos países en tiempos de paz y sin desviarse de su principal papel: la defensa de la soberanía.

- ¿Le sorprende este trato especial que le ofrecen sus pares militares del continente, general?

No me llama la atención que esto suceda. Mire, cuando digo algo saben que no estoy mintiendo. Que lo he pensado así, que también hay materia... Lo cierto es que muchos me saludan, tanto norteamericanos, sudamericanos y centroamericanos.

- Usted fue el único comandante en jefe aplaudido tras su intervención ante la Asamblea.

Ello es reflejo, además, del respeto que se le tiene a un hombre que va a cumplir 80 años. Nunca le quito el cuerpo a ninguna responsabilidad... Cuando me mandaron a Pisagua, fui para allá; cuando me mandaron a Schwager fui y cumplí con todas mis obligaciones... Siempre he estudiado todo en mi vida. Toda mi vida he estudiado cosas bélicas, haciendo juegos de guerra, preocupado de todo. Ahora, hay un conocimiento que lo dan los años, el estudio y la experiencia. Ese es el respeto que me tienen. Entonces, ese respeto es a una persona vieja que se ha dedicado por entero a su profesión.

- ¿Conlleva para usted una responsabilidad especial el ser el militar en servicio activo más antiguo de América?

Sí. Hay una diferencia.

- Usted es el único general de cinco estrellas del continente.

Mire. Yo fui a cumplir una obligación al Gobierno, como Presidente de la República, que me permitió ser capitán general. Tener cinco estrellas. El grado de capitán general se otorga de acuerdo a un decreto del Libertador Bernardo O'Higgins. Este afirma que para que el Comandante en Jefe pueda serlo, tiene que haber tenido el puesto de Comandante en Jefe y de Presidente de la República. En ese caso han sido tres en la historia: O'Higgins, Freire y yo. Eso sí, por honoris causa, se les ha dado el grado de capitán general a otras pocas personas.

- A usted un adivino chino le predijo que viviría hasta los cien años. ¿Le gustaría que eso sucediera?

Eso del adivino chino... (ríe) Esas son cosas que se dicen, a veces.

Mire, en primer lugar uno se da cuenta que a mi edad mi generación se está terminando. Porque siempre veo que muere uno, que muere otro, que desaparece uno, que desaparece otro. Todo el tiempo. O sea, a medida que uno va avanzando en edad uno va perdiendo su generación y de eso uno dice ``bueno, ya que estoy acá, me estoy quedando solo''. Cuando a veces converso con mis nietos veo que les estoy hablando otro idioma. Tengo que entrar a bajar el idioma para hacer más comprensible lo que se dice... así es. También me doy cuenta de eso.

- Para la fecha de su cumpleaños se prepara una gran celebración.

Yo no me he preocupado de eso. Acepté gustoso asistir a las celebraciones, porque son mis amigos, los quiero mucho.

- Se dice que usted diría cosas interesantes en su discurso.

Había preparado uno muy largo. Lo acorté. ¿Por qué voy a estar cansándolos por dos horas? En todo caso, será un discurso más pronunciado, más elaborado.

- ¿Algún tema en especial? (Reflexiona un instante y luego responde) Estoy convencido que el mundo pasó la época del marxismo.

Lamentablemente, es muy resistente, porque como la hidra de siete cabezas cambia de cara, cambia los procedimientos...

- Antes era la lucha armada para llegar al poder. Era matar y matar. Ahora no. Stalin. ¿Cuántos mató en Rusia? ¿60 millones?

Hay veces que uno lee y ve que, de repente, Stalin hacía desaparecer a todo un grupo de personas. Cuando les colocó en el piso, en el suelo, les colocó núcleos de energía nuclear a sus generales y a todos les vino cáncer y murieron... Era diabólico ¡y ese era comunista ciento por ciento! Antes había asaltado trenes, estuvo preso. Era un bandido... como hay algunos, por otros lados.

- ¿Muchos "bandidos" general?

No tantos. Pero hay algunos que se hacen (ríe)... yo no me refiero a Chile.

- ¿En Chile no existen?

Sí. Y en otras partes... en otras partes del mundo.

Ya no hay más tiempo. El automóvil lo espera para llevarlo al aeropuerto.


DOMINGO, 10 DE MARZO DE 1996, SUGIERE EL GENERAL AUGUSTO PINOCHET: "CARRETERA AUSTRAL DEBERÍA LLAMARSE 'EJÉRCITO DE CHILE'"

* Antes de viajar a la zona, el Comandante en Jefe del Ejército se refirió al valor de la ruta caminera que se concluirá a fines de año. Aunque la siente como una obra suya, afirma que ésta es fruto del esfuerzo de miles de personas y por eso cree que no debería llevar su nombre.

Por Patricio González Cabrera.

Con orgullo y satisfacción, el Comandante en Jefe del Ejército, capitán general Augusto Pinochet Ugarte, se refiere a lo que el propio Ministro de Obras Públicas, Ricardo Lagos, catalogó hace pocas semanas como "el legado más grande'' de su Gobierno: la Carretera Longitudinal Austral.
El jueves último, a pocas horas de viajar hacia la Undécima Región para encabezar el 43(SO) aniversario del Cuerpo Militar del Trabajo en Puerto Yungay ceremonia que se realizó ayer el alto oficial castrense aceptó conversar con "El Mercurio'' para referirse a lo que también él considera como la mayor obra vial realizada en los últimos tiempos.
Veinte años de trabajos, unos doscientos millones de dólares de inversión y la vida de varios compatriotas ha costado abrir este camino de 1.137 kilómetros, a través de agrestes ríos, lagos, bosques y montañas que integraron más de 135 mil kilómetros cuadrados de territorio al resto del país.
El propio Presidente Eduardo Frei recorrerá entre el 18 y 19 de marzo la zona, con el fin de inspeccionar el avance de los trabajos.
Pinochet dice con satisfacción que los impactos de esta obra ya se están observando en la zona, en el turismo, en los poblados, en la calidad de vida de sus habitantes, la que debe ir en constante aumento.
Junto con reafirmar que, en cuanto a su estado de salud se encuentra "perfectamente bien'', afirma que por ningún motivo se podría perder la ceremonia de inauguración del Camino Longitudinal Austral posiblemente, en septiembre próximo no sólo por las ansias personales de verla terminada, sino por la obligación que conlleva el rendirle un homenaje a todos los que trabajaron en ella.
Respecto a la idea presentada por algunos de sus partidarios, tendiente a lograr que dicha ruta lleve su nombre, aunque reconoce que es un honor que algunos piensen así, precisa que ésta no sólo fue una tarea suya, sino de "muchos miles de compatriotas, civiles y soldados, especialmente de aquellos que dieron su vida durante su construcción".
En reconocimiento de esos chilenos, el general Pinochet propone que la ruta caminera debiera llevar el nombre del "Ejército de Chile''.En un principio esta carretera tuvo críticas por parte de sus opositores.

- Se habló de inutilidad del proyecto y de intereses ocultos. ¿Qué opinión le merecen estos comentarios ahora que el proyecto está a pocos meses de concluirse?

No me voy a referir a las críticas formuladas por egoísmo, ignorancia o que estuvieron fundadas en razones distintas o por desconocimiento de la materia. Lo importante hoy es el reconocimiento unánime de una obra que abrió las puertas del desarrollo para una multiplicidad insospechada de proyectos que ya constituyen una realidad y que eran impensables hasta hace pocos años.

- ¿Está satisfecho por lo realizado?

En lo personal, siento una gran satisfacción; en lo profesional y dado que soy un profundo estudioso de la Geopolítica, me siento realizado de haber podido emprender una obra de esta naturaleza y, como militar, he sentido el agrado de poder constatar que esta magna obra vial ya nos está insinuando para el país un poderoso impacto.

- ¿Cómo nació la idea de construir una carretera que uniera la aislada zona de Aysén con el resto del país?

En mi trayectoria profesional que, como usted sabe, he dedicado en gran medida al estudio de la Geografía y Geopolítica, me percaté de la existencia de grandes zonas aisladas y desvinculadas de los centros productivos del país, debido principalmente a la falta de comunicaciones y a que las políticas de desarrollo se centraron en las ciudades. En otras palabras, por razones que no es del caso analizar, nuestro país había prescindido de las potencialidades de esos grandes espacios.

- ¿Este proyecto fue el inicio de lo que usted denominaría, años más tarde, la necesidad de conquistar de las Fronteras Interiores del país?

Mire. La ocupación efectiva del espacio y la posterior consolidación de los territorios aislados, constituye el punto de partida para la conquista de las Fronteras Interiores. Esto, naturalmente, pasa por una toma de conciencia, situación que ya ha dado importantes pasos a partir de la acogida de la propuesta institucional por parte del Ejecutivo, para analizar y proponer iniciativas que conduzcan hacia la efectiva integración de esos territorios con el resto del país.

- ¿En especial con respecto a la zona sur del país?

En ese sentido y en lo que respecta a la zona sur, el camino Longitudinal Austral, y las numerosas vías transversales, se ha constituido en una efectiva herramienta, que ha llevado el progreso y desarrollo a toda la región.

- Estando el país en una etapa de reconstrucción en 1975 y, por ello, muy endeudado, ¿no fue una aventura económica muy arriesgada para su tiempo?

Efectivamente fue difícil, pero creo que lo anterior responde mejor a su pregunta, pues la inversión ha sido plenamente justificada con creces, en consideración al explosivo crecimiento que ha experimentado toda la zona a partir del camino longitudinal austral. Por lo demás, los costos iniciales fueron relativamente bajos, gracias a la participación del Ejército y a que esta obra se desarrolló a largo plazo, con fondos destinados a obras públicas, que no se restaron de otras partidas presupuestarias.

- Ahora, ¿qué beneficios arroja esta ruta para Chile?

Usted comprenderá que potenciar un área tan extensa como la que abarca la ruta y sus caminos transversales es una tarea fundamental y necesaria para nuestro Estado-Nación, por cuanto esa zona estaba geográficamente desvinculada y presentaba un escaso desarrollo.

- ¿El Ejército ha tenido beneficios con esta iniciativa?

Efectivamente. El Cuerpo Militar del Trabajo ha desplegado sus mejores iniciativas en este proyecto de largo aliento, con lo cual también se sirve a los propósitos de desarrollo profesional a sus oficiales, personal del cuadro permanente y a miles de jóvenes que han cumplido con su Servicio Militar, recibiendo en forma paralela a la instrucción militar una capacitación y entrenamientos extraordinarios difíciles de obtener en otro lugar.

- Existían planes para prolongar la ruta más al Sur, por Laguna del Desierto que, por los hechos sucedidos, ya no es chilena. ¿Existen planes para proseguir este camino por otros medios?

Así es. En sus inicios consideramos como una decisión del más alto nivel político continuar la ruta hacia el Sur, pero hoy no puedo pronunciarme al respecto. En todo caso, y dada su pregunta, estimo que para efectuar esta tarea habría que continuar el camino realizando la conexión desde Puerto Yungay a Punta Arenas a través de las islas y combinando camino y roll- on-roll-off (transbordadores marítimos o lacustres), donde el Ejército está abierto a colaborar.

- ¿Qué importancia le da usted a la zona y a Campo de Hielo Sur?

La misma preponderancia que debiera tener para cualquier ciudadano chileno, considerando que población y territorio son los fundamentos del Estado-Nación, sin los cuales simplemente el cuerpo social no existiría.

- Usted ya opinó sobre Laguna del Desierto, ¿y sobre Campo de Hielo Sur?

La opinión respecto a Laguna del Desierto a la que usted se refiere, fue dada conforme a mis funciones como Comandante en Jefe del Ejército, en el marco de un eventual arbitraje en esa zona, no existiendo, por tanto, ninguna diferencia en el evento que las condiciones fuesen las mismas en lo que respecta a Campo de Hielo Sur.

- Hace pocos días hubo expectación por el chequeo médico que se realizó. ¿Cómo fue ello, general?

En cuanto a mi salud, puedo decirle que me encuentro perfectamente bien.

- Le pregunto esto porque, supongo, usted no querrá perderse la inauguración del último tramo de la carretera austral.

Efectivamente deseo estar presente cuando finalicen las obras que por tantos años han desarrollado en forma sacrificada, con gran entrega, eficiencia y profesionalismo, muchos efectivos del Ejército que tengo el honor de comandar. Más que un deseo personal, corresponde a una obligación por el cargo que ostento.

- A muchos de sus partidarios le gustaría que dicha ruta llevara su nombre. ¿Le agradaría dicha opción?

Por cierto constituye un honor que hoy en día algunos a esta obra la señalen con mi nombre. Pero quisiera también decirle que esta es una tarea de muchos miles de compatriotas, civiles y soldados, especialmente de aquellos que dieron su vida durante su construcción. A ellos les rindo mi admiración, reconocimiento y homenaje. Creo que la ruta debiera llevar el nombre del "Ejército de Chile''.

- ¿Por qué asumió el Ejército esta tarea desde un principio y la continuó hasta el final, incluso después del cambio de Gobierno trabajando en forma estrecha con el Ministerio de Obras Públicas?

El Ejército ha participado activamente, desde el principio, obteniendo las propuestas de esa Secretaría de Estado a través del Comando de Ingenieros y el Cuerpo Militar del Trabajo, organismos que ya tenían una gran experiencia en lo que se refiere a la construcción de caminos de penetración, en zonas lejanas y aisladas, donde los entes privados no pueden llegar por el alto costo que ello implica. Esto se inscribe, además, dentro del rol subsidiario del Estado. Esta capacidad es reconocida actualmente en muchos proyectos, donde el CMT se encuentra laborando en diversos puntos del territorio. Además, con esta obra se ha reafirmado la soberanía de Chile en esa amplia zona.

- A propósito, ¿cuál es su relación con el ministro Lagos?

La que corresponde a un Comandante en Jefe con un Ministro de Estado.


DOMINGO, 02 DE MARZO DE 1997, EN ENTREVISTA CON "EL MERCURIO", PINOCHET: "HE PENSADO EN SER SENADOR VITALICIO"

* Comandante en Jefe del Ejército sostuvo también que, aun cuando prefiere no proponer nombres, es el general Guillermo Garín quien puede sucederlo al mando de la institución cuando él se retire el próximo año.

Por Verónica Moya.

COIHAIQUE. "Sí, he pensado en ser senador vitalicio, pero no es algo que me preocupe, porque más bien creo que cuando me retire me dedicaré a mis nietos y a escribir sobre historia", afirmó el Comandante en Jefe del Ejército y ex Presidente de la República, general Augusto Pinochet Ugarte, en una entrevista con "El Mercurio", concedida durante su primer viaje institucional "de despedida" a las unidades militares destacadas en una región, en éste, su último año al mando del Ejército.
Sobre su sucesor, dijo que el actual Vicecomandante en Jefe, general Guillermo Garín, es quien podría reemplazarlo en el cargo. Sin embargo, la decisión es del Presidente de la República "y yo prefiero no proponer nombres".
A su llegada a Coihaique, y en una visita de cinco días a la región de Aisén, para recorrer por última vez de uniforme la Carretera Austral una obra que define como uno de los mayores aportes del Ejército al desarrollo del país el general Pinochet, de 81 años, dijo con emoción que estaba llegando al fin de su carrera y también de su vida, pero no sentía nostalgia, sino buenos recuerdos por haber entregado toda su capacidad hacia el Ejército y el país.

"Tengo un cariño que no puedo calcular, por el Ejército y por mi Patria. He servido en todos los puestos que puede tener un hombre. Desde hacer aseo en las piezas hasta llegar a ser Comandante en Jefe de mi institución y Presidente de Chile. Algunos me critican y otros no. Pero muchos saben que si no hubiese existido el gobierno militar habríamos tenido un gobierno marxista y habríamos experimentado el retraso de otros países. Yo siento que he terminado mi periodo y me voy conforme".

Según la Constitución, su periodo finaliza el 11 de marzo de 1998, sin embargo dijo que "tal vez me voy una semana antes, un mes o tres meses antes, lo importante es que llegué al final y que he cumplido con mi Patria". Admitió que su visita a esta zona por la que ha manifestado siempre una especial preocupación es el comienzo de una serie de viajes a las diversas unidades militares del Chile. "Este es un año especial y por eso intensificaré mis recorridos por las diferentes unidades, porque quiero despedirme de mis hombres en los distintos puntos del país".
Respecto de sus planes futuros, y tras estar 63 años en el Ejército, el ex mandatario expresó que aún no está seguro sobre lo que hará, pero comentó que seguirá escribiendo sobre sus temas favoritos: historia de Chile y geopolítica, y dedicará un mayor tiempo a sus nietos y familia.

- ¿Y sobre la posibilidad de convertirse en senador vitalicio, general?

Lo he pensado, pero qué saco si al parecer el gobierno está empeñado en enviar un proyecto de ley para eliminar a los senadores designados y vitalicios de la Constitución, lo que a mi juicio es un error. Creo que hasta ahora no se ha entendido lo que son los senadores designados; si eso es tan democrático como que hay tres poderes: el Poder Legislativo, el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial. Los designados son personas que tienen un valor y pueden aportar su experiencia en el Parlamento. Son personas que han ejercido un puesto y lo han hecho bien.

- Y si antes de marzo no cambia la ley y usted está en su derecho constitucional de convertirse en senador vitalicio, ¿qué hará?

Habría que pensarlo...

Riendo, agregó que no lo decidirá hasta que llegue el momento, "pero lo más probable es que termine escribiendo y dedicándome a los 24 nietos que tengo y 3 biznietos. También pienso dictar charlas, conferencias en institutos militares, porque algo tengo que aportar a futuras generaciones".
Al consultarle sobre los cambios que podrían surgir en el espíritu del Ejército tras su alejamiento de la Comandancia en Jefe, expresó que "el Ejército tiene valores muy arraigados desde hace muchos años, y eso no cambia".

- Sin embargo, se piensa que no estando usted, el Ejército estará más subordinado al poder civil.

El Ejército, como institución, siempre ha dependido del Poder Ejecutivo. Es el Ejecutivo el que nombra a los oficiales, el que designa la cantidad de tropa, el que nombra a los generales, a los comandantes en jefe. Yo cuando fui Presidente no subordiné al Ejército, el Ejército dependía del Ejecutivo.

- ¿Entonces no teme que existan cambios?

Mire, ni yo ni el Ejército nunca han cambiado y eso va a seguir siempre igual.

- ¿Y quién va a ser su sucesor?

Ahí sí que me pilló. Yo creo que puede ser el actual Vicecomandante en jefe (refiriéndose al general Guillermo Garín) Pero yo no decido, ese es un problema del Presidente de la República.

Servicio militar

Sobre las recientemente anunciadas reformas al Servicio Militar, anunciadas por el Ministro de Defensa, Edmundo Pérez Yoma, para motivar a los jóvenes a presentarse voluntariamente a cumplir con este deber cívico, el general Pinochet opinó que le parecen una buena iniciativa, pero declinó hacer mayores comentarios por desconocimiento sobre el tema. "Sé que el ministro ha estado muy preocupado por el tema y ha realizado estudios profundos sobre la materia, pero yo no puedo opinar de las medidas puntuales porque no tengo mayores antecedentes".
En todo caso, recalcó que "aunque soy de la vieja escuela creo que todos los cambios o las reformas para perfeccionar un sistema siempre son buenos".
Pinochet agregó que con estas medidas no se está flexibilizando un sistema, sino mejorándolo, aunque hoy día los conscriptos reciben mucho apoyo y preparación, tanto técnica como personal, para su futuro. Puso como ejemplo que en las regiones extremas se les entrega una tarjeta de Entel para sus llamados telefónicos y reciben cursos de especialización sobre rubros que puedan serles útiles para su futuro laboral.

Fronteras interiores

El general Pinochet fue enfático en señalar que el actual y los futuros gobiernos deben priorizar la tarea de continuar con la Carretera Austral, desde Puerto Yungay, en la XI Región, hasta Puerto Natales, en la XII, con el fin de unir por tierra todo el territorio nacional.
Afirmó que lo que antes podía parecer una utopía debe convertirse en realidad porque "Chile tiene la necesidad de conquistar sus fronteras interiores y desarrollar la zona austral, por soberanía y por el enorme potencial minero, ganadero, pesquero, forestal, incalculable que tiene".
Aseguró que las regiones de Aisén y Magallanes son la reserva de tierra para las futuras generaciones y cuando Chile tenga 30 millones de habitantes, éste será el lugar apto para vivir.
Informó que el Ejército estudia la forma de continuar la Carretera Austral hasta la región de Magallanes mediante la construcción de un camino de aproximadamente 950 kilómetros de largo que pase por el costado del Campo de Hielo Sur y que se complementaría con nueve trasbordos.

"Un camino de esta naturaleza es la columna vertebral que permitirá crear nuevas vías que se complementan y luego pasan a formar numerosos centros vitales que permitirán el desarrollo y crecimiento de la zona austral", afirmó.

Respecto de la venta de terrenos a extranjeros que contempla entre sus medidas el "Plan de desarrollo para la zona austral", enviado por el Ejecutivo al Parlamento, el general Pinochet dijo que "está bien que se tomen medidas para impulsar el desarrollo económico de esta zona, pero la venta de terrenos chilenos a extranjeros debe tener límites y normas estrictas o, de lo contrario, podríamos vender todo nuestro territorio a extranjeros para obtener riquezas".
Sostuvo que jamás deberían venderse a extranjeros terrenos con una superficie superior a 1.000 hectáreas y que éstos no debieran estar en sectores fronterizos.
Tras visitar, acompañado del Comandante en Jefe de la VII División de Ejército, general Máximo Altamirano, gran parte de la Carretera Austral y las ciudades de Coihaique, Puerto Aisén, Chile Chico y Cochrane, el general Augusto Pinochet regresará hoy (domingo) a Santiago, para iniciar sus labores habituales, en éste, el último año que permanecerá al mando de su institución.


DOMINGO, 07 DE DICIEMBRE DE 1997, EL SENADOR PINOCHET: "SÉ QUE ME EXPONGO EN EL CONGRESO"

* A semanas de su retiro, el Comandante en Jefe del Ejército habla de sus planes como parlamentario y responde a los ataques en su contra. "La gente está cansada de que sólo se les hable del 'cuco' y del 'hombre malo"', sostiene.

Por Patricio González Cabrera.

Augusto Pinochet Ugarte no puede ocultar sus ansias por ingresar al Congreso. Tantas que está, incluso, por adelantar su retiro. Ya decidió suspender todas sus visitas al extranjero y concentrarse en entregar el mando "como corresponde" y en los que pretende concretar sus proyectos en el Senado. "Sé que me expongo", reflexiona.
Con sus 82 años recién cumplidos, hace dos semanas viajó desde Santiago al caluroso y tropical balneario de Salinas y de ahí hasta la altura de la capital ecuatoriana, para recibir homenaje tras homenaje de los Comandantes en Jefe de los Ejércitos Americanos; de las fuerzas terrestres del Ecuador y, veladamente, del propio gobierno ecuatoriano por intermedio de su Ministerio de Defensa.
En la altura del exclusivo hotel Oro Verde, rodeado de edificios y montañas que aparecen iguales en el horizonte del cordillerano Quito a dos mil 800 metros de altura, Pinochet dice estar preparado para afrontar el mundo político que, por lo menos en lo formal, abandonó en 1990 cuando volvió a las dependencias de la
Comandancia en Jefe del Ejército, ubicadas en calle Zenteno.
A quienes le critican que asuma su nuevo cargo prefiere no responderles y sólo se apresura a recalcar que no irá dos veces por semana a Valparaíso a perder su tiempo o a llenar un escaño, sino que a trabajar y a presentar proyectos en favor de las personas. Sabe que será atacado, pero asevera que la gente se va a aburrir muy pronto de los ataques en su contra, porque ya están cansados de que sólo se les hable "del cuco" y del "hombre malo" en vez de que les solucionen sus problemas.
Respecto a sus supuestas aspiraciones de asumir la presidencia de la Cámara Alta y de la denominada "Bancada Militar", también es tajante en desmentir dichas afirmaciones.
Pinochet dice estar preparándose para pasar a retiro y asumir como senador, lo que afirma que ocurrirá antes del 11 de marzo del próximo año, lo que confirma los trascendidos que ya definió su jura anticipada, en una fecha que en el Congreso se guarda como "secreto de Estado".
Sobre su gestión, prefiere que el balance lo hagan otros, enfatizando que sus ideas no estuvieron tan erradas como aseveran sus opositores. Reafirma sus palabras con el libro "De la Vía Chilena a la Vía Insurreccional" escrito en 1974 por Genaro Arriagada, el cual llevó como una de sus lecturas en el Ecuador.

"Lea sólo el prólogo -dice mientras abre sus páginas-. Aquí se explican las mismas cosas que yo digo y a veces no me creen".

Antes de concluir la entrevista recalca a modo de resumen de sus aspiraciones futuras: "Quiero servir a mi país hasta el último de mis días" dice.
Y así parece. Pinochet hay para rato.

Visita a Ecuador

- General, durante su visita hubo protestas e incluso una querella en su contra...

Yo no vi nada de eso, pero sí creo que no lograron nada, o sea, hicieron realmente el ridículo. Sobre todo esos famosos organismos de derechos humanos. Ya está bueno que también los demócratas entiendan lo que son estos caballeros: ¡son personas que crean organizaciones para favorecer la estrategia de sus propias ideologías! Usted ha visto cómo los comunistas usan estas fachadas para juzgar hechos de quienes deben oponerse a su lucha armada y revolucionaria que provoca destrucción y muerte de gente inocente. ¿Dónde están las reclamaciones por violaciones a los derechos humanos en la ex Unión Soviética o Cuba?

- ¿Fueron protestas menores?

Por supuesto. Mire, yo estuve muchos años en el Ecuador. Lo conozco entero y me hice de muchos amigos, incluso de gente muy modesta. Tengo mucho cariño por los ecuatorianos, que siempre han sido muy respetuosos, amables y afectuosos. Todo ello se graba y puedo decir que este país es como "mi segunda patria". Con respecto a las FF.AA., yo estuve cuatro años enseñando Geopolítica, Inteligencia y otros ramos en la Academia de Guerra del Ejército. De ahí nuestros estrechos vínculos. Además incursioné en la parte legal... a pesar que uno me dijo que yo (ríe) solamente había aprobado pocos cursos... yo me río, bueno, que digan lo que quieran.

- Entiendo que usted estudió leyes en la Universidad de Chile...

Efectivamente y después me vine para acá y me encontré que no tenía mucho tiempo entre las clases de la Academia y mi trabajo. Me coincidían los horarios, y no había algunos libros. Bueno, eso le prueba que siempre le buscan el odio a uno.

- Pareciera, general, que lo estiman más aquí que en su propio país.

No evalúo los aprecios personales por cantidad o por tonelaje (dice riendo). En Chile tengo mucha gente cariñosa conmigo. Cuando en mis visitas institucionales o particulares a los pueblos, converso con mucha gente que es muy cariñosa conmigo, a pesar de que existen en esos lugares personas detractoras de mi gobierno. No me importa, yo igual respeto sus posiciones e igual me interesan sus problemas.

- ¿Esperaba tantos homenajes en Ecuador?

Yo no vine a los homenajes. Mi visita fue profesional, porque participé en la XXII Conferencia de Ejércitos Americanos (CEA). Aproveché, además, de ver a mis amigos de toda una vida y que han sido muy amables y deferentes conmigo y me han invitado a todas partes.

Senador vitalicio

- ¿Cree que su presencia en el Senado le será fácil?

Sé que me expongo. En cualquier parte me estoy exponiendo y en la calle me pueden gritar cualquier cosa. Pero estoy convencido, como decía mi suegro, (el senador radical Hiriart ) que al Senado llega gente muy ponderada. Si alguien me va a decir algo me lo dirá dentro de la verdad.

- Parece optimista, general, tomando en cuenta que su nombre provoca controversia en el mundo político...

Lo tengo claro, pero ¿usted cree que la gente no se va a cansar porque solamente me atacan a mí, la figura del "hombre malo"? ¿Nada más? ¿Y lo que ellos quieren, como mayor bienestar, más conocimientos, eso no se lo van a dar? ¿Sólo les darán al "cuco" o les van a solucionar las necesidades que ellos tienen? ¡De esto último deben preocuparse los políticos! y para ser consecuente estoy estudiando varios proyectos.

- ¿Ya tiene definidos algunos proyectos concretos?

Tengo un programa de colaboración que llevo al Senado, colaboración entre civiles y militares destinada a terminar los focos de cesantía, calificando y mejorando la mano de obra. Esa gente que hoy día usted la ve parada en las poblaciones, fumando marihuana, pensando en cuanto vicio se les pueda ocurrir, esa gente hay que llevarla a prepararse. ¡Hay que llevar a que se preparen y no pensar sólo en hacerlo! Hay que hacerlo y eso es largo. No es tarea mía solamente, sino papel de muchos y un compromiso de todos nosotros. Hay que invertir en tecnología, en maestros, para hacer surgir una generación entre los 15 y 35 años de gente preparada técnicamente. Buenos programadores en computación, tecnólogos en alimentos, digitadores, técnicos en telecomunicaciones, operaciones, especializados en minería, pesca, agricultura, y otros tantos campos donde se necesita una mano de obra calificada.

- ¿En ese proyecto el Ejército tendrá un papel importante?

Creo que ya lo tiene, dése cuenta que a un porcentaje importante de la juventud le entrega disciplina, responsabilidad, criterio, autocontrol, incentiva su autoestima. Otorga un valor al hecho de trabajar por un ideal y les complementa u otorga un perfeccionamiento técnico adicional. Pero también lo tiene la Aviación con sus talleres mecánicos en reparación de motores y la marina con sus instalaciones. Todo eso hay que combinarlo y estudiar como hacerlo, para que no fracase.

- ¿Ese es el papel de las FF.AA. en el futuro?

Vine a la CEA para comentar lo que estamos haciendo nosotros en Chile. Nuestros ejércitos deben reducirse, porque la modalidad de combate ha cambiado por la tecnología. También ha cambiado la misión de los ejércitos, que ya no es sólo el de combatir sino que también el de asesorar y de colaborar en muchas áreas de la sociedad de tal manera que se aúnen los esfuerzos para el desarrollo que beneficia a todos.

- ¿Su visión fue compartida por otros ejércitos americanos?

Por algunos. Ahora, recuerde que otros nos querían plantear una actividad para la que nosotros no estamos preparados: el narcotráfico. En Chile el narcotráfico ¡corrompe!, con todas sus letras, ¡co-rrom-pe!. ¿A cuántas personas han encontrado en otros países, militares y civiles, por estar corruptos por la droga? Varios, pues, por no decir unos cientos. Esto es un flagelo que hay que combatirlo y erradicarlo, pero no con las FF.AA. porque no están para ello y así lo han reafirmado las mismas autoridades de Gobierno. La prevención y la lucha contra el narcotráfico es un área propia de la policía civil, uniformada y no del Ejército u otra rama de las FF.AA. Si nos dedicamos a esto, se desnaturaliza nuestra función y terminaremos transformándonos en policías y eso no debe ser.

- Respecto a sus iniciativas en el Congreso ¿Cree viable su proyecto de colaboración?

Por supuesto. El Ejército nuestro es muy preparado, es gente muy especializada en su materia, gente inteligente y capaz. Muchos profesionales no nos conocían. Nunca nos habían cotizado en ese aspecto. Nos creían que todavía estábamos en el siglo XVIII y que éramos cabezas cuadradas... Y no era así. En el Gobierno Militar se demostró que había gente capacitada para hacer de Gobierno Interior y que fuimos capaces de evitar un posible conflicto en el norte, con un manejo adecuado de nuestra política exterior. Nosotros arreglamos, además, otra situación sin perder nada de territorio, porque la gracia no es arreglar perdiendo lo que nos pertenece a todos y no en sentido privativo, sino de patrimonio de la sociedad toda, antepasados y descendencia... Otros arreglan las cosas pero perdiendo medio territorio. ¡No, pues!

- ¿Se refiere a alguien en particular, general?

¿A quién? ¿Yo?... No, no me refiero a nadie, estoy hablando en general... Yo no quiero problemas, juzgue usted como ciudadano. Pero, le digo, hay gente que claro que arregla las cosas porque eso es fácil. ¿Acaso no me habría costado nada arreglar el problema del (canal) Beagle a mí, cediendo dos o tres islas y corriendo el límite? No me costaba nada, ¡pero no, señor! Ese no es el papel de un gobernante. Si uno está para eso como Presidente, para defender el territorio, pues. Si uno no es Presidente para entregar tierras chilenas.

- Usted dijo que, como senador, se preocuparía principalmente del Ejército.

En el senado me preocuparé de entregar toda mi experiencia y mis últimas energías y esfuerzos por contribuir, desde el Poder Legislativo, al engrandecimiento de mi Patria y colaborar en todo aquello que sean iniciativas que nos llevan a consolidar una sociedad próspera, moderna, con energía y vitalidad. Que siga siendo líder y vaya a la vanguardia en los cambios que exige el mundo moderno. En realidad me preocuparé de todos los campos y áreas que implican el llevar a las personas a mantener una mejor calidad de vida que les dé oportunidad de ir alcanzando sus aspiraciones. Quiero mostrar direcciones para eso. No pretendo ganar votos sino servir a mi Patria.

General Izurieta

- Quedan pocas semanas para su retiro. ¿Tiene programados otros viajes, como este al Ecuador?

No. No voy a viajar más, porque tengo que prepararme. Fíjese que en tres meses más, en diciembre, enero y febrero o marzo, no sé todavía, tengo que preparar la entrega del Ejército, que implica dejar muy en claro el proceso en que estamos empeñados, en la etapa que nos encontramos y los desafíos pendientes.

- Su idea es dejar todo en orden.

Todo en orden, bien controlado, todo bien visto. Siempre el Ejército ha estado en orden, por lo tanto ahora, con mayor razón me quedan semanas de trabajo... y muy fuerte.

- Usted insinuó que desearía adelantar la fecha del cambio de mando.

Estando en la etapa final de mi mando y después de 24 años, me parece lógico que, habiendo cumplido las metas que me he impuesto, defina la fecha más apropiada para asumir próximamente las funciones que constitucionalmente me corresponden.

- ¿Y respecto a su sucesor?

Yo me alegro de que sea el general Ricardo Izurieta mi sucesor. Para mí los generales que ocupaban las primeras antiguedades, incluyendo al general Garín, son generales brillantes, con todas sus palabras. No tengo nada que cuestionarle a ninguno. Personas ponderadas, inteligentes, capaces, estudiosas, leales. Por lo tanto, el elegido para el bastón de mando reúne todas las condiciones para dirigir el Ejército.

- ¿Le espera una tarea difícil al general Izurieta?

Dirigir un Ejército como el nuestro, naturalmente es una tarea compleja, pero para ello nos preparamos toda la vida, por lo que no creo que le sea difícil. En toda su carrera ha tenido mucho éxito y tendrá el apoyo leal e impersonal de todos sus subordinados pues ello es la tradición de nuestro Ejército.

- ¿Ha conversado con él, lo ha aconsejado?

¿Cómo quiere que lo aconseje, si él sabe lo que tiene que hacer y cómo lo quiere hacer? Los consejos a veces conducen a bien o conducen a mal y usted no sabe cómo le va a resultar al otro. Como dice el dicho, "los consejos no ayudan a pagar". ¡No! No le he dado consejos. Un general de su trayectoria no necesita consejos.

- ¿Cómo se siente a la hora del retiro?

Estoy tranquilo con la satisfacción del deber cumplido. Asumí con entrega leal todas mis obligaciones como Comandante en Jefe en un momento muy difícil de nuestra historia. En todo caso, siempre faltan cosas por hacer, sino la vida se detiene. La vida le da a uno las posibilidades de buscar más objetivos, más y más. Así es la vida, un continuo para alcanzar objetivos.

- ¿El balance final es positivo o negativo?

El balance de mi gestión lo tendrán que hacer otros.

- General, ¿qué le dirá a sus soldados y oficiales, en ese especial día cuando tras 24 años deje el mando de su institución?

Que los dejo con pena. Que les dejo la tristeza de un Comandante en Jefe que entrega el mando, pero confiado en que sabrán participar de este Ejército en pleno proceso de modernización, que será conducido por un nuevo Comandante en Jefe que posee todas las condiciones para hacerlo con la misma inspiración y fuerza que yo tuviera un 23 de agosto de 1973.


DISCURSO CON MOTIVO DEL TRASPASO DE LA COMANDANCIA EN JEFE DEL EJÉRCITO 10 DE MARZO DE 1998

Señoras y señores:

Inicio estas palabras con la gratitud por vuestra presencia en esta ceremonia militar, la última con que culmina mi carrera de las armas, en la que he permanecido por 65 años, sirviéndola con gran cariño y amor porque a través de ella servía a mi Patria, único norte de mi diario vivir y felicidad profunda de mi razón de ser.

Al llegar a esta tribuna, para cumplir lo señalado en la Carta Fundamental en el mando de la institución castrense y despedirme de ella para entregarla al nuevo mando dispuesto por su Excelencia el Presidente de la República, lo hago estoicamente como corresponde a un soldado y con orgullo por entregar un Ejército de gran calidad profesional.

Al escribir mi Memorias expresé ya hace algunos años: "Cuando ingresé como cadete de la Escuela Militar, dentro de ese vetusto edificio de la calle Blanco, donde se vinculan sentimientos de amor a la Patria, el cumplimiento del deber y se somete a la dura disciplina, fue para mí uno de los momentos más felices de mi vida".

Recuerdo también que esta llegada al instituto formador de Oficiales fue en los primeros días de marzo de 1933 y con ello "se cumplía mi aspiración".

Quiso la Divina Providencia que este entusiasmo vocacional se cumpliera en plenitud mucho más allá de lo que las condiciones ordinarias podían haberlo previsto y siempre ajeno a todo cálculo personal.

Durante estos años he caminado por la senda del deber y la disciplina, y en este mismo mes de marzo, hoy, a los 65 años de servicio, cuando debo dejar la carrera activa como soldado, siento murmurar en lo hondo de mi corazón ¡gracias, Patria mía, he sido tu soldado!

Ello me hace feliz, pues llegué al mando superior de mi institución después de haber cumplido regularmente cada una de las etapas de la carrera militar, recibiendo con alegría las destinaciones y cumpliendo las tareas que se me asignaban en el orden táctico operativo y académico, entregando todas las energías de que soy capaz.

Asimismo quiero proclamar solemnemente, en este mismo acto, que en mi espíritu se mantienen con renovado vigor los mismos ideales e ilusiones que me acompañaron en esa lejana fecha de mi ingreso a la Escuela Militar.

Al hacer entrega del mando del Ejército, no puedo dejar de recordar los intensos y extensos años que dediqué a su servicio y, por su intermedio, a la Patria. Son muchas las imágenes y vivencias que cruzan por mi mente y corazón, nombres y hombres, éxitos y desazones; euforias compartidas con inolvidables camaradas y momentos de soledad que rodean las ineludibles decisiones de todo comandante.

En todos estos sesenta y cinco años no ha habido otro afán que haya motivado con más fuerza mi vida profesional y personal que hacer coincidir mi vocación de servicio con los grandes objetivos e intereses de la Patria.

En tal virtud, puedo dar fe de que el Ejército, invariablemente, ha estado a disposición de los supremos intereses nacionales y que su trayectoria ha estado indefectiblemente ligada a los destinos del país, no como una relación fatalista, sino que en una identidad consecuente con la misión fundacional del Estado y de sus instituciones fundamentales.

Señoras y señores:

No es mi ánimo mirar atrás, porque ello es anclarse en ele pasado y no avanzar de acuerdo con el mundo; sin embargo, quiero decir dos palabras sobre una materia pasada para recuerdo de la Nación misma.

Chile se enorgullecía como Nación de larga tradición democrática, señera en el continente, y sus Fuerzas Armadas habían contribuido eficazmente a su formación y defensa.

Sin embargo, en el devenir de nuestra historia fue generándose un estado de conflicto público, cada vez más extendido, agudo e incontrolable. Conflicto que llegó a afectar a la subsistencia de la Patria misma, como Nación libre y Estado soberano.

¡Eran evidentes las posibilidades de autodestrucción de Chile!

¡Primaron entonces los deberes patrióticos por sobre toda otra consideración!

Las Fuerzas Armadas, destinadas a asegurar y defender la integridad de la Patria, deben en estas circunstancias extremas pronunciarse.

El Ejército y sus instituciones hermanas asumieron la conducción del Estado y se abocaron a la restauración de la institucionalidad quebrantada y a la reconstrucción social, política y económica del país.

El estudio desapasionado de la realidad de la época hace concluir que, o las Fuerzas Armadas tenían éxito en esta empresa extraordinaria, o la suerte del país volvía a etapas de aniquilamiento peor. Una pieza trascendental, ene el cumplimiento de esta magna tarea, fue la promulgación de una nueva virtud de la cual se entregó el poder supremo a la civilidad en las fechas y formas preestablecidas y plebiscitadas.

En esta forma, la democracia chilena pudo retomar su rumbo.

A su vez las Instituciones Armadas pudimos decir entonces ¡misión cumplida!

Señora y señores:

Las circunstancias de inicio y término de mi gestión de mando son tan distintas como es la situación institucional que vivía el Ejército en los comienzos de la década del setenta, en comparación con la que vive hoy, al término de los noventa.

En efecto, la turbulencia que caracterizó la etapa previa y misma de mi asunción al mando no era precisamente la más favorable para emprender proyectos de modernización que la Institución requería urgentemente. A su compromiso con la restauración nacional se sumaron dos grandes crisis internacionales, que pusieron de manifiesto carencias que se arrastraban por décadas y que sólo pudieron ser reparadas parcialmente y con soluciones de emergencia, debido a la situación económica que atravesaba el país.

En esta misma vulnerabilidad el Ejército encontró la fuerza para superar, con iniciativa y mucho sacrificio de su personal, situaciones adversas que parecían insalvables.

En más de alguna oportunidad me he referido a las condiciones que rodearon esa primera década de mi mando institucional. Hoy sólo quisiera destacar que en el rol que históricamente han cumplido los ejércitos en el mundo suele juzgárseles mas que por las batallas ganadas en la guerra, que por las que han evitado.

Quiso el destino poner como prueba esta grave situación, cuyos episodios, aún no revelados del todo, trajeron con crudeza la realidad no superada del flagelo de los conflictos, que demandaron los soldados, marinos y aviadores, junto a la solidaridad y serenidad de nuestros compatriotas, una actitud digna y responsable en que los valores en juego no podían ser transados a cualquier precio.

Para un Comandante en Jefe, los momentos de apremio son los que miden la verdadera fuerza de sus medios. La fuerza de entonces, como lo fue históricamente y seguirá siendo en el futuro, no fueron los cañones o los tanques.

Nunca me sentí más orgulloso de mandar el Ejército de Chile que en los períodos en que asumimos tan variadas y diversas crisis en que sólo descansamos en el valor de nuestros hombres y mujeres.

Posteriormente, la década del ochenta pudo haber sido más propicia para cumplir nuestros proyectos institucionales, pero sus costos eran incompatibles con necesidades más apremiantes, sin contar con la carga que debió asumir el Ejército de un endeudamiento a largo plazo, que no fue traspasado al erario nacional. Ante esta nueva prueba, el recurso humano exhibió una vez más su capacidad para superar las carencias materiales.

Podría decir con toda justicia que, así como el país fue capaz de vencer la adversidad de las crisis económicas sucesivas que sacudieron al mundo con el ingenio y sacrificio de sus dirigentes, profesionales, empresarios y trabajadores, los soldados desarrollaron una capacidad tecnológica que permitió al Ejército mantener operacional su material antiguo y desgastado, contribuyendo eficientemente al nivel de disuasión nacional.

Esta medida permitió superar la emergencia recurriendo a la implementación de varios programas, como el aumento de la planta y del contingente, el desarrollo de la industria bélica nacional, que garantizara la provisión de armamento liviano, el aumento de la capacidad antiaérea y de antiblindaje, y el mantenimiento y reparación del material blindado y de artillería.

Paralelamente, el Gobierno Militar aplicó las medidas que la situación ameritaba, lo que permitió mantener el modelo económico y las reformas sociales emprendidas.

Dos décadas, con sus realidades internacionales, nacionales e institucionales particulares, hicieron confluir las características más notables de un ejército comprometido con el desarrollo y la paz: su apego a los valores tradicionales, su identidad con los intereses permanentes, su contribución al progreso y su visión optimista del porvenir.

La década del noventa, junto con el inicio de la plena institucionalidad, trajo los frutos de una economía sana y renovada y de un desarrollo anticipado por un trabajo previsor y austero, ofreciendo circunstancias más auspiciosas para llevar a cabo nuestros proyectos de modernización.

Se avanzó mucho en los procesos de formación, perfeccionamiento y entrenamiento del personal, alcanzando niveles que son reconocidos como similares a los de los ejércitos de los países más desarrollados del mundo.

El Ejército que hoy entrego es, en muchos aspectos, distinto al que recibí en 1973, pero también mantiene las características que le han hecho singular en el concierto americano.

Estoy consciente de una interpretación que suele darse a mi dilatada gestión de mando es que se habría generado una relación personal que rompe la subordinación normal de los hombres y la Institución que dirijo.

Si algo de verdad tiene tal afirmación es que mi entrega ha sido total y la respuesta ha sido una cohesión en torno a valores compartidos. Sin la percepción común de tales valores, ningún comandante puede llegar a reclamar la adhesión de sus subordinados. No es la persona la que encarna a la institución, son los valores trascendentes los que logran el espíritu corporativo. Esa es una constante de la historia de nuestro Ejército.

No son, por tanto, sólo más armas o recursos los que entrego a mi sucesor. Entrego un Ejército monolíticamente unido y comprometido. Unido en su sentido espiritual y valórico, consciente de su rol histórico y del provenir. Comprometido con un destino común con la Patria, con el apego a sus tradiciones y cultura, respetuoso del ordenamiento constitucional que sus hombres contribuyeron a forjar, y con la defensa y soberanía nacional que juraron proteger aún a costa de sus vidas.

Al hacer entrega del mando del Ejército de Chile al Señor Teniente General don Ricardo Izurieta Caffarena, pongo en sus manos, mente y corazón, una de las Instituciones que más ha gravitado en la vida de la Nación.

Cuando un General de la República accede a tan honroso cargo no sólo ha compartido la historia de su Ejército, sino que los mismo valores y desvelos de todos sus hombres. A ellos se debe, como el Ejército hace lo mismo con la Patria. Por ello es que también el señor General Izurieta, junto con asumir el mando institucional, acepta para sí la honrosa misión de ser el continuador de la inmaculada trayectoria de una institución que, como ha ocurrido en el pasado, habrá de trascender nuestras efímeras vidas.

A los soldados del Ejército de Chile les recuerdo que son herederos de un pasado glorioso, guardianes de un presente promisorio y actores de un futuro que habrá de construirse en plena armonía con los valores permanentes de la Nación. Cultiven con orgullo la contribución de este invicto Ejército a la paz y desarrollo de la Nación y renueven su compromiso con ella en cada acto de servicio, con la misma fe y respeto con que veneramos y conservamos nuestras más sagradas tradiciones de valor, honor y lealtad.

Señoras y señores:

Ante los estandartes del Ejército de Chile, que representan lo que más he querido en mi vida, tal como lo hicieran cuando presté mi juramento, vuelvo mi mirada al Todopoderoso para agradecerle tan inmenso privilegio, al haberme permitido ejercer el mando de esta gloriosa Institución.

Mi larga carrera profesional y el mando de este glorioso Ejército me han dado la posibilidad, como a pocos, de comprobar las notables virtudes que caracterizan el hombre de armas chileno. Aquellos que hicieron posible la independencia y la superación victoriosa de las grandes encrucijadas de nuestra historia.

Reitero mi gratitud más profunda por la leal y abnegada colaboración que he recibido en estos años de tantos camaradas de armas, que han entregado lo mejor de sí en el cumplimiento de las misiones que les fueron asignadas.

Rindo en esta hora mi más sentido homenaje a todos aquéllos que ofrendaron su vida en los momentos más decisivos que hemos vivido.

Por ello también, emocionado, hago llegar mi gratitud a las familias de todos los soldados de este Ejército, que con su comprensión y apoyo también participaron en las nobles tareas realizadas.

Asimismo con especial consideración formulo mi reconocimiento a todos los integrantes de la Armada, de la Fuerza Aérea y Carabineros que, en estrecha y leal acción común con la institución que he tenido el honor de comandar, supieron cumplir la orden con gran generosidad y eficiencia.

A mi querida esposa Lucía vayan mis cariñosos sentimientos de amor y de gratitud, porque ella ha sido para mí fuente de inagotable apoyo y comprensión, y en estos 55 años juntos siempre he visto en ella la compañera abnegada y a veces heroica de todos los imperativos que exige la vida de las armas. En ella he visto a la verdadera mujer del soldado valiente y abnegado.

A mis hijos gracias por eses cariño que siempre he recibido de todos.

En una palabra a todos los que han luchado y luchan por un Chile mejor con principios nacionales y no extranjeros.

A las Autoridades de Gobierno y representantes de los Poderes del Estado, por haber comprendido mi gestión de mando en un período de incertidumbres y cambios, con la grandeza que anima a los hombres que han puesto al bien común como el logro más preciado.

Al expresar mis sentimientos de gratitud a quienes han estado conmigo de una u otra forma, los extiendo a todos aquellos compatriotas que me brindaron su apoyo, confianza y amistad por tantos años y en tan variadas circunstancias. Su reconocimiento será mi mejor estímulo para continuar colaborando en el servicio público hasta que Dios, nuestro Señor, me lo permita.


DOMINGO, 06 DE SEPTIEMBRE DE 1998, PINOCHET 25 AÑOS DESPUÉS: "ZALDÍVAR HARÍA UN BUEN PAPEL EN EL GOBIERNO"

* Con algunas respuestas breves pero sugerentes y otras más explícitas y algunas que no contesta, el ahora general-senador, que recién protagonizó un acuerdo para terminar con el feriado del 11 de septiembre, habla de aquellos temas que, aun transcurrido un cuarto de siglo, lo siguen manteniendo en la primera línea de fuego.

Por Blanca Arthur.

Sorprende lo contento que se le ve en su cargo de senador vitalicio, metido ahí, en el club de los "señores políticos", como los llamaba denostándolos cuando era gobernante. Formado en la disciplina, asiste a las sesiones y baja temprano para marcar asistencia, avanzando por los pasillos muchas veces prácticamente inadvertido.
El tiempo ha transcurrido desde aquel 11 de septiembre en que tomó el poder derrocando al gobierno de la Unidad Popular. Luego de los 25 años que median entre entonces y ahora, el país y el mundo son otros, pero Pinochet, a pesar de sus 82 años, y de no gozar del mismo poder de antaño, sigue siendo él mismo: un personaje.

"Tengo un problema en la columna, una hernia que me molesta para caminar, pero nada más", comenta complaciente, mientras entre risas, toma un texto con letra pequeña que lee sin anteojos...

"Ve que estoy bien -dice- aunque muchos quisieran lo contrario...".

De su humor, su socarronería y de esa astucia que le reconocen hasta sus más enconados adversarios no ha perdido nada. Y él lo sabe. En el piso 9 del edificio del Senado tiene su pequeña oficina, igual a la del resto, aunque es de las que miran al mar. Pocos objetos personales la adornan: una Virgen del Carmen que le regaló un empresario minero y un poema enmarcado que le dedica "un grupo de agradecidos" que le llegó cuando asumió su nuevo cargo.

"¿Ve que queda gente que todavía agradece?", apunta en vísperas de la última celebración del "11" como festivo, después del impensado acuerdo a que llegó con el presidente del Senado, Andrés Zaldívar.

Quiérase o no, a pocos deja indiferentes este hombre que, tras derrotar al gobierno socialista, ejerció con mano firme y dura el poder casi total durante años. El protagonismo que adquirió en la supresión del feriado del 11 y la coincidencia de que se cumplan 25 años de esa fecha, aumentó el interés en sus dichos y sus hechos, como lo comprueba una enorme carpeta con las numerosas solicitudes de entrevista, tanto de medios nacionales como internacionales.
Cuando se debatía en la duda de si era bueno o no seguir hablando, apareció con su asesor de prensa, su ayudante y su escolta en su oficina del Senado. Vistiendo un impecable traje azul, corbata roja "inglesa", precisa posteriormente, ingresa a su oficina. Allí adentro, media hora antes del inicio de la sesión, no se muestra muy convencido...

"¿Qué me quiere preguntar?" dice, mientras esboza como disculpa, por lo menos para postergar la decisión, "es que a lo mejor voy a necesitar algunos datos o cifras que no tengo a mano"...

- Usted sabe que no le voy a preguntar de las variaciones del IPSA

"Bueno indica", mientras no oculta su risa. "Total ya está aquí, pero espéreme que baje al inicio de la sesión y vuelvo...".

Vuelve, y pese a mostrarse aún dubitativo, finalmente se allana a contestar en forma espontánea, sin cuestionarios previos ni revisiones posteriores, lo que viniera... Con respuestas cortas, que parecen no decir nada, evade aquellos temas que sabe más conflictivos, aunque muchas veces, con su sonrisa y la mirada vivaz que acompañan sus palabras, lo dice todo.

En algunas materias es más explícito para manifestar que no está dispuesto a entrar a ellas, como lo hace respecto a Campo de Hielo:

"Yo le voy a decir lo siguiente, no digo ¡ni media palabra! de Campo de Hielo. ¡Ni media! ¿Por qué? Porque está en manos del Gobierno. Ellos sabrán decir sí, no. Mis estudios los tengo aquí, pero no digo una palabra porque está en manos del Gobierno".

Más lacónica, pero igualmente decidora de que no quiere comprarse más polémicas de las que ya tiene, es su respuesta frente a si cree que para el manejo de la crisis asiática haría falta un Sergio de Castro:

"No creo que nadie haga falta. A hechos nuevos, hombres nuevos".

El personaje y su poder

- ¿Hasta dónde se considera un personaje de este siglo?

Mire... esas preguntas no las contesto. Me enseñaron desde chiquitito y cuando era cadete de la escuela que uno nunca se puede autobombear. Es fea la palabra, pero es la pura verdad.

- ¿Y a qué atribuye el interés que todavía despierta su figura en el mundo?

Porque me trataron de desacreditar mucho. Todos los que se fugaron de aquí de Chile, que no eran unas santas palomas, se fueron a otras partes echándome la culpa a mí, que yo era el terrible, el hombre despiadado que estaba haciendo y deshaciendo a la gente de Chile y no se decía nada de lo que ellos habían provocado.

- Para usted lo que hizo fue liberar al país del marxismo, pero muchos aquí y en el exterior, consideran que fue un dictador muy duro. ¿Qué imagen cree que tiene el mundo de usted ahora? ¿Piensa que ha cambiado algo?

Parece que hubiera subido un poquito más la imagen, que se está nivelando. Porque se dan cuenta que no soy tan cruel. El otro día llegó acá un ex yugoslavo, un bosnio, y me decía: "Yo no me imaginé nunca que lo que decían de Chile eran mentiras y falsedades. Me he dado cuenta que usted es una persona que ha tratado de ayudar a su país, y no a flagelar al pueblo.

- Habiendo sido un hombre tan poderoso, ¿qué le costó más, desprenderse de la banda presidencial o del bastón de mando del Ejército?

Ninguna de las dos cosas. Y no me costó -añade con su tono como 'si quieren creen'- porque estoy acostumbrado a que cuando termina una misión, uno entrega toda su capacidad al nuevo, al que llega.

- Pero cuando entregó la banda presidencial usted quería seguir siendo presidente...

¿Por qué?

- Porque postuló como candidato único al plebiscito el año '88 para seguir otros ocho años...

Pero no fui yo el que postulé, sino me llevaron de candidato. Tengo las cartas de Matthei, de Merino y de Stange... no, de él no, porque me lo dijo personalmente. ¡Ellos! recalca me manifestaron que me elegían para que pudiera continuar un nuevo período presidencial, lo que estaba sujeto a la aprobación del plebiscito.

- Que usted esperaba ganar, perdió y...

Se perdió, pero se cumplió la Constitución y se entregó el poder.

- Claro que quedó como Comandante en Jefe y enfrentó una acusación constitucional por haber transgredido la institucionalidad con presiones al gobierno democrático.

Eso es falso. ¡Nunca transgredí la institucionalidad! y así fue reconocido. Si me hubiera salido de los marcos de la Constitución, ¿no cree que el Presidente Aylwin habría actuado de otra manera?

- Pero el Presidente Aylwin reconoció que hubo presiones y que le llamó la atención...

El dijo que habría votado en contra de la acusación, lo que confirma que nunca pensó que había transgredido la institucionalidad.

- ¿Y está arrepentido o contento de haberse incorporado al Senado, que era lo que esa acusación quería evitar?

Mire, estoy contento porque ésta ha sido una labor de trabajo, ayudando cuando puedo ayudar, haciendo cosas cuando se puede, porque no se olvide que soy uno más de los cuarenta y tantos, de los cuarenta y ocho...

- ¿Se siente, de verdad, uno más de los cuarenta y ocho?

¿Y qué quiere que le conteste?, dice entre risas y con esos ojos vivarachos que hablan por lo que él calla.

- Sabe que es distinto, desde luego es el único vitalicio...

Bueno ya... soy vitalicio entonces.

- ¿Se sintió tranquilo el día que asumió, a pesar de las contramanifestaciones?

¿No me vio? ¿Me vio intranquilo, temeroso? ¿O cómo me ve ahora?... No tenía ninguna intranquilidad.

El acuerdo y Zaldívar

- ¿Qué lo motivó a llegar al acuerdo con el presidente del Senado para suprimir el festivo del 11 de septiembre?

En primer lugar lo iban a eliminar. Y lo iban a eliminar ahora.

- O sea iba a perder de todas maneras...

Iba a perder ahora. En cambio lo que yo pretendí fue que se cumplieran los 25 años y después lo eliminaran. Era yo el que había establecido el festivo, y quise ser yo el que lo derogaba.

- En la fundamentación de su voto, usted dijo que el "11" se celebraba la liberación de Chile y que no hacerlo no contribuiría a la reconciliación. ¿No son contradictorias esas palabras con el acuerdo alcanzado al día siguiente?

No hay contradicción. Hay capacidad de dis-cer-nir -expresa llevándose el dedo a la sien-. El día que defendí el "11" se votó dos veces y las dos hubo empate. Entonces me puse a pensar que si iba a haber otro empate o si íbamos a perder, no era mala la fórmula de reemplazarlo por un día de unidad nacional, porque lo que hicimos el 11 de septiembre fue, justamente, para recomponer la convivencia y la unidad de los chilenos.

- ¿Le dolió llegar a ese acuerdo?

Por supuesto que fue una decisión difícil para mí, que espero que sea comprendida.

- ¿Y por qué se sentó en la testera? ¿Por una decisión política para aparecer como protagonista del acuerdo?

Está equivocada usted. Hay dos cosas: el documento lo llevé yo donde Zaldívar cuando estaba firmado por los demás y faltaba solamente la firma mía y la de él. Yo no soy empleado ni subalterno de nadie aquí en el Senado, somos todos iguales y como Zaldívar había subido a la testera para firmar, yo también subí a firmar.

- ¿Qué responde a quienes dicen que usted con este acuerdo quiso apoyar o apadrinar a Zaldívar?

¿De cuándo acá?...

- ¿Qué opinión tiene de Zaldívar en su desempeño como presidente del Senado?

Yo lo encuentro un hombre muy capaz, muy inteligente, y un sabio político, y creo que haría buen papel en el Gobierno.

- ¿Es verdad, entonces, que es su candidato?

Yo no tengo candidato -contesta socarronamente-.

- Mirando hacia atrás ¿le parece que fue justo exiliar a un hombre como Zaldívar?

Depende, pues, el hombre y sus circunstancias. Lea a Ortega y Gasset.

- ¿Cómo siente a los demócrata cristianos: cerca suyo porque estuvieron en contra de la Unidad Popular o lejos porque fueron después sus adversarios?

Ni uno, ni lo otro.

- ¿Le resultan indiferentes?

¡Por Dios que pregunta usted!

- ¿Pero prefiere a Zaldívar que a alguien de derecha para parar a Lagos?

No tengo idea quién puede ser, ni quién va a pararlo, tampoco sé.

- ¿Cree que Lagos puede ser el próximo Presidente?

Puede que sí, puede que no.

- Y si llegara a serlo ¿teme que haya un regreso a la Unidad Popular?

No me voy a pronunciar. No soy pitoniso.

- ¿Prefiere a un demócrata cristiano que a Lavín?

Yo no prefiero nada.

Los gestos y los adversarios

- ¿Se imaginó en estos 25 años que algún día iba a estar sentado frente a algunos de sus peores adversarios?

Muchas veces lo pensé.

- Cuando los ve ahora ¿cree que eran capaces de llevar al país a una guerra civil, que es lo que usted sostiene de la izquierda?

No me pronuncio.

- ¿Saluda a los senadores socialistas?

Sí.

- ¿A todos?

Puedo decir que a casi todos, porque hay algunos que no me ven -comenta levantando los hombros y entre risas, como una manera de decir que algunos de ellos no lo saludan a él-.

- ¿Hasta dónde puede interpretarse que su disposición a derogar el "11" como festivo obedeció al gesto de reconciliación que pidió directamente el senador Ominami a los senadores representantes de las FF.AA. y de la derecha?

Siempre hay algunos que piden gestos, pero ellos ¡nunca hacen un gesto!

- Ellos han hecho un reconocimiento reiterado y público de sus errores durante la Unidad Popular...

¡Bah! la media cooosa contesta en tono irónico y continúa:

¡Qué me van a decir! O sea yo hago algo y después reconozco que estuvo mal y termina todo. ¡Pero si no es así la historia, pues!, porque lo importante es que los errores que cometieron, no los repitan de nuevo y no anden con cosas raras... Y no me refiero a nadie. ¡A nadie, ah! -precisa, adelantándose a la pregunta que podía venir-.

- ¿Diría que hubo detrás del acuerdo sobre el "11" un gesto de reconciliación de parte suya?

¡Claro que fue un gesto de reconciliación! Terminar con el "11" es un gesto, pero como le decía, los otros piden gestos y no los hacen. ¿O no ve cómo nos atacan permanentemente?

- ¿Hasta dónde fue un hecho que lo benefició? ¿Cree que fue positivo para usted?

Fue positivo para todos. Porque lo que interesaba ahora era terminar de una vez por todas con este tema, pero no crea que con esto las cosas van a cambiar demasiado. ¡Ya va a ver la fiesta que habrá ese día! Esto no va a parar porque hubo un gesto de reconciliación.

- ¿O sea admite que no va dejar de ser una fecha que divide a los chilenos?

Va a seguir el problema.

El último "11"

- ¿Cómo va a conmemorar usted este último "11" festivo?

En una fiesta muy íntima con la Fundación Augusto Pinochet. Asistiré a una misa y después a un almuerzo en la casa del presidente de la Fundación y terminado, pues.

- ¿Respeta que otros conmemoren ese día la muerte de Allende?

¿Por qué no voy a respetar? Cada uno conmemora lo que quiere, porque es uno el que responde por sus actos.

- ¿Le parece positivo que las Fuerzas Armadas se desliguen de esa fecha? La Armada y la Aviación ya anunciaron que no conmemorarán el 11.

Si no lo quieren conmemorar... Esa es responsabilidad de cada Comandante en Jefe. Si ellos la quieren suprimir ahora, que la supriman.

- ¿Y qué espera usted que haga el Ejército?

Va a hacer una misa de campaña en la Escuela Militar y se acabó ahí no más.

- Y si cree que las cosas no van a cambiar, ¿imagina que el próximo año se podrá conmemorar el día de la unidad nacional?

No sé, no sé. No le podría decir ni sí ni no.

- Cuando entregó el poder después del triunfo de la Concertación ¿se imaginó que estos diez años iban a ser como han sido?

En gran parte, sí.

- Se anunciaba que vendría el caos y no ha habido ningún caos.

No pensaba en caos, pero en persecución sí, y en parte ha habido con quienes creen que tienen algún problema. Por ejemplo -agrega sin interrupciones- le pongo el caso del brigadier Lepe, que lo persiguen y lo persiguen, en circunstancias que él no tiene ¡nada! ¡nada! en la justicia. No ha sido procesado, sobreseído, ¡nada!... porque la gente habla, habla, habla y el Gobierno tomó una medida que no encuentro de gran justicia.

- El no ascendió porque se le vincula a casos de derechos humanos. ¿Qué piensa de que en la última junta calificadora se haya acordado el retiro de 200 oficiales, para lo cual entre otras razones se consideró si tenían alguna relación con problemas de derechos humanos?

Mire, en primer lugar lo que usted me dice, me extraña mucho. Porque el organismo que selecciona oficiales tiene diferentes ponencias y ahí se ve si hay razón o no para solicitar el retiro. No me parece que ésa sea la causa, porque hay muchas que se ven, se evalúa si han cometido errores grandes en diferentes materias, si por ejemplo han dejado botada a su familia, es una situación que no se acepta. Pero lo que usted me dice, no creo que sea así.

- ¿Qué opina de la gestión del general Izurieta que muchos ven que quiere diferenciar de la suya?

Nunca he opinado acerca de las personas que me suceden.

Derechos Humanos

- Dígame una cosa, así como llegó a un acuerdo respecto al "11", ¿estaría dispuesto a hacer lo mismo para resolver este tema pendiente de los derechos humanos, como se ha sugerido?

¿Por qué voy a estar yo en eso cuando no tengo nada que ver con los derechos humanos?

- ¿No cree que podría ser positivo por su aporte, por ejemplo, para ayudar a la búsqueda de los cuerpos de los desaparecidos que es lo más candente?

¿En qué voy a ayudar? Yo le he preguntado a gente amiga mía, pero nadie sabe nada. ¿Cree que me he quedado callado? He preguntado, pero nadie sabe nada.

- ¿Le preocupan los juicios pendientes que hay en contra de miembros del Ejército?

Me preocupan las injusticias. Eso me preocupa.

- ¿Cree que todos son injustos?

Muchos pueden ser injustos.

- ¿Pero otros justos...?

No sé, a lo mejor... puede ser.

- ¿Cómo siente usted el problema de los derechos humanos y los desaparecidos? ¿Como una carga que le pesa o cree que es una acusación injusta?

Lo considero la acusación más injusta que le hayan hecho a un hombre. Yo no tengo nada que ver con esto. Cuando tuve algún problema de criminalidad, pasé todos los hechos a la justicia.

La DINA y Prats

- Pero no todo lo que hizo la DINA, ¿hasta dónde usted puede sostener que actuaba sola en forma autónoma y que no lo hacía bajo su mando, como ha manifestado Contreras?

Nadie entiende cómo funciona el servicio de inteligencia.

- ¿Por qué Contreras trata de involucrarlo, declarando que obedecía órdenes?

El obedecía órdenes ¡claro que obedecía órdenes mías! No digo lo contrario, porque por ejemplo le mandaba a preguntar ¿cuántos camiones se han concentrado en tal parte?, cuando estábamos con problemas... ¿cuántos se han desplazado a tal otra? Eran cosas que tenía que averiguar. Eso iba al plan de inteligencia. El cómo se hace, eso ya no era problema mío, sino del jefe del servicio. El si quería mandaba gente, un avión...

- ¿Admitiría que por parte de Contreras o de subalternos hubo violaciones a los derechos humanos?

Esa es otra cosa. Yo no sé si hubo o no hubo. Es un problema que escapaba a mis manos. Eso es lo que no entiende la gente.

- ¿Ni siquiera con el tiempo y las acusaciones que existen lo ha averiguado?

No he querido averiguar nada.

- ¿No tiene un problema de conciencia con las violaciones a los derechos humanos?

No tengo ningún problema de conciencia. Si lo tuviera, lo diría. Y me confesaría sobre esa falta.

- Pero en casos concretos, como el del general Prats...

Mire -se adelanta-, lo del general Prats quiero que quede bien claro. En primer lugar, yo era amigo de Carlos Prats; en segundo lugar, él tuvo muchas relaciones con el gobierno de Allende, hasta fue Vicepresidente; en tercer lugar, hubo una concentración de damas frente a su casa para que se fuera y él le disparó a una señora que le sacó la lengua...

- El problema es que...

Momento, momento, déjeme terminar -expresa y continúa-:

En esos momentos, salió Allende y le dijo, sin decirle, que se fuera, que se fuera a descansar. Eso le dijo Allende a Prats. Enseguida, cuando Prats se fue para su casa, lo llamaban, le gritaban y le mandaban permanentemente cartas al departamento donde estaba. Era tanto, que yo tenía contactos con él, porque era amigo mío ¿cómo lo iba a dejar abandonado? Me pidió salir de aquí porque en realidad era hasta posible que lo mataran aquí en Chile...

- Al final fue el departamento internacional de la DINA el que lo mató en Argentina...

No sé, pues...

- ¿Y si piden que usted declare, como lo ha hecho la jueza, está dispuesto?

Declaro lo que sé. Declaro que él se fue porque decía que lo iban a matar aquí. Lamentablemente, la gente que sabe estas cosas ha muerto, pero él se fue y se fue a Argentina y nunca quiso aceptar protección. Yo le di protección indirecta, porque no quería que tuviera problemas.

- ¿Por qué él no figura en la galería de los ex Comandantes en Jefe?

Ese no es problema mío.

Los políticos y las reformas

- Ahora que convive con los políticos ¿ha cambiado la opinión que tenía de ellos cuando gobernaba?

En mi vida he convivido muchas veces con políticos.

- Pero siempre los denostaba.

Conviví más de 50 años con mi suegro que era político, fue senador, ministro del Interior...

- ¿Cree ahora que hacen un aporte al país?

Creo que todos hacen un aporte al país. Los que estamos aquí en el Senado, en la Cámara de Diputados, todos luchamos por favorecer al país, levantar el estándar de vida, favorecer al trabajo. Por eso luchamos todos, pues.

- ¿Estaría dispuesto a que su tarea en el Senado culmine con un acuerdo para reformar algunos aspectos de la Constitución que no generan consenso?

Yo no puedo entrar a reformar lo que reformó el pueblo.

- Pero el Congreso tiene esa facultad, ¿se negaría a apoyar al menos algunas reformas?

No estoy de acuerdo porque esto lo aprobó el pueblo. Si hay alguna razón muy importante...

- ¿Entonces sí?

Entonces sí, pero no creo que eso pase.

- ¿Por qué no cree?

Porque no creo. No creo que haya que hacerle reformas porque ha funcionado bien ¿o no le parece?

- ¿Cuál diría que es el principal legado que dejará a Chile? ¿Cómo cree que lo recuerde la historia?

Que me recuerde como un chileno que amó a su patria y luchó por hacerla más grande. Nada más pido.

- ¿Piensa que será así?

Espero que cuando la historia juzgue, lo entenderá así.


CARTA A LOS CHILENOS ENVIADA POR EL SENADOR AUGUSTO PINOCHET, CUANDO ESTABA SECUESTRADO EN LONDRES, EN DICIEMBRE DE 1988

"Impedido de regresar a mi país, y viviendo la experiencia más dura e injusta de mi vida, quiero agradecer a mis compatriotas todas las nobles muestras de cariño y de apoyo que me han dado, sin las cuales estas horas de prueba y soledad serían incomparablemente más tristes para mí y para mi familia. Mi gratitud quisiera expresarla con algunas reflexiones venidas a mi mente en estos penosos días, que pueden ayudar a descubrir la verdad y la justicia de la historia que se juzga.

El país sabe que nunca busqué el poder. Por eso cuando lo ejercí jamás me aferré a él y cuando llegó el momento de entregarlo, de acuerdo a nuestra Constitución, lo hice lealmente. Ningún historiador, ni aun el más sesgado y poco objetivo, puede ni podrá mañana sostener de buena fe que mis actuaciones públicas respondieron a una supuesta ambición personal o a cualquier otro motivo que no fuera el bien de Chile. Al contrario, siempre pensé que debía orientar el llamado a servir a mi patria, que desde pequeño latía en mi corazón, a través de la carrera militar. Siempre supe que el juramento que un día hice ante Dios y ante nuestra bandera, siendo apenas un adolescente, lo iba a cumplir. Precisamente por nuestra sólida formación moral, los soldados aprendemos a descubrir tempranamente cuánto dolor y pérdidas irreparables provocan las guerras. De allí que, como gobernante, haya sido infatigable e irreductible en mi afán por evitar los conflictos armados, por buscar en todo momento la paz para Chile, aun cuando se hayan cernido sobre nosotros todo género de amenazas.

Frente a la dramática encrucijada en que fue puesto nuestro país por el gobierno de la Unidad Popular me resistí a actuar hasta el final, no obstante, el clamor ciudadano que golpeaba las puertas de los cuarteles pidiendo nuestra intervención. Esperé, no por temor sino por una secreta esperanza de que se pudiera superar pacíficamente aquella extrema situación de crisis institucional, que fuera denunciada por la Excelentísima Corte Suprema de Justicia, la Honorable Cámara de Diputados y otros órganos de nuestra institucionalidad. Nadie mejor que un soldado sabe cuán incontrolables son los enfrentamientos armados cuando no se combate contra un ejército regular. No fue posible evitarlo y, finalmente, tuvimos que asumir la conducción del país aquel histórico 11 de septiembre, no sin antes encomendar el éxito de nuestra misión a Dios y a la Santísima Virgen del Carmen, Patrona de nuestras Fuerzas Armadas y Reina de Chile. Siempre he tenido y tendré en lo más profundo de mi corazón el recuerdo y un sentimiento de gratitud y admiración hacia esa generación de soldados, marinos, aviadores y carabineros, que participaron en esa jornada patriótica y realizaron tantos sacrificios heroicos.

Sobre aquella gesta, valga solamente una reflexión. Las Fuerzas Armadas y de Orden no destruyeron una democracia ejemplar, ni interrumpieron un proceso de desarrollo y de bienestar, ni era Chile en ese momento un modelo de libertad y de justicia. Todo se había destruido y los hombres de armas actuamos como reserva moral de un país que se desintegraba, en manos de quienes lo querían someter a la órbita soviética.

Creo firmemente en la unidad del país. Todo lo que he hecho a lo largo de mi vida no ha tenido otra razón de ser que producir el reencuentro de los chilenos con su común destino superior. Estoy profundamente convencido que nunca han tenido ni tendrán futuro los países que no logran descubrir la misión histórica que están llamados a cumplir. Tengo la certeza de que nunca han podido ni podrán entender los desafíos que les depara el porvenir, aquellas naciones que olvidan o reniegan de su historia. Que jamás serán felices ni tendrán un buen porvenir los pueblos que son fácilmente seducidos por la prédica del odio, la venganza o la división.

Soy un hombre que pertenece a un tiempo histórico y a unas circunstancias muy concretas. El siglo que ya termina bien podría ser definido como uno de los más crueles que la humanidad haya conocido. Dos atroces guerras mundiales y una guerra ideológica que sojuzgó a más de media humanidad lo han marcado profundamente, al confrontarse dos visiones absolutamente opuestas. El dilema era; o vencía la concepción cristiana occidental de la existencia para que primara en el mundo el respeto a la dignidad humana y la vigencia de los valores fundamentales de nuestra civilización; o se imponía la visión materialista y atea del hombre y la sociedad, con un sistema implacablemente opresor de sus libertades y de sus derechos.

En el transcurso de este siglo se llegó a buscar el exterminio de toda una nación, bajo el pretexto de supuestos ideales étnicos.

El comunismo, por su parte, esa verdadera anti religión, le costó a la humanidad las vidas de millones de seres humanos en toda Europa, y de otras decenas de millones de niños, mujeres y hombres en los diferentes países de Asia. También en América el marxismo sembró la muerte y la destrucción. No sólo en sus intentos revolucionarios sino con la prédica universal del odio y la lucha de clases, y con la exportación de la guerrilla y el terrorismo. Por ese gigantesco genocidio, por los sistemas más brutales de opresión, los peores que recuerde la humanidad, nadie pide justicia y probablemente nunca la habrá. Al contrario, quienes provocaron esos males, quienes dispusieron en nuestros países de armas y financiamiento soviéticos para realizarlos, quienes promovieron y predicaron a nuestros pueblos la siniestra ideología del socialismo marxista, son los que se levantan hoy como mis jueces.

Todo lo que hice como soldado y como gobernante lo hice pensando en la libertad de los chilenos, en su bienestar y en la unidad nacional, objetivos superiores al logro de los cuales, quienes actuamos el 11 de septiembre, consagramos todos nuestros desvelos. No hicimos promesas. Sólo nos propusimos transformar a Chile en una sociedad de hombres libres y democráticos, donde a sus ciudadanos se les respetara el derecho a crear y emprender libremente sus iniciativas, para que se hicieran dueños de sus propios destinos y no esclavos del Estado y menos de otras naciones.

Nos propusimos hacer de Chile una gran nación, y creemos firmemente haber contribuido a lograrlo, sin perjuicio de que algunos países en el mundo aún no lo valoran, como no valoran que después de una transición pacífica nuestro país tenga hoy un verdadero régimen democrático, en el que todas sus instituciones funcionan plenamente.

Los tiempos, sin embargo, cambiaron. Se derrumbó el comunismo. Quedaron al descubierto los 'socialismos reales' y la humanidad pudo conocer una historia de crímenes, injusticias, explotaciones humanas, fracasos y mentiras como jamás ni el más acérrimo adversario pudo imaginar. En Chile, el resultado de nuestra historia es que este desconocido y lejano país pudo superar con éxito la prueba más grande que haya tenido que enfrentar en este siglo. En una verdadera hazaña, que sus agentes nunca nos perdonarán, pudimos demostrar antes que nadie que era posible derrotar al poderoso 'imperio de la mentira y del odio'. Aseguramos nuestra libertad y emprendimos temprana y visionariamente el arduo y difícil camino de la reconstrucción nacional y el establecimiento de una sociedad moderna y libre. En casi dos décadas, y gracias al sacrificio de todo un pueblo que recuperó la fe en sus ideales de progreso y de justicia, se construyó un país distinto. Nadie puede desconocer hoy que el 11 de septiembre abrió caminos de esperanza y de oportunidades para todos, que sólo depende de los chilenos conservarlos y hacerlos plenamente fecundos en el tiempo.

Chile es hoy un país distinto de aquél que los jóvenes de muchas generaciones tuvieron que enfrentar cuando tenía una existencia oscura, pesimista y fracasada. Con nuestro gobierno, los pobres y postergados comenzaron a tener verdaderas oportunidades para progresar. Siempre supimos que esa prioridad social, debía ser nuestro principal compromiso moral. Hoy, no puedo ocultar la satisfacción que me produce saber que, para retroceder al pasado, tendrían que sucederse muchas generaciones antes que los chilenos vuelvan a ser un pueblo perdedor, fatalista, deprimido y sin valor, como lo llegamos a ser a comienzos de los setenta. Gente ideológicamente enceguecida quiso destruir nuestro país. No lo pudieron lograr. No contaron con la reserva espiritual y la dignidad natural de un pueblo pacífico y acogedor que, sin embargo, jamás ha permitido ser sometido ni doblegado por nadie.

Cometería una injusticia si en estas líneas no destinara un reconocimiento especial, como testimonio de mi mayor gratitud, a quienes compartieron la epopeya de la reconstrucción del país; a esa generación de soldados y civiles, hombres y mujeres, que han terminado consagrando sus vidas al servicio del país y que diariamente dan testimonio de fidelidad a sus patrióticos ideales; a la juventud de Chile, que ha heredado un país fortalecido con un destino de grandeza que deberá seguir construyendo con voluntad y verdadera responsabilidad patriótica.

Agradezco también a quienes no formaron parte de mi gobierno y, siendo incluso sus adversarios, han sabido valorar en esta hora, por sobre cualquier diferencia, la defensa de la soberanía y la dignidad del país.

Es probable que los misteriosos caminos que el Señor reserva a cada pueblo puedan llevar a que muchos chilenos tarden en descubrir la verdad de lo que ha vivido nuestra Patria. Yo les digo que nada podrá impedir que un día, tal vez no tan lejano, vuelva la paz y la sensatez a esos espíritus que todavía permanecen cegados por la pasión, y en la serenidad de otros tiempos, cuando la historia reivindique nuestra obra común, terminen reconociendo el valor y los méritos de ella. En ese momento, es probable que yo ya no esté. Será, sin embargo, la hora de la victoria, la hora en que los ideales que iluminaron nuestros sueños terminen siendo comunes a todos los chilenos.

Hoy, siento que el destino ha vuelto a poner sobre mis hombros la enorme responsabilidad de contribuir a sembrar semillas de paz que hagan posible la grandeza y la unidad de mi Patria. Más allá de mis dolores y de las heridas que llevo en el alma por las injustas vejaciones de que he sido objeto, y de la indignación que me produce ver a mi país agredido en su condición de estado soberano e independiente y sin ser respetado como lo merece, quiero señalar que acepto esta nueva cruz, con la humildad de un cristiano y el temple de un soldado, si con ello presto un servicio a Chile y a los chilenos. Nada deseo más que ver superadas las divisiones y los rencores estériles entre nosotros.

Al final ya de mi vida, no obstante el cansancio y los sufrimientos que me han provocado tantas injusticias y tantas incomprensiones, quiero decirles que aun cuando todavía tuviera que enfrentar mayores adversidades, jamás mi espíritu se sentirá derrotado. Nada doblegará mis convicciones ni mi firme voluntad de servir a mi Patria, tal como lo juré el día que me incorporé al Ejército de Chile. Mi más profundo anhelo en esta hora es impedir que en nuestra entrañable tierra siga habiendo más víctimas, más dolor del que ideologías foráneas ya provocaron en la familia chilena. Ojalá el mío fuera el último sacrificio. Ojalá mis dolores y los agravios de que soy víctima pudieran satisfacer los siempre insaciables sentimientos de venganza, y sirvieran para que quienes aún siguen anclados al rencor, puedan encontrar la paz para sus conciencias. Ojalá pudieran ellos dejar de vivir tan perturbados, y nunca más se escuchen en nuestra Patria las prédicas revolucionarias que sembraron tanta violencia y división entre los chilenos.

Quienes creemos en el perdón y en la reconciliación verdadera, tenemos que seguir trabajando duramente por el futuro. No está lejano el día en que una nueva generación de compatriotas, al poner sus ojos en la historia de su país, descubra la verdad de la gesta que permitió la construcción de una sociedad de chilenos libres y dignos, de una Patria mejor para todos y no para un sector o para un partido, como estuvimos a punto de vivir.

He sido objeto de una maquinación político-judicial, artera y cobarde, que no tiene ningún valor moral. Mientras en este continente, y específicamente en los países que me condenan mediante juicios espurios, el comunismo ha asesinado a muchos millones de seres humanos durante este siglo, a mí se me persigue por haberlo derrotado en Chile, salvando al país de una virtual guerra civil. Ello significó tres mil muertos, de los cuales casi un tercio son uniformados y civiles que cayeron víctimas del terrorismo extremista.

Soy falsamente juzgado en numerosos países europeos, en una operación dirigida por quienes se dicen mis enemigos, sin que exista por lo mismo la más remota posibilidad de que quienes me prejuzgan y condenan lleguen a comprender nuestra historia y a entender el espíritu de lo que hicimos. Soy absolutamente inocente de todos los crímenes y de los hechos que irracionalmente se me imputan. Sin embargo, temo que quienes lo hacen nunca estuvieron ni estarán dispuestos a darse a la razón y aceptar la verdad.

Frente a una aberración semejante y no obstante mi sufrimiento y mi impotencia, quisiera entregar una palabra de aliento a mis compatriotas. No os desaniméis ni rindáis nunca ante las adversidades y el infortunio. Nunca dejéis de luchar por la grandeza y el poderío de Chile. Ojalá superemos pronto nuestra actual condición de país débil, pequeño y lejano, para que nunca más un chileno, cualquiera sea su condición, vuelva a sufrir las vejaciones y las humillaciones que hoy sufro, precisamente porque no tenemos fuerza en el concierto de las naciones para hacernos respetar. Yo no desfalleceré nunca. No lo he hecho en este difícil trance, ni nunca lo hice a lo largo de mi vida, cuando tuve que enfrentar otras horas de prueba; por ello quiero expresarles a mis camaradas uniformados y en particular a los del Ejército, mi disposición, mi confianza y profundo reconocimiento por su forma de actuar en estas difíciles circunstancias.

Conservo intacta mi fe en Dios y en los principios que han guiado mi existencia. Guardo la firme esperanza de que el Señor en su infinita misericordia aplique mis más íntimos sufrimientos por quienes murieron injustamente en esos años de enfrentamiento. Están equivocados quienes creen o sostienen que el dolor por la sangre derramada en nuestra Patria es monopolio de un bando. Todos hemos sufrido por las víctimas. Me consta que es especialmente grande el sufrimiento de quienes no provocaron el enfrentamiento, de quienes no lo buscaron ni mucho menos lo desearon, y terminaron siendo sus víctimas inocentes. El soldado siempre busca proteger a sus compatriotas. Nunca he deseado la muerte de nadie y siento un sincero dolor por todos los chilenos que en estos años han perdido la vida.

Le he pedido humildemente a Dios que hasta el último segundo de mi vida me dé la conformidad y la lucidez para entender y aceptar esta cruz y que este dolor que llevo en lo más profundo del espíritu, llegue a ser una buena semilla en el alma de la nación chilena. Si con mi sufrimiento se puede poner fin al odio que se ha sembrado en nuestro país, quiero decirles que estoy dispuesto a aceptar todos los designios del destino con la más absoluta confianza de que Dios, en su infinito amor, sabrá hacer fecundo este sacrificio que le ofrezco para que triunfe la paz, y en el amanecer ya del nuevo siglo, sean los chilenos un pueblo unido y reconciliado como el que siempre soñé alcanzar a ver.

Amo a Chile por sobre todas las cosas y ni aún las más dolorosas circunstancias que deba enfrentar impedirán que, con toda la fuerza de mi espíritu, a la distancia, repita una y mil veces, Viva Chile".

Augusto Pinochet Ugarte


DOMINGO, 18 DE JULIO DE 1999, CONCEDIDA A "EL MERCURIO" DE VALPARAÍSO EN LONDRES: ENTREVISTA EXCLUSIVA CON EL GENERAL PINOCHET

* Ex Mandatario hace su propia "desclasificación" histórica, se refiere a las gestiones que se hacen para su regreso y a las condiciones en que vive su cautiverio, entre otras materias.

Por Carlos Schaerer J., Cristián Pizarro A. y Lidia Fuentes M.

LONDRES.- Muchas cosas han cambiado en Virginia Water- la residencia forzosa del senador vitalicio Augusto Pinochet-, en Londres, desde que "El Mercurio" de Valparaíso conversara por primera vez con el "gran ausente".
Ya es verano en el Hemisferio Norte, las temperaturas han subido gratamente, los días son más largos, el jardín de la casa es más acogedor e incluso los muebles del pequeño living son otros. Por esas cosas incomprensibles de los ingleses, los sofás de cuero resultan más económicos que los de tela y a la hora de reemplazarlos hubo que optar por los más convenientes.
Son sólo dos meses, pero en este lapso la condición de salud del general Pinochet ha modificado la rutina diaria en la vivienda vigilada por Scotland Yard. Ahora las visitas a la clínica y los exámenes médicos son frecuentes y casi naturales para un hombre de 84 años, con un marcapasos, que sufre de diabetes y además se recupera de una reciente operación a la columna.
Pero si en Londres se perciben los cambios, en Chile la dinámica es mayor. En estas escasas semanas hubo un cambio de gabinete y el Canciller que conoció Pinochet ahora es Ministro Secretario General de la Presidencia; además su encargado de comunicaciones, el abogado Fernando Barros, regresó al país, lo que sin duda acrecienta más que nunca la nostalgia, "por el injusto secuestro del que soy objeto", explica Pinochet. En el aspecto político electoral, Ricardo Lagos, el abanderado del PS-PPD, ganó las primarias y ahora es candidato presidencial de la Concertación, y la máxima dirigenta del movimiento de los familiares de detenidos desaparecidos, Sola Sierra, quien viajó a Londres para apoyar la extradición del senador vitalicio, ya no está.
Son hechos que él observa a la distancia, pero de los cuales posee una visión muy clara. Con su particular estilo respondió una a una las preguntas que se le formularon sobre éstos y otros temas, cumpliendo así la palabra empeñada la vez anterior, de dar sus opiniones "cuando sea posible hacerlo". La promesa se materializó mediante una entrevista exclusiva a este diario vinculado a su ciudad natal y que influyó muy tempranamente en su formación personal, tal como lo deja de manifiesto a lo largo de toda su conversación.
Fueron dos jornadas intensas de reflexiones y recuerdos en la sala principal, en las que el general Pinochet, vestido cómodamente "de sport", no abandonó su costumbre de tomar onces y de referirse al puerto de su niñez.

"Recuerdo como si fuera hoy, cuando "El Mercurio" de Valparaíso cumplió sus 100 años de vida. Yo tenía 12 años y parecía desfile de un 21 de Mayo. Hubo grandes celebraciones en la calle Esmeralda, ante la presencia de numerosos porteños. Incluso nos regalaron una bandera que la tuve guardada por mucho tiempo". Así describe el senador vitalicio sus primeros años en Valparaíso, donde nació el 25 de noviembre de 1915, y mientras avanza en sus memorias se da un tiempo para comprobar que cumplió 9 meses detenido en Inglaterra - el pasado 16 de julio- y que quizás por primera vez no celebrará las Fiestas Patrias en Chile.

Amargo despertar

- General, usted salió de Chile a fines de septiembre del 98. ¿Antes de hacerlo imaginó siquiera remotamente lo que podría sucederle?

En absoluto. Yo venía a este país, como lo había hecho en varias oportunidades anteriores, por invitación de la Royal Ordenance, empresa con la cual el Ejército de Chile ha tenido desde hace tiempo una importante vinculación, cuyo nivel superior me había correspondido como Comandante en Jefe. Por la importancia y naturaleza de los asuntos a tratar, y como había ocurrido en situaciones anteriores, el Ministerio de Relaciones Exteriores me otorgó la calidad de Embajador Extraordinario y Plenipotenciario en Misión Especial en Londres, calidad diplomática que se materializó en un Decreto Supremo, tomado razón por la Contraloría General de la República. Además, solicité el permiso reglamentario al Senado, al que pertenezco, con expresa información a su Presidente y, en el hecho, todo mi pasaporte fue tramitado por esa Corporación. Las formalidades cumplidas a mi respecto para el nombramiento de esa condición de Embajador Especial no sólo eran iguales a las que habían ocurrido en mis viajes anteriores a Inglaterra, sino que correspondían a las habituales que ha practicado desde siempre el Ministerio de Relaciones Exteriores. Y según la propia información dada por ese Ministerio, nunca había recibido un desconocimiento como el que ocurrió en mi situación, por las razones y en las condiciones que con posterioridad a mi arribo formalizó el Foreign Office. Y digo con posterioridad, porque de acuerdo con los trámites cumplidos por el mismo Ministerio y por la Embajada aquí en Inglaterra, el inicio de la práctica ya acostumbrada para el tratamiento de esa condición diplomática se había materializado desde el primer momento de mi arribo, con la apertura del Salón VIP.

- En el país se habló mucho acerca de las circunstancias y del momento en que se realizó su detención. ¿Podría relatarnos lo sucedido?

Yo estaba internado en una clínica a la que tuve que acudir por haberse agravado una dolencia a la columna que afectaba mi capacidad de caminar y que era muy dolorosa. Allí se dispuso que debía ser operado y cuando me encontraba recién con las inyecciones postoperatorias -a medianoche- y con los efectos de los calmantes, recibí el impacto de la notificación que la policía me hizo de estar detenido. Todavía me cuesta asimilar la manera brutal en que se llevó a efecto esta notificación, sobre todo porque se pudo haber efectuado perfectamente unos días después, cuando hubiera estado más recuperado y en una hora normal. Es muy difícil no pensar que no se me quiso infligir un vejamen.

- Si hubiera podido prever lo que le pasaría desde el momento en que decidió abrazar la carrera militar, ¿volvería a tomar ese camino?

No me cabe ninguna duda, porque en mi caso he sentido siempre la presencia de una vocación, una especie de llamado como natural a todo lo que significa la carrera militar, que más que una carrera es una vida porque compromete a la persona entera y, de paso, a la propia mujer y la familia. Es un tipo de consagración.

- Su formación militar parece haberlo ayudado mucho en las actuales circunstancias...

Ciertamente. Los soldados chilenos somos formados en una serie de virtudes. Entre ellas, la fortaleza, el espíritu de sacrifico y el amor a la Patria son ejes básicos. Ese bagaje valórico, reforzado por mi fe en Dios, me ha permitido mantenerme firme y enfrentar las injusticias y los ataques que estoy sufriendo, sin doblegarme.

El cautiverio

- General, ¿cómo pasa los días? ¿Cuál es su rutina cotidiana, considerando las restricciones a que está sometido?

Los militares somos muy ordenados y planificados. He ido elaborando un programa de actividades con varios objetivos. Por un lado, me mantengo informado de los acontecimientos de Chile y de mi situación jurídica particular. Por otro, también estoy dedicado a trabajar en una serie de escritos personales. Igualmente realizo ejercicios físicos de recuperación y mantención, y también debo dedicar un tiempo para recibir y conversar con las múltiples visitas que he tenido durante todos estos meses. Sin duda ellas me reconfortan, al apreciar muchos sentimientos de amistad y adhesión. Además, yo soy un hombre de fe, creo que esto me lo manda Dios como una prueba, como le mandó a O'Higgins la prueba de su destierro, y si quiere me sacará de aquí o me dejará aquí. Yo ya estoy en las finales de mi vida. A veces me siento en un sillón del living que es muy cómodo, a pensar y meditar, a veces rezo y a veces no rezo. Pero tengo fe y eso es lo que me alivia todo.

- ¿Qué sentimiento define mejor lo que siente en este momento: impotencia o resignación?

Descarten en forma absoluta el de resignación, en cuanto significa ponerse en las manos y voluntad de poderes políticos o de justicia extranjeros, sin competencia. Respecto del sentimiento de impotencia, sin duda que es quizás uno de los que más me afectan, como también creo que es el que más afecta a mis compatriotas. El sentirse objeto de un abuso de poder, que es lo que en definitiva se ha presenciado en mi caso. Se han valido de una relación de fuerza que en lo material nos es desfavorable para intervenir en asuntos que son propios de nuestra condición de Estado independiente y soberano.

- ¿Cuál es su apreciación de su situación actual?

La respuesta es compleja porque se superponen varios planos y escenarios. De hecho la batalla jurídica se lleva a efecto aquí en Londres, en Madrid y en Santiago. Y, por otro lado, hay aspectos políticos e ideológicos en juego cuyos alcances resultan difíciles de precisar.

El futuro inmediato

- ¿Qué se avecina en el área judicial?

En este momento está en curso el proceso por la extradición, luego de haber pasado por una serie de etapas que ya se conocen y que incluyen el recurso de amparo en mi favor acogido unánimemente por la High Court, revocado por el Comité Judicial de la Cámara de los Lores en un fallo en que decidió el voto de Lord Hoffman y que hubo de ser revisado, por las implicancias que éste tenía en la causa. Y por ello, la misma Cámara debió constituir una Sala especial nueva para decidir la cuestión. También han estado los dos pronunciamientos del Ministro Straw, después de cada una de estas sentencias de los Lores, siendo su resolución en ambos casos favorable a que continúe el proceso de extradición. Los abogados me han dicho que agotarán todas las gestiones posibles y que tienen confianza en que a través de ellas recuperaré la libertad.

- ¿Y qué cree usted?

En realidad ya no sé mucho a qué atenerme, por cuanto los aspectos judiciales hasta el momento han sido de dulce y de agraz y forman parte de una materia compleja, que no domino. Además, después de lo acontecido con los fallos de los Lores, respecto de los cuales me había hecho esperanzas de que ratificaran lo resuelto por la High Court, mi confusión ha aumentado.

- ¿Piensa, entonces, que aquí hay un problema político?

Para nadie es un misterio que la privación de libertad que me afecta ha sido ordenada por efecto de la acción de un juez español de reconocida militancia socialista. Ese juez se ha nutrido de antecedentes proporcionados por militantes de partidos de izquierda chilenos y por organizaciones internacionales del mismo espectro. Incluso cuando me detuvieron no había una resolución judicial válida; la que se utilizó estaba mal extendida y tuvieron que rehacerla. Entonces, me tomaron prisionero sin tener derecho. Habría que ser muy ingenuo o adolecer de mala fe para pensar que todo esto es un problema circunscrito a lo judicial. En todo caso, en la situación en que me hallo las vías que deben agotarse - además de las judiciales- son las políticas y también las diplomáticas.

Vías humanitarias

- A su juicio, ¿qué autoridades en forma más directa son las responsables de impulsar las gestiones para resolver su situación? ¿El Presidente de la República y el Ministro de Relaciones Exteriores, por corresponderles lo que atañe a las relaciones internacionales; o el presidente del Senado, quien preside la Corporación de la cual usted es miembro? Bueno, desde este lugar de encierro en que me hallo, es difícil tener una percepción justa. Desde luego, el señor Presidente de la República ha manifestado siempre que es un problema de su preocupación y ahora en el mensaje del 21 de Mayo pasado, incluso se puso como propósito obtener una solución definitiva en el lapso que le resta de su mandato. El ex Canciller Insulza también siempre ha declarado que ha hecho todo lo posible, lo que ha reiterado como balance de su actuación al cambiar ahora de ministerio. El presidente del Senado hizo un viaje especial a Europa y anduvo cerca de aquí. Y, lamentablemente, aun así, nada se ha logrado.

- Y, en el plano diplomático, ¿cómo recibió las gestiones hechas en su favor por El Vaticano?

Yo se las agradezco a Su Santidad, sé que ha estado preocupado y que hay oraciones especiales por mí. Sin embargo, hay que tener presente que éste es un país anglicano, que tiene su propia religión, en que el Jefe de la Iglesia es la Reina. En consecuencia, aquí no tienen la misma consideración que nosotros tenemos por el Santo Padre y que fue lo que nos llevó a poner en sus manos, por ejemplo, la solución del diferendo austral. Sólo me queda agradecerle. Los creyentes aceptamos, aunque la prueba de Dios ha sido más larga.

- ¿Cuál es su opinión respecto de la invocación de razones humanitarias como vía para resolver la situación que le afecta? Le preguntamos esto, ya que ha habido mucha controversia en Chile acerca de la posición que usted tiene sobre esta alternativa. Yo no cierro las puertas a esa alternativa y agradezco las gestiones que se han hecho en ese sentido. Lo que ocurre es que el término 'razones humanitarias' aplicada a mi persona me contraría. Es distinto para el caso de otra persona con otra formación. Imagínense que yo ingresé al Ejército a los 15 años y me retiré de 80. Son 65 años durante los cuales se me enseñó a controlar y ocultar mis males y debilidades. A los 84 años es evidente que tengo problemas, mi marcapaso, mi diabetes y mi reciente operación a la columna son circunstancias que me afectan, pero por mi formación militar, muchas veces hago un esfuerzo por sobreponerme a esas dolencias y por poder cumplir con mis deberes. Sin embargo, ante lo que ustedes me preguntan, si ésa es la única forma de resolver esta injusta situación por la que atravieso y en que se han conjugado tantas acusaciones infundadas en mi contra, no se puede descartar la vía humanitaria.

Defensa de la soberanía

- ¿Cree que las gestiones que se realizan para obtener su liberación pueden verse afectadas dependiendo del resultado electoral de diciembre próximo, o existe conciencia de que se trata de un asunto de Estado?

No quisiera involucrarme ni pronunciarme sobre el tema electoral, ni sobre uno ni otro candidato. En realidad, lo que más me preocupa no es tanto mi situación personal, sino la imagen y la dignidad de Chile ante la comunidad internacional. Aquí estamos en presencia de un problema en que está en juego nuestra condición de Estado independiente. Está siendo agredida nuestra soberanía nacional, porque nuestra capacidad de autodeterminarnos y de regirnos por nuestras propias leyes y tribunales está siendo no sólo cuestionada, sino que atropellada. Como patriota estimo que ello resulta inaceptable para todo chileno. Para llevarlo a un ejemplo bien concreto: no es posible que se hayan elaborado listas de compatriotas a quienes se amenaza con detener tan pronto crucen las fronteras de Chile, condenándolos de este modo por anticipado e imponiéndoles una verdadera restricción permanente de libertad.

- ¿Y cómo evalúa la actitud de los chilenos frente a esta situación y la acción del gobierno en defensa de nuestra soberanía?

Creo que se han hecho gestiones y esfuerzos que son valiosos y que demuestran que se ha tomado conciencia del problema, pero también advierto que en la medida que pasa el tiempo, se va produciendo una especie de acostumbramiento e indiferencia. Todo ello contribuye a que se consolide la afrenta que se ha infligido al país. Ello es grave; hay que recordar que de acuerdo a la Constitución Política, es deber de todo chileno defender la soberanía nacional, especialmente para quienes son autoridades.

- ¿Qué opina de la carta que recientemente dirigió el canciller español, Abel Matutes, a la opinión pública chilena procurando hacer ver que la situación que a usted le afecta es absolutamente independiente de la voluntad del gobierno español y que aún más, ese gobierno ha estado y está impedido constitucionalmente de actuar, por tratarse exclusivamente de un problema judicial?

Perdónenme, pero yo he sido Presidente de la República. Sin entrometerse en el ámbito propio de la justicia, los gobiernos tienen maneras de anticiparse a este tipo de problemas. Porque es evidente que España no tiene jurisdicción para juzgarme y los tribunales españoles no habrían podido extralimitarse como lo han hecho sin la participación de sus autoridades de gobierno. Ellos se han arrogado un derecho que claramente no tienen.

Desclasificando su visión histórica

- Estados Unidos acordó desclasificar un conjunto de documentos sobre la participación del gobierno norteamericano en los hechos sucedidos en Chile entre 1968 y 1978. ¿Qué le parece que de estos sólo se hayan dado a conocer los correspondientes al período 73-78 y se haya postergado para una fecha incierta la difusión de los relativos a la etapa 68-73?

Cuando se quiere hacer alguna jugarreta se buscan muchas artimañas. Fíjense que lo lógico es que primero hubieran abierto los documentos que correspondían al período del presidente Frei Montalva y de la Unidad Popular, de lo contrario se dificulta la comprensión de lo ocurrido con posterioridad en nuestro país. Pero, como que quieren juzgarlo a uno a la luz de otro momento, porque no estamos viviendo las circunstancias de esos años, las que incluso se silencian, se omiten y distorsionan. Y de hecho esas circunstancias eran conocidas por Estados Unidos. Yo mismo recibí a representantes de ese gobierno en 1973 y se las expliqué.
La elección presidencial de 1970 se había verificado de acuerdo con la Constitución y correspondía reconocer a la autoridad elegida en esa forma por el pueblo. Mientras el nuevo gobierno se ajustara a ese Estado de Derecho no cabía sino respetar el ejercicio del poder, cualquiera hubiera sido la discordancia conceptual o valórica que hubiese existido y los temores avalados por la experiencia mundial que se tenían.
Como ustedes saben, no fueron las Fuerzas Armadas y las Fuerzas de Orden las que tres años después decretaron la ilegitimidad en que había incurrido la Unidad Popular, sino que los otros dos Poderes del Estado: el Legislativo, a través del Acuerdo de la Cámara de Diputados del 22 de agosto de 1973, y la Corte Suprema, mediante recriminaciones y denuncias en contra del incumplimiento de sus resoluciones por parte del Poder Ejecutivo. Además de la Contraloría General de la República; y sin contar con los pronunciamientos de casi todas las entidades de la sociedad civil, como los partidos políticos, colegios profesionales, gremios, etc.

- ¿Cuál fue el factor decisivo para resolverse a intervenir?

Fue precisamente ese Acuerdo de la Cámara de Diputados que emplazó literalmente a las Fuerzas Armadas para que pusieran término a los atropellos al Estado de Derecho que denunciaba, aludiendo para ello a las obligaciones que emanaban del juramento con que se consagra la profesión castrense. Y como quedó claro que el Gobierno de la Unidad Popular no estaba dispuesto a someterse a la legalidad, después de declararse terminada toda posibilidad de diálogo sobre la materia, no quedaba otra alternativa a las Fuerzas Armadas, encargadas de preservar la integridad física y moral del país que pronunciarse ante el proceso de destrucción que sufría Chile. Y eso fue lo que se hizo el 11 de septiembre de 1973.

- ¿Descarta, entonces, cualquier caudillismo o vocación golpista?

Evidentemente, tal como les he dicho, en la historia del Chile republicano, el apego de las Fuerzas Armadas a la juridicidad ha sido una característica distintiva de ellas y de su esencial profesionalismo, ajeno por completo a todo caudillismo o vocación golpista.

- ¿Pensó usted en algún momento que el pronunciamiento de 1973 podía fracasar?

Así es, y por muchas razones La característica que le acabo de recordar de nuestras Fuerzas Armadas es parte de la forma de ser del pueblo chileno, en cuanto a madurez cívica y respeto por la institucionalidad jurídica. Ello marca una tendencia muy fuerte y por lo mismo muy difícil de ser sobrepasada. Pero en verdad se había llegado a una situación realmente límite que es lo que hoy muchos sectores o países no logran comprender. No sólo fue una apreciación de las Fuerzas Armadas, sino que claramente más de dos tercios de la población chilena, incluidos sus correspondientes partidos políticos, habían llegado a esa conclusión, sin perjuicio del parecer de los Poderes Públicos.

Incomprensión internacional

- Pero, podría decirse que en un breve tiempo la crisis estaba superada...

Muy lejos de eso. No se olviden que los sectores gobernantes que formaban la Unidad Popular estaban regidos por los conocidos dogmas socialistas de que su revolución era inevitable y que una vez que se iniciaba con la toma del gobierno era irreversible hasta llegar al "poder total". Y de acuerdo con su ideología consideraron al pronunciamiento y a la reacción del pueblo chileno como un "mero traspié", el que debía ser prontamente superado. De ahí la famosa frase de Breznev cuando decidió invadir Afganistán, país que había caído en un gobierno parecido al de la Unidad Popular: "No queremos que nos suceda lo mismo que a Chile". Incluso, hemos conversado mucho con los europeos que me visitan sobre los traumáticos casos de Checoslovaquia y Hungría, casos que fueron repetidos en el proceso de avance territorial del Imperio Soviético. Ahora, todo el discurso político de la revolución que pretendió la Unidad Popular tuvo siempre un carácter amenazante: o se aceptaba pacíficamente la transición al socialismo marxista o sobrevenía lo que llamaban la "violencia revolucionaria", que fue la que explicitó el Partido Socialista en sus conocidas definiciones previas al triunfo de 1970. Eso significaba uso de las armas y dominio por las armas. De manera que cuando sobrevino el pronunciamiento no podíamos fracasar. Un fracaso hubiera significado una regresión mortal y en aquel entonces mirada como para siempre. Se trataba de la supervivencia del Chile soberano. Su defensa está en la razón de ser de las Fuerzas Armadas y de todo patriota. ¿O ustedes creen que si hubiéramos tenido fronteras con la URSS, como tenía Afganistán, la reacción política y militar de los soviéticos habría sido distinta a la suerte que corrió ese país? Creo que si sólo una parte de éstos y otros cientos de antecedentes fueran conocidos es evidente que la opinión sobre la realidad chilena pasada y presente sería mucho más equilibrada y justa.

- ¿Cree que ese desconocimiento de la historia política chilena aquí en Europa influye en la situación que lo afecta?

Evidentemente, pero no se trata sólo de ignorancia de nuestra tradición política e institucional. También ocurre que muchos de los actuales gobernantes del continente europeo - como jóvenes de aquellos años- se entusiasmaron con los planteamientos y el discurso político de la Unidad Popular, que afirmaba representar el primer intento en la historia del marxismo de "hacer la Revolución" en democracia y en libertad y que en términos populares se tradujo en el conocido eslogan de "con empanadas y vino tinto". Por eso, cuando vino la intervención militar la campaña de desinformación pudo prosperar tan fácilmente. La verdad, es que no nos perdonan haber detenido el avance marxista, y hay afanes de venganza en mi contra, en Chile y en el mundo socialista internacional, que creen haber encontrado ahora la oportunidad para darles curso.

- ¿Por eso algunos han afirmado que este episodio trascendería su persona?

Indudablemente. En el fondo, aquí se está queriendo sembrar ante la opinión pública internacional la idea de que el gobierno militar no fue la reacción de un pueblo que no estaba dispuesto a dejarse sojuzgar por el dominio extranjero. Hay una intención muy profunda de querer cambiar la historia de Chile.

- Desde esa perspectiva, ¿qué le parecen unas recientes reflexiones formuladas a la revista Caras, por el senador José Antonio Viera-Gallo?, que parecen muy pertinentes tanto en relación con los hechos que usted relata como con la disposición de espíritu que pareciera requerirse de todos los involucrados para superar las confrontaciones de nuestro pasado: "No creo que el único responsable haya sido Pinochet y la gente que dio el golpe de Estado. Nosotros sembramos las semillas que fructificaron en Pinochet. Es verdad: hemos pagado nuestras culpas, muchos de nosotros vivimos el exilio, perdimos amigos, en fin... pero sin duda que quien siembra vientos cosecha tempestades, y nuestra generación sembró vientos. (...) Entonces, no es el momento de tirar la primera piedra. Tengo claro que, al menos yo, quiero contribuir a la reconciliación y a reparar en parte los males que causé". Sin duda dice algo verídico. Me alegro que lo haya dicho. Lo importante es ser capaz de pasar de las palabras a los hechos. El tuvo una actuación bastante controvertida durante el gobierno de la Unidad Popular y por lo mismo, es muy valioso y eso hay que decirlo.

Unidad nacional y reconciliación

- General, ¿qué le parece que habiendo sido usted - junto al actual presidente del Senado- uno de los gestores del acuerdo para establecer el Día de la Unidad Nacional que se celebrará por primera vez el próximo mes de septiembre, sea probable que no esté presente en dicha celebración?

Efectivamente, yo creo que no voy a poder estar. Miren, yo he sido de las personas que más he tratado de ayudar a la reconciliación. Porque los países no viven del pasado, éste marca un rumbo y señala hechos que debemos procurar no repetir. Por eso contribuí a reemplazar el feriado del 11 de septiembre por el día de la Unidad Nacional, que ha de celebrarse el primer lunes del mismo mes. En eso estaba totalmente de acuerdo Zaldívar y a pesar de las dificultades que tenía en ese momento para caminar, fui hasta la testera para firmar el acuerdo. En fin, creo que no voy a poder estar presente para esa celebración, pero mi espíritu va a estar allá.

- Actualmente, muchas personas en Chile han manifestado la necesidad de alcanzar un acuerdo para solucionar definitivamente los problemas pendientes de la transición, en especial los referidos a los derechos humanos. El Comandante en Jefe de la Armada, Almirante Jorge Arancibia, ha hablado de la necesidad de constituir una comisión de hombres buenos, entre otras propuestas que se han conocido. ¿A su juicio, qué elementos no pueden estar ausentes en una iniciativa de este tipo si realmente se quiere que ésta prospere?

Cuando uno estudia la Guerra Civil del 1891, que fue muy sangrienta y a la cual le sucedieron varias amnistías, y se da cuenta que lo más importante para sanear las heridas fue el olvido. Esto yo se lo dije al entonces Presidente Aylwin. Si todos los días se están reviviendo y recordando hechos dolorosos para todos los chilenos -porque aquí se sufrió en ambos lados- no vamos a superar nunca esta situación. La gente tiene que olvidar, es difícil, pero no imposible. Entonces, independientemente de la forma que se le quiera dar a una solución, lo importante es la disposición espiritual a superar el odio que albergan muchos y la enemistad que sembró la lucha de clases en el pasado. En ese sentido, es preocupante ver como algunos quieren borrar la Ley de Amnistía, en circunstancias que fue dictada precisamente con un ánimo pacificador.

- ¿Cree que hay temas constitucionales que se consideran pendientes y que se requieren abordar en un eventual acuerdo?

Miren, Inglaterra tiene una constitución que es la Carta Magna, que lleva varios siglos de vigencia. Yo creo que nuestra constitución, que en el fondo viene desde 1833, ha sufrido muchas modificaciones. De hecho se le hicieron varias modificaciones cuando asumió el Presidente Aylwin. Pero yo no veo que haya que hacerle nuevos cambios, esa es mi opinión. Ella ha dado resultados, ha permitido elecciones libres y un normal funcionamiento del país.

- Ya que el fortalecimiento de la unidad nacional ha sido una preocupación durante su vida: ¿Qué opinión le merecen los conflictos que se han suscitado últimamente en Chile con algunos sectores del pueblo mapuche?

Frente a este problema, creo en primer lugar que hay que conversar con los caciques, porque son la gente más ponderada. Yo tuve la oportunidad de estar con ellos muchas veces. A mí se me nombró Lonco y después Lonco Fu Uta Lonco, que es el grado superior. Hay que tomar contacto con ellos, hay que hablarle a la gente, ellos no son indios, son chilenos. En consecuencia, el trato tiene que ser igual y hay que solucionarles sus problemas. En este caso de los mapuches yo veo la presencia de elementos preparados - no sé por quién- que van allá a sublevar a esas comunidades. Y ese no es el camino para resolver sus carencias.

Esperanzas en el horizonte

- ¿Cómo visualiza su futuro regreso al Senado, en que probablemente no será ya el único senador vitalicio, pues en marzo próximo debiera incorporarse el Presidente Frei en esa calidad?

En general, en el Senado se trabaja con mucho respeto, aunque se tengan ideas distintas. Yo no veo que vaya a tener ningún problema. Cada uno defiende sus posiciones e ideas cuando se discuten los proyectos de ley, unas veces se puede coincidir y en otras no. Hoy en día yo me mantengo al tanto de las iniciativas relevantes que se discuten y reviso los respectivos informes.

- Para terminar estas conversaciones, quisiéramos preguntarle, general, ¿cuál considera usted que ha sido su principal legado político para nuestro país?

Amar a Chile, pero no por sobre todas las cosas, porque primero se ama a Dios. Luchar por Chile, actuar con las ideas chilenas y desarrollar nuestras actividades para bien de Chile.


MENSAJE DE AUGUSTO PINOCHET AL SENADO, VIRGINIA WATER, 11 DE SEPTIEMBRE DE 1999

Honorable Senador
Don Andrés Zaldívar Larraín
Presidente del Senado

Valparaíso, Chile.

De mi consideración:

En esta fecha, que me recuerda la decisión más trascendente de mi vida, me dirijo a US. y, por su intermedio, a los honorables senadores de la Corporación de la cual formo parte, en virtud de las normas que rigen nuestro ordenamiento institucional.

Privado de libertad, impedido de ejercer las funciones de mi cargo, sometido a un largo trámite judicial en Londres que ha ido provocando el quebrantamiento de mi salud, he creído pertinente dar a conocer el testimonio adjunto, para que sea conocido en el Senado, representación superior del Poder Legislativo de mi querida Patria. Lo anterior, por encontrarme impedido de hacerlo en forma personal, cuando en el país se desarrollan acontecimientos de vital importancia para su futuro.

En éste, no pido ni exijo nada, tampoco busco protagonismo alguno. Por el contrario, sólo me anima contribuir en la reflexión que en Chile se está haciendo. En tal perspectiva, hago votos porque los esfuerzos de todos los sectores logren el propósito que los inspira.

Espero que mis palabras, como asimismo la actitud que reflejan, cooperen a fortalecer la democracia, obtener la unidad nacional, recuperar el derecho de enfrentar nuestros problemas y aspirar a que se obtenga el desarrollo pleno de los chilenos, objetivos que han motivado siempre las resoluciones que he adoptado.

Lo saluda atentamente, al señor Presidente del Senado

Augusto Pinochet Ugarte

Senador de la República

Virginia Water, 11 de septiembre de 1999.

Lejos de la patria, como consecuencia de una injusta detención, pero con el corazón puesto en Chile, he creído conveniente entregar un testimonio, en momentos que se observan en el país alentadoras señales en procura de restañar heridas del pasado que no se han podido cicatrizar.

Lo expreso como el actor que, a raíz del colapso de los consensos básicos, el quiebre de la institucionalidad, y los requerimientos mayoritarios de los principales sectores de nuestra sociedad, le correspondió encabezar la importante misión de asumir la conducción política del país. En esa perspectiva, a las FF.AA. y Carabineros, se les han imputado determinadas acciones, acaecidas en un ambiente de violencia y lucha armada, difícil de comprender ahora con las concepciones y modelos de vida que en el mundo y en Chile se han impuesto, exigiéndoseles respuestas a interrogantes que no pueden satisfacer en los términos que se les demandan.

No obstante lo anterior, y conociendo de su firme compromiso con los superiores intereses nacionales, no me cabe duda de que harán todos los esfuerzos necesarios que contribuyan a la unidad de los chilenos, como también tengo la certeza de que lo harán, con mayor propiedad, quienes hemos pasado por sus filas, testigos de momentos que para las actuales generaciones no es fácil reconstituir.

Sin embargo, en el proceso de revisión histórica, indispensable de efectuar en Chile, es imperativo cautelar el honor de dichas instituciones, mantener el apoyo de la sociedad a la cual se deben, y evitar juicios descalificatorios.

La serena reflexión a la cual me he visto obligado en estos largos y duros meses lejos de la Patria, me permite estar en condiciones de emitir un juicio como el previamente expuesto, que sólo busca contribuir a la concordia nacional.

Durante ellos, resignado por mi confianza en Dios, percibo cada vez más cerca el ocaso en que mi contribución pudiera ser útil, para permitir sea pronto una realidad aquello que, por diferentes circunstancias, no me fue posible lograr en el ayer, como tampoco lo ha sido para los gobiernos que me sucedieron. Estoy convencido de que todo resulta posible cuando existe la voluntad de vencer obstáculos atentatorios contra el normal desenvolvimiento de nuestra sociedad, cuyos orígenes se remontan a críticos episodios de su historia.

Fundamento mi convicción en mis propias experiencias frente a situaciones complejas que debí enfrentar y solucionar con la generosidad de los chilenos, como lo fueron, principalmente, las tensiones internacionales de la década del '70, las crisis económicas, la reconstrucción de la democracia y la entrega a Chile de una institucionalidad moderna y sólida.

Dentro de ese contexto, una de mis principales preocupaciones fue la preservación de la paz para evitar víctimas inocentes a consecuencia de la guerra, como asimismo mi permanente espíritu de generar condiciones de vida orientadas a superar las dramáticas confrontaciones que nos separaron.

Cada una de ellas parecían tareas imposibles. Sin embargo, tuvimos la fortaleza para asumirlas, enfrentarlas y salir airosos, lo que permitió que juntos construyéramos las bases políticas, económicas y sociales que hoy identifican a Chile como un país capaz de alcanzar el desarrollo pleno.

Sería lamentable que, confundidos por dolorosas e irreversibles situaciones del pasado, no lográramos llegar a ese objetivo.

Desde estas distantes latitudes hago fervientes votos para que todos los chilenos contribuyan al encuentro con la verdad de la historia y la auténtica unidad del país, que únicamente puede surgir de las más profundas y sublimes virtudes del espíritu.

A dicho esfuerzo estoy dispuesto a sumarme aunque mis capacidades se vean limitadas por las circunstancias en que me encuentro.

En ese ánimo declaro sinceramente que en mi alma no existen odio ni rencores. Es más, el dolor de quienes han sufrido no me fue ajeno en el pasado y menos lo es hoy. Lamento todas las situaciones de beligerancia y hechos de violencia que lo causaron.

¡Esta es una tarea de todos y es el momento de asumirla con una actitud distinta!

No podemos negar que quienes hasta ahora hemos sido protagonistas de este período de nuestra historia, no hemos sido capaces de materializar iniciativas suficientes, generosas y creativas que eviten traspasar el problema a generaciones que merecen disfrutar el Chile verdadero que, sin duda, ya ha sido construido.

Lo hago en mi condición de soldado, sin buscar protagonismo alguno, forjado en los valores y principios de la carrera de las armas, uno de cuyos imperativos es asegurar la soberanía y la unidad nacional.

Lo hago pensando en el bien de las generaciones presentes y del mañana, anhelando que cada familia de mi patria, a la que sigo y seguiré amando más que a mi propia vida (sic).

Lo hago, por último, en circunstancias particularmente difíciles, cercano al límite de mis fuerzas, rogando a Dios que ilumine a quienes tienen la responsabilidad de conducir los superiores destinos del país para que propicien todo aquello que permita la pacificación y el reencuentro entre los chilenos.

Augusto Pinochet Ugarte

Senador de la República


MENSAJE DE AUGUSTO PINOCHET POR SU CUMPLEAÑOS, 26 DE NOVIEMBRE DE 1999

Queridos amigos y amigas:

Al cumplir hoy 84 años de vida, he querido a la distancia saludarlos a todos ustedes, con un sentido abrazo y junto a ello, agredecerles la precupación y el constante apoyo que han tenido por mi persona, lo que ha sido un gran estímulo en lo moral.

Sepan queridos amigos, que los generosos gestos y testimonios de solidaridad recibidos de ustedes desde la Madre Patria durante estos largos meses de cautiverio me llenan de fortaleza y de renovadas esperanzas para continuar luchando día a día por un pronto regreso a mi Chile querido.

Esta prueba a que me ha sometido mi buen Dios, puede parecer injusta, no obstante, es aceptada dadas las creencias de mi fe, pues sé que es su voluntad. Las calumnias de las que he sido objeto, sólo las someto a tribunales imparciales, pues mi conciencia está tranquila e inocente.

Desde el 16 de octubre de 1998, fecha en la cual fui sorpresivamente detenido en estado posoperatorio y hasta hoy he sido deshonrado y vejado por tribunales españoles en un secuestro que parece no tener fin. Sin embargo, mis principios se han mantenido fiel a los fundamentos que implica el servir en el Ejército y por ende, a Chile por 65 años.

Al abrazar a tantos amigos en este día tan importante para mí, pido al buen Dios que los colme de felicidad y que algún día pueda ver las luces de la libertad en nuestro amado Chile, para así trabajar juntos por su grandeza.

Viva Chile.


SALUDO DEL EX PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA AUGUSTO PINOCHET EN EL "DÍA DE LA UNIDAD NACIONAL", 4 DE SEPTIEMBRE DE 2000

En el día de hoy, quiero expresar a cada hombre y mujer de mi querida Patria, que abrigo en mi corazón la firme esperanza de que nuestras divisiones y dolores del ayer sean superados fijando nuestra mirada en el futuro, en beneficio de las nuevas generaciones.

¡Ellas están demandando esta actitud generosa de quienes las vivimos en el pasado!

En el convencimiento de haber querido lo mejor para mi Patria, con toda humildad pido a Dios que le dé a mis compatriotas la sabiduría necesaria para superar los conflictos del ayer y contribuir a un futuro de paz, unidad y progreso, procurando que la obra lograda con tanto esfuerzo y sacrificio de todos los chilenos, no se ponga en riesgo, perdure y se consolida en el tiempo.

¡Viva Chile!

CARTA DE RENUNCIA AL SENADO, 04 DE JULIO DE 2002

Honorable Senado:

Contiendas civiles absolutamente ajenas al quehacer del Ejército de Chile, me impulsaron a actuar, en Septiembre de 1973, en defensa de la soberanía, la seguridad nacional y la paz de nuestro pueblo.

Sin otro norte que superar la desintegración y decaimiento de la nacionalidad, ejercí el mando supremo de la Nación durante dieciséis años y medio, poniendo mi cargo a disposición de la ciudadanía cuando Chile contaba con una institucionalidad sólida y una organización social y económica que aseguraba la continuidad jurídica y el desarrollo integral de la patria. Se reconstruyó así, no sin sufrimiento de todos los sectores, el régimen democrático y se devolvió al pueblo su derecho a decidir su propio destino.

Desde entonces he aportado todas mis energías para que las instituciones no sean nuevamente destruidas y nuestro país consiga progresar en armonía, a través de un esfuerzo mancomunado de todos sus hijos, sin exclusión alguna.

La obra realizada por mi Gobierno será juzgada por la Historia. Aún subsisten demasiadas pasiones entre nuestros conciudadanos para esperar de ellos un veredicto objetivo, sereno y, sobre todo, justo. Por lo mismo, tengo la conciencia tranquila y la esperanza de que en el día de mañana se valore mi sacrificio de soldado y se reconozca que cuanto hice al frente de las Fuerzas Armadas y de Orden no tuvo otro fin que no fuera la grandeza y el bienestar de Chile.

Problemas de salud insuperables y el implacable paso de los años, me imponen el deber de hacer dejación de mi cargo de Senador vitalicio instituido en nuestra Constitución, aprobada por la gran mayoría del pueblo chileno en 1980. No sería consecuente con mi conducta y mis ideales si mantuviera dicha dignidad, imposibilitado, como me encuentro, de desempeñarla con la responsabilidad y eficiencia que se requiere. Creo, por lo mismo, que el interés de Chile me exige este renunciamiento, tanto más si con ello presto una contribución a la paz política y social del país.

Honorable Senado: sólo aspiro a que los últimos días de mi vida sigan siendo un claro testimonio de mi amor entrañable a Chile, a quien he entregado la plenitud de mis energías más allá de todo sacrificio personal, movido sólo por el bienestar y felicidad de sus hijos. Al alejarme de la actividad ciudadana, no abrigo otro sentimiento que una inmensa gratitud hacia nuestro pueblo, hacia mis compañeros de armas y, por sobre todo, a la voluntad de Dios, que, en medio de una dura encrucijada histórica, me brindó la oportunidad de entregarme por entero a la construcción de un destino mejor para Chile.

Dios guarde a vuestras excelencias.

Augusto Pinochet Ugarte

Ex Presidente de la República


DECLARACIÓN POR DETENCIÓN DE SU ESPOSA E HIJO COMO CÓMPLICES DE FRAUDE TRIBUTARIO EN EL MARCO DEL CASO RIGGS, 10 DE AGOSTO DE 2005

Frente a la persecución de que está siendo objeto mi mujer, mi hijo Marco Antonio y los principales colaboradores militares de mi Gobierno, declaro:

1.- Asumo toda la responsabilidad por los hechos que investiga el Ministro Señor Muñoz y niego toda participación que en ellos pueda corresponder a cónyuge, mis hijos y mis colaboradores más próximos.

2.-Si a alguien quieren encarcelar, enjuiciando a una parte de la historia de Chile, que sea a mí y no a personas inocentes.

3.- Reitero que jamás defraudé al Estado ni obtuve provecho ilegítimo del ejercicio de los cargos que desempeñé. Entregué, por razones de prudencia, ya que sería objeto de persecución y hostigamiento político, a instituciones profesionales extranjeras los ahorros de toda mi vida. Si hubo alguna diferencia tributaria misa asesores han pagado todo lo que corresponde.

Augusto Pinochet Ugarte


CARTA DE AUGUSTO PINOCHET CON MOTIVO DE SU CUMPLEAÑOS NÚMERO 91, 25 DE NOVIEMBRE DE 2006

Estimados amigos:

Agradezco a todos ustedes, a través de mi querida esposa, el afecto que me han manifestado en el día de mi cumpleaños.

Hace 91 años nací en esta tierra maravillosa. La vida me impuso deberes duros que debí cumplir pensando sólo en el bienestar de Chile y de sus hijos. Contiendas civiles que los militares no provocamos, nos obligaron a actuar en defensa de la libertad, el derecho y la democracia, en un mundo convulsionado en que se debatía la suerte de toda la humanidad.

Debo dar gracias a Dios por tener una esposa que me ha acompañado y dado la fuerza necesaria para enfrentar los rigores de mi destino; por haber podido ver crecer a mis hijos, mis nietos y bisnietos en un país libre, pujante, moderno y admirado; y por haber evitado un enfrentamiento fratricida y reencauzado a Chile por el camino de la libertad y el derecho.

El Chile que construimos a partir de 1973, con el sacrificio de todos, ha dejado atrás la amenaza totalitaria, nos ha proyectado hacia un destino superior y nos dará el día de mañana mayor bienestar y mejores y más justos niveles de vida. Los sacrificios realizados tienen en ello una sobrada compensación.

Hoy, cerca del final de mis días, quiero manifestar que no guardo rencor a nadie, que amo a mi Patria por encima de todo, y que asumo la responsabilidad política de todo lo obrado, en la convicción que ello no tuvo otro norte que engrandecer a Chile y evitar su desintegración.

Quiero, especialmente, dar un mensaje de apoyo a mis camaradas de armas, muchos de ellos privados de libertad, que sufren la persecución y la venganza de quienes desencadenaron la confrontación cívica y la violencia que obligó a las Fuerzas Armadas y de Orden a intervenir para superar un conflicto que parecía insalvable. Gracias a su coraje y decisión, Chile pudo transitar entre la amenaza totalitaria y la plena democracia que nosotros restablecimos y de la cual gozan hoy todos nuestros compatriotas. Si al cabo de 30 años quienes provocaron el caos y el enfrentamiento se han renovado y reinsertado en un estado de derecho, no cabe reclamar castigo para los que evitaron que se extendiera y profundizara la peor crisis política, moral, económica y de identidad nacional de que se tenga recuerdo. Reitero lo que he dicho siempre: yo asumo la plena responsabilidad política de lo sucedido.

Todos los vejámenes, persecuciones e injusticias que me afectan a mí y mi familia, los ofrezco gustoso en aras de la armonía y la paz que debe reinar entre los chilenos.

Tengo la certeza más absoluta que en el día de mañana, cuando cesen las pasiones y los resentimientos, la historia juzgara con objetividad nuestra tarea y reconocerá que la obra realizará colocó a Chile a la cabeza de las naciones de este Continente.

Ruego a la Divina Providencia que seamos capaces de superar las heridas que inevitablemente dejan conmociones sociales y políticas como la que debimos enfrentar en 1973, y que se restablezca en Chile la unidad, la concordia y la paz social. Sólo así volveremos a ser grandes y sepultaremos el odio y el revanchismo.

Muchas gracias a todos Uds. por la lealtad y la gratitud que guardan para con este viejo soldado, a quien la Patria lo colocó en una encrucijada histórica que logramos resolver con el apoyo y respaldo de sus camaradas de armas y del heroico pueblo chileno.

VIVA CHILE


ÚLTIMA CARTA DEL PRESIDENTE AUGUSTO PINOCHET UGARTE A LA OPINIÓN PÚBLICA UNA VEZ FALLECIDO

"Mi destino es un tipo de destierro y soledad que jamás hubiera pensado".

"De repetirse la experiencia hubiere deseado mayor sabiduría", señala el ex gobernante.

Afirma que como Presidente y comandante en jefe actuó con rigor, pero con más flexibilidad que la que se le reconoce.

Orgulloso de toda la labor realizada pero, al mismo tiempo, afectado por los excesos y muertes ocurridas su gobierno, se manifiesta el fallecido general Augusto Pinochet Ugarte, en su "Mensaje a mis compatriotas", texto póstumo dado a conocer ayer por la fundación que lleva su nombre.

El documento fue entregado por el presidente de dicha entidad, Hernán Guiloff, quién mantuvo durante dos años el sobre sellado que recibiera de manos del propio ex gobernante junto a Luis Cortés Villa, en su parcela de Los Boldos.

La carta fue depositado en la caja fuerte de la Fundación en calle O'Brien y abierto solamente este miércoles, tras una reunión de directorio y transcurridas las exequias del general.

Los integrantes del directorio acordaron publicar hoy 24 de diciembre el documento, por constituir a su juicio un mensaje de unidad hacia los chilenos y también por su carácter histórico.

El original, escrito a máquina, será exhibido en un futuro Museo que proyecta la institución.


Texto Completo

"Mensaje a mis compatriotas, para ser difundido a mi fallecimiento.

"Chilenos, sin excepción:

"Muchas veces hice llegar mi pensamiento a ustedes durante mi vida pública. Especial recuerdo hago de mis comunicaciones desde mi cautiverio en Londres.

"Ahora, con esfuerzo, he hilvanado los siguientes pensamientos que surgen desde lo profundo de mis sentimientos y convicciones.

"Quiero despedirme de ustedes con mucho cariño. Entiendo que esto parecerá incomprensible para muchísimos, pero es así.

"En mi corazón no he dejado lugar para el odio. He recorrido muchos años y entiendo del amor y del dolor.

"Yo elegí la carrera militar por amor a la Patria. El que he mantenido sin alteración desde el primer día que entré a la Escuela Militar y, ahora, al irme de este mundo, aquel sentimiento llena mi espíritu enteramente.

"Amo a la Patria; amo a todos ustedes. Por amor se pueden hacer muchas cosas buenas y muchas malas. Acertadas y erróneas. Yo nunca imaginé entrar a la Gran Historia de mi país, pero así ocurrió.

"En transcurrir público de éste se fue transformando desde decir "en Chile nunca pasa nada", a un precipitado de dramáticos acontecimientos.

"No quiero entrar en análisis mayores, propio de historiadores pero sí hacerlo respecto a afirmaciones profesionales y humanas que son las que me interesa comunicarles a ustedes.

"Yo, como militar, percibí la gravísima y compleja situación que se avecinaba mientras avanzaba la década de los setenta.

"Nadie podrá discutir que el mundo entraba en un enfrentamiento global, ideológico y militar, al que se llamó la "guerra fría". Cada día los conflictos se agrandaban más, se calentaba más esa "guerra" y eran más complejos, en especial, para una mirada observadora militar.

"Los ángulos comprometidos en esa guerra crecían día a día y abarcaban la casi totalidad de los planos de la vida, pública y privada de la gente.

"Crecía y presionaba al hombre común ese sino tan trágico de una guerra, o tú o yo, con el agravante que el dilema se extendía a la comunidad toda internacional, algo así como una guerra total y sin cuartel.

"Un militar no podría restarse a este panorama, porque era muy sombrío, debía prepararse para lo mejor y para lo peor, ecuación clave en una estrategia profesional.

"Chile empezó a arder y se encajonaba, sin escape objetivamente, en mi concepto, a tres posibilidades (esto que lo entiendan las personas jóvenes, nacidas con posterioridad a la crisis).

-A una guerra civil, sin cuartel, "de ventana a ventana", con miles y miles de personas muertas.

-A una imposición de una dictadura llamada del proletariado, ideológica, marxista leninista, con la pérdida total de la libertad política y del Estado de Derecho;

-Y, a una reacción conjunta de civiles y militares para eliminar tajantemente las anteriores. Nadie discute que la inmensa mayoría de la población se inclinaba por ésta última alternativa.

"Chilenos, amigos sin exclusión. Una guerra internacional, o una civil, es algo atroz. Lo peor que le puede ocurrir a una sociedad. La guerra, por esto, hay que evitarla hasta donde sea posible.

"Los adultos que vivieron el tiempo del pronunciamiento militar se dieron cuenta cabal que la única opción realista era esto último.

"Hubo que actuar para cubrir eficazmente todos los ángulos de un enfrentamiento amplio, porque explícitamente los partidos de Gobierno sostenían que la vía armada era la única forma de alcanzar el poder, a la corta o a la larga.

"Creo que nunca de manera tan contundente se había amenazados una guerra civil en nuestro país o en otra parte del mundo. Si a lo anterior se agregan el sinnúmero de ratificaciones de hecho y retóricas que confirmaban tales propósitos, hicieron más explicable la intervención militar.

"Había, pues, que actuar con el máximo rigor y sostenidamente hasta conjurar cualquier extensión del conflicto que se anunciaba.

"Si no se procedía, así, la acción militar habría terminado en un fiasco, y eso hubiera provocado en el pueblo por muchos años consecuencias negativas en extremo dolorosas.

"El 73, por las citadas características del contrincante, fue preciso emplear diversos procedimientos de control militar, como reclusión transitoria, exilios autorizados, fusilamientos con juicio militar.

"En muchas muertes habidas y en los desaparecimientos de cuerpos es muy posible que no se logre jamás un conocimiento acabado del cómo o por qué ocurrieron. No se puede descargar con simpleza la responsabilidad de un sinnúmero de extralimitaciones porque no hubo un plan institucional para ello. Los conflictos graves son así y siempre serán así: fuente de abusos y exageraciones.

"¿Pero cómo tantos no han querido o podido entender la extrema gravedad de la amenaza si todo el contexto nacional e internacional avalaba su existencia?

"En los enfrentamientos habidos en la historia el resultado en cuanto a pérdidas de vidas y las deshumanizaciones son parte de su definición.

"Lo anterior no va en búsqueda de atenuantes a los excesos, sino a recordar su presencia insoslayable.

"Yo, como Presidente de la República y comandante en jefe del Ejército actué como les dije, con rigor, pero con mucha más flexibilidad que la que se me reconoce, por lo que yo siempre me refería a una "dictablanda".

"Mientras el fanatismo ideológico y armado constituyera un peligro para la estabilidad, no era posible bajar las manos.

"Chilenos todos:

"¡Cómo quisiera que no hubiese sido necesaria la acción del 11 de septiembre de 1973!

"¡Cómo hubiera querido que la ideología marxista leninista no se hubiera interpuesto en la nuestra vida patria!

"¡Cómo hubiese deseado que el Presidente Salvador Allende no hubiere incubado en su ideario el propósito de transformar a nuestra Patria en una pieza más del tablero dictarorial marxista!

"Las guerras traen dolores muy difíciles de sanar.

"Los parientes y amigos de compatriotas nuestros caídos en el enfrentamiento fratricida tendrán para siempre un recuerdo negro de lo ocurrido.

"Yo voy a misa y comulgo. Nunca dejo de pensar en las heridas abiertas.

"Cómo me gustaría andar en las calles, saludando, consolando, ayudando...

"Mi destino es un tipo de destierro y soledad que jamás hubiera pensado, y menos deseado.

"Para terminar, con toda sinceridad declaro estar orgulloso de la enorme acción que hubo que realizar para impedir que el marxismo leninismo alcanzara el poder total, y también, para que mi entrañable Patria fuera una "gran nación", como fue el lema que desde el principio inspiró a la Junta de Gobierno. De eso, nunca dudaré, sin una pizca de vacilación.

"De repetirse la experiencia hubiere deseado, sin embargo, mayor sabiduría.

"Augusto Pinochet Ugarte

"Capitán general, Ex Presidente de la República, ex senador de la República, ex Comandante en Jefe del Ejército".